Valores

Mi nombre

Escrito por Carlos Barrio
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“Escuchando la voz con la mayor atención interior,
Me oigo en lo más íntimo de mí mismo palabras que me
dicen: «Desde el principio te he llamado por tu nombre»
Henri Nouwen, ‘Tú eres mi amado’.

Siento la brisa del viento en mi cuerpo…
en mi cara…
y cómo el día me llama a meditar dentro mío…
Miro a lo lejos y veo el sol cómo se va poniendo y toda la naturaleza se tiñe de colores ocres y amarillos que me evocan la paz, el hogar, un fuego cálido, el amor…
Vuelvo a mi infancia, a cuando era chico y vivía con mis padres en mi hogar…
Recuerdo los momentos alegres en los que jugaba y me sentía feliz…
Trato de revivir cómo me llamaban mis padres…
Escucho sus voces llamándome mientras estaba jugando…
la entonación de sus voces en los distintos momentos en que me nombraban…
si era alegre, triste, enérgica, jocosa, tierna o reclamándome algo…
el mensaje que seguía a la evocación de mi nombre…
Recorro el lugar donde estaba cuando me llamaban…
qué estaba haciendo en ese momento…
Me imagino cuando eligieron mi nombre…
los motivos que tuvieron para hacerlo…
las opciones que tenían…
la alegría que sintieron al encontrarlo, al pronunciarlo…
qué les habrá evocado a ellos elegirlo…
en qué personas pensaron…
por qué se les ocurrió…
qué sentimientos les surgieron…
Imagino la alegría que tuvieron en mi parto y cuando me llamaron por primera vez por mi nombre, aún yo sin saberlo…
cuando me inscribieron en el Registro Civil, cómo fue el trámite…
quién habrá sido la persona que dejó asentado mi nombre en los libros del Registro…
cómo era su rostro…
qué dijo en ese momento…
la alegría de mi padre al hacerlo…
Vuelvo a mi bautismo, al momento cuando el sacerdote derramó el agua bendita en mi cabeza y pronunció mi nombre junto a mis padres, mis padrinos, familiares y seres queridos…
Siento nuevamente caer el agua bautismal en mi cabeza y revivo las gracias que recibí en ese momento…
Busco sentir lo que Dios me quiso regalar en ese preciso momento de mi vida…
qué palabras, dones, gracias infundió en ese momento en mi alma y mi cuerpo, que hoy me conforman como persona y me hacen ser un ser único e irrepetible…
Pronuncio mi nombre y descubro que Dios me eligió con ese nombre desde siempre… y ahora vuelve a elegirme…
Escucho en silencio cómo Dios pronuncia con todo amor mi nombre…
y me dice “Tú eres [MI NOMBRE], mi hijo muy querido, en vos tengo puesta
toda mi predilección”…
te amo tal cual sos…
Siento que Dios y mis padres me miran y se unen en un abrazo de amor, pronunciando nuevamente mi nombre, con una cálida sonrisa…
y me llaman a ser yo mismo…
Me lleno de alegría por tanto amor recibido y que sigo recibiendo a diario, cuando las personas que me aman pronuncian mi nombre…
Voy a mis tareas cotidianas lleno de paz…

Sobre el autor

Carlos Barrio

Abogado (UBA) con una extensa carrera en el sector legal de multinacionales. Coach Profesional (Certificación internacional en el Instituto de Estudios Integrales). Posee posgrados en Harvard y UBA.

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