Por Patricia Zappia y Mariela Lorena Gallotti
«Como es un lenguaje, muchas veces no lo entendemos. Comer y respirar es lo único que hacemos desde que nacemos». Hipócrates
«Después de una buena cena se puede perdonar a cualquiera, incluso a los parientes». James Joyce
Poca literatura hay sobre el tema de ‘Gastronomía y negocios’. Los escritos que hay se refieren mas que nada a “Reglas de Etiqueta” o al networking entre compañeros, colegas como el libro: ‘Never eat alone’ (Keith Ferrazzi).
En diferentes industrias, tradicionalmente ha sido y es importante, a fin de mantener cordiales relaciones interpersonales, salirse un poco de la rutina de cotización, orden de compra, pedido, pago para distenderse, conocerse más, celebrar algún acuerdo realizado y apostar a afianzar una relación proveedor – cliente de largo plazo.
He aquí algunos “tips” a tener en cuenta:
1) Preguntar: No a todas las personas nos gusta lo mismo. Lo ideal sería poder consultarle a nuestro invitado sobre sus hábitos a la hora de elegir qué comer, sea por gusto, salud, creencia religiosa, etc. No siempre el contexto o tipo de relación se prestan para este tipo de preguntas. Ante la duda, lo mejor es optar por un lugar de cocina internacional, o que ofrezca una carta variada.
2) La ubicación: sabiendo lo complicado que resulta manejarse por la ciudad siempre conviene elegir un restaurant de fácil acceso y que tenga estacionamiento propio, de no ser así, avisar con anticipación.
3) La atención: no sólo la comida debe ser buena, también la atención y el servicio de salón. Encontrar un lugar donde los camareros sean atentos, pero no cargosos y bajo ningún punto de vista elijamos un sistema “self-service”.
4) Aclarar quién invita: Almuerzo cortesía de…. (nombre de la empresa). Para …… ejemplo: celebrar la firma de la primer etapa del proyecto X.
5) ¿Tomar vino es un pecado?: de ninguna manera, de hecho, muchas personas lo hacen por prescripción médica. Considerando una cantidad moderada, el vino siempre debería ser una opción más dentro de las bebidas a ofrecer.
6) Usos y costumbres: En Roma, haz como los romanos… generalmente lo más apropiado es un almuerzo o algún evento dentro del horario laboral.
7) Focalizar: No llevar papeles de trabajo, pasar el tiempo distendidamente… Sobre el final: puntualizar los pasos a seguir y el objetivo del almuerzo, darle seguimiento.
Si nuestro lugar es del invitado, y no el de anfitrión: “A caballo regalado, no se le miran los dientes…”. La sutileza debe ser el “plato principal” de nuestro encuentro. No queremos ofender.
8) Sugerir: si tenemos la suerte de estar presentes en el momento en que se decide el restaurant donde se dará el encuentro, nunca nos opongamos de lleno a uno en particular, porque no sabemos si el anfitrión tiene alguna relación con su dueño, o la empresa tiene cuenta corriente y le resulta más conveniente. Podemos sugerir otros lugares, resaltando sus aspectos positivos, sin mencionar los negativos del otro.
9 Digerir: si al mirar la carta no encontramos ningún plato que nos agrade, no hagamos mención sobre el tema. Tenemos dos opciones: o elegimos el menos malo o le pedimos disimuladamente al camarero que nos prepare algo fuera de carta, alegando un “inoportuno” problema digestivo.
10) Respetar: si quien invita no tuvo en cuenta alguno de los “tips” que mencionamos al principio: Nunca tratemos de corregirlo o de tomar las riendas del asunto. Si un día nos toca tenerlo de invitado, procuremos no cometer los mismos errores.
Sentarse a la mesa es una excusa para compartir un buen momento, en todos los ámbitos de la vida. Más allá de la calidad de la comida, la decoración del lugar y el tipo de servicio, lo más importante es que todo esté dispuesto de manera tal que todos puedan disfrutar y sentirse cómodos, lo cual se va a traducir en un estado mental de felicidad que va a facilitar, la concreción de cualquier negocio que se haya fijado.