Management

Trabajo feliz: del trabajo alienado al trabajo alineado

Escrito por Carolina Casiello
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Podemos diferenciar entre dos grandes grupos a las personas, e inclusivo a nosotros mismos en diferentes etapas de nuestra vida laboral, según las formas de vivir el trabajo.

Una forma es vivir el trabajo alienado según la cual el trabajo queda reducido a un simple empleo de tiempo y habilidades de la persona, en el cual las horas “transcurren” por un área de la vida, paralela y diferente de las horas que el sujeto disfruta y de las actividades que le permiten realizarse. Otra forma es experimentando el trabajo alineado, es decir con sentido de propósito, encarnando una misión personal.

La invitación es a vivir alineado con tu trabajo, transformarte en alguien que se ha encontrado con su próximo objetivo laboral, embarcado con rumbo. A ser personas que nos hemos puesto un objetivo basado en nuestra propia misión personal y que también nos hemos propuesto alcanzarlo y renovarlo en uno nuevo a lo largo de la vida.

Para encontrar la misión personal es necesario realizar un proceso para descubrir cómo, cuándo y dónde estarás haciendo aquello que realmente está vinculado a tu identidad, a tus valores y tus preferencias, alineando en un momento en un rol que te identifica plenamente.

El Dr. Csíkszentmihályi, reconocido científico dedicado al estudio del bienestar subjetivo, afirma que para disfrutar del trabajo debemos ser conscientes de la contribución a la sociedad que estamos haciendo con nuestro trabajo (para nosotros nuestra misión personal) y trabajar con el gozo de sus corazones (heart content), lo que implica perder el sentido del tiempo, que se convierte en un “presente extendido”, sintiendo que no hay futuro ni hay pasado, que estás completamente enfocado, con energía concentrada.

Para lograr una genuina transformación organizacional es preciso que las personas tomen conciencia de su responsabilidad de encontrar primero su mejor versión. Significa encontrar aquello en lo que deseen ‘convertirse’ para desplegarla en un trabajo que les permita su florecimiento al ‘vestirse con’ otros en el mismo proyecto.

Ojala podamos contribuir con transformar a las organizaciones para que sean cada vez más exitosas porque están dispuestas a invitar a ser parte de ellas a aquellas personas que han tenido la iniciativa de buscar primero su propósito personal, de tomarse el trabajo de explorar su misión, su vocación.

Para finalizar me despido con palabras de nuestro querido Enrique Shaw que hace tantos años ya tenía total claridad sobre la vinculación entre ‘felicidad’ y ‘trabajo’, que hoy se expone como novedad. Al respecto nos dice “Somos los responsables de la ascensión humana de nuestro personal. Se debe ver en cada hombre un “posible” a quien facilitar la realización. Más que darles algo nuestro hay que hacerles descubrir lo que ellos tienen de bueno, haciéndolos pensar, por ejemplo, si no creen poder hacer algo mejor de lo que están haciendo. A veces alguien no sirve por culpa nuestra. En el trabajo se debe poder desarrollar la personalidad. La empresa, consciente o inconscientemente, es un molde. Los capataces son el hombre olvidado de la industria argentina; es en eso en lo que más se falla. Forma de actuar: definir responsabilidades; trabajar mejor; premiar a quien se lo merece; facilitar el trabajo de equipo porque así se pierden menos energías; definir los objetivos y dejar en libertad sobre cómo cumplirlo siempre que no atente contra la dignidad humana; lo justo es siempre lo más conveniente… Así la gente trabaja más feliz.”

Sobre el autor

Carolina Casiello

Psicóloga (UNR). Profesora de Grado y Post Grado (UCA - Coach Ontológico (ACC – ICF). Master en PNL. Autora del libro “Rumbo al Trabajo Feliz”

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