El papa Francisco afirmó que «las empresas deben existir para servir, no para ganar dinero», al tiempo que advirtió a empresarios católicos sobre el riesgo de «la corrupción,», a la que definió como «la peor plaga social y un fraude a la democracia», y les pidió que «traten de convencer a los gobiernos para que renuncien a cualquier tipo de actividad bélica».
«Todas las actividades humanas, también la empresarial, pueden ser un ejercicio de la misericordia, que es participación en el amor de Dios por los hombres», sostuvo el Pontífice este jueves en una audiencia a los participantes de la Conferencia Internacional de las Asociaciones de Empresarios Católicos (UNIAPAC), a quienes advirtió sobre «tres riesgos: el riesgo de usar bien el dinero, el riesgo de la honestidad y el riesgo de la fraternidad».
«Hablar de empresas nos pone inmediatamente en relación con uno de los temas más difíciles de la percepción moral: el dinero. He dicho varias veces que ‘el dinero es el estiércol del diablo'», recordó Francisco durante el encuentro en la sala Regia del palacio Apostólico del Vaticano.
«Por tanto, el dinero debe servir, en vez de gobernar. El dinero es sólo un instrumento técnico de intermediación, de comparación de valores y derechos, de cumplimiento de las obligaciones y de ahorro. Como toda técnica, el dinero no tiene un valor neutro, sino que adquiere valor según la finalidad y las circunstancias en que se usa. Cuando se afirma la neutralidad del dinero, se está cayendo en su poder», afirmó.
Existir para servir
En ese marco, Francisco sostuvo que «las empresas no deben existir para ganar dinero, aunque el dinero sirva para medir su funcionamiento» sino que «las empresas existen para servir». «Por eso, es urgente recuperar el sentido social de la actividad financiera y bancaria, con la mejor inteligencia e inventiva de los empresarios», les pidió, y los animó a «asumir el riesgo de complicarse la vida, teniendo que renunciar a ciertas ganancias económicas».
«El crédito debe ser accesible para la vivienda de las familias, para las pequeñas y medianas empresas, para los campesinos, para las actividades educativas, especialmente a nivel primario, para la sanidad general, para el mejoramiento y la integración de los núcleos urbanos más pobres», refrendó. «Una lógica crematística del mercado hace que el crédito sea más accesible y más barato para quien posee más recursos; y más caro y difícil para quien tiene menos, hasta el punto de dejar las franjas más pobres de la población en manos de usureros sin escrúpulos», denunció, y sostuvo que «de igual modo, a nivel internacional, el financiamiento de los países más pobres se convierte fácilmente en una actividad usurera».
«La peor plaga»
En ese marco, según Jorge Bergoglio «también hará falta la intervención del Estado para proteger ciertos bienes colectivos y asegurar la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales». Además, el Papa alertó a los participantes del encuentro que encabezó el cardenal Peter Turkson sobre «la corrupción», a la que definió como «la peor plaga social».
«Es la mentira de buscar el provecho personal o del propio grupo bajo las apariencias de un servicio a la sociedad. Es la destrucción del tejido social bajo las apariencias del cumplimiento de la ley. Es la ley de la selva disfrazada de aparente racionalidad social», denunció. «Es el engaño y la explotación de los más débiles o menos informados. Es el más craso egoísmo, oculto detrás de una aparente generosidad. La corrupción está generada por la adoración del dinero y vuelve al corrupto, prisionero de esa misma adoración. La corrupción es un fraude a la democracia, y abre las puertas a otros males terribles como la droga, la prostitución y la trata de personas, la esclavitud, el comercio de órganos, el tráfico de armas. La corrupción es hacerse seguidor del diablo, padre de la mentira», criticó.
La fraternidad
«Una de las condiciones necesarias para el progreso social es la ausencia de corrupción», agregó. Por último, el Pontífice recordó la importancia de «la fraternidad» y expuso a los participantes «el tema de las emigraciones y de los refugiados, que oprime nuestros corazones». «Hoy, las emigraciones y los desplazamientos de una multitud de personas en busca de protección se han convertido en un dramático problema humano», criticó antes de pedirles «ayuda» a los empresarios en esa materia.
«Por una parte, traten de convencer a los gobiernos para que renuncien a cualquier tipo de actividad bélica», les dijo. «Colaboren en crear fuentes de trabajo digno, estables y abundantes, tanto en los lugares de origen como en los de llegada y, en estos, tanto para la población local como para los inmigrantes. Hay que hacer que la inmigración siga siendo un factor importante de desarrollo», los convocó. Por último, Francisco recordó al «empresario argentino Enrique Shaw», fundador de la UNIAPAC, «cuya causa de beatificación pude promover cuando era Arzobispo de Buenos Aires». «Les recomiendo que sigan su ejemplo y, para los católicos, acudan a su intercesión para ser buenos empresarios», finalizó.
Muy buen mensaje. Ser Empresario es un don que implica una gran responsabilidad social. El dinero no es un fin sino un medio y corresponde administrarlo bien. Un dia deberemos rendir cuentas. Debemos ser concientes y no dejarnos seducir por el poder. Adentro de nosotros hay un Huesped que nos quiere guiar y consolar, escuchemosle.