Valores

Beneficios en la empresa

El presente extracto es un adelanto del libro ‘Un empresario en plenitud: Enrique E. Shaw’, de Sara B. Critto de Eiras. Fue extraído del Capítulo 2: Su pensamiento inspirador sobre la empresa y su misión.

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“Beneficios: ¿objetivo o motivación? (…) Además de compensación por un servicio prestado, el beneficio debe ser estímulo por los riesgos que necesariamente corre quien actúa en el campo económico -sea persona o empresa-, riesgos que son costos genuinos hasta que el futuro se haya convertido en pasado. Por lo tanto un mínimo de lucro, adecuado a los riesgos tomados, es condición absoluta de subsistencia, no sólo para el agente económico sino para toda la sociedad, pues no existe una fórmula mágica que permita vivir a una empresa acumulando pérdidas, y a menos que tomemos esto en cuenta destruiremos la capacidad de producir” (SHAW, 2010: 87-88).

“Por otra parte, hay una cierta paradoja en discutir la legitimidad del beneficio cuando el mismo constituye la materia impositiva de la cual se alimenta la mayor parte de los presupuestos públicos. Por todo ello un dirigente de empresa que deliberadamente, por negligencia o por incapacidad, no cuida el rendimiento financiero de la misma es no solamente un mal empresario sino igualmente un mal ciudadano” (SHAW, 2010: 87-88).

Las ganancias económicas son necesarias para la supervivencia de una empresa así como los alimentos y el oxígeno son necesarios para la supervivencia de un persona individual. Así como el individuo no vive para respirar y comer, las empresas no tienen como finalidad última maximizar las ganancias. Los beneficios e intereses de un sector de la empresa están subordinados y alineados a un interés superior: la unidad para alcanzar la misión o propósito de la organización empresarial que mejora la vida a los consumidores sin los cuales no hay negocio. “No subordines nunca la misión a los beneficios. Si hay oportunidades que ponen en peligro la integridad del resto de la organización, no la aceptes” (DRUCKER, HESSELBEIN, KUHL, 2016:29-32).

“Pero nótese que esta justificación del beneficio en cuanto poderoso e indispensable estímulo de la actividad productiva es muy distinto de maximizar la ganancia como objetivo de la empresa. Lo que corresponde preguntar es: ¿Cuál es el beneficio mínimo que necesita una auténtica empresa? y no ¿Cuál es el máximo que se puede ganar?” (SHAW, 2010: 87-88).

En la actualidad el sentido del éxito económico se está redefiniendo con el auge del sistema “B” por el cual las empresas no sólo buscan producir ganancias económicas sino también producir un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Para obtener el certificado “B” se requiere que la compañía no solo maximice el interés económico sino que también son evaluadas todas las relaciones de la empresa ya sea con la sociedad, los empleados y los proveedores. De este modo se coadyuva un desarrollo sostenible erradicando la pobreza ya que algunas empresas tienen un enorme poder e impacto en la sociedad.

Enrique Shaw propuso en cierta manera los objetivos de este sistema hace más de cincuenta años adelantándose con esa intuición propia de los genios. Por ejemplo durante la dirigencia general de Enrique, el médico Director de las Cristalerías Rigolleau Dr. Emilio Torre, fue distinguido con un premio en el 2do. Congreso de Medicina del Trabajo realizado en Buenos Aires con delegaciones de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Estados Unidos, Italia y Uruguay por un amplio estudio relacionado con la industria del vidrio, y en especial los métodos que se utilizan en las Cristalerías Rigolleau (Revista Rigovisor nro. 76 del Personal de octubre-diciembre de 1959) . Asimismo coinciden los testimonios sobre la preocupación de Shaw por la seguridad y bienestar de los empleados en el lugar de trabajo (por ejemplo personalmente se ocupó de pedir la colocación de una baranda en un montacargas de la fábrica ).

Sería difícil estar cerca de una persona cuyo único objetivo fuera maximizar sus ganancias económicas ya que reduciría su vida a un aspecto material que no lo haría íntegro ni haría feliz a los demás . Tampoco una persona jurídica, una empresa debe reducir sus objetivos a maximizar sus ganancias, sobre todo teniendo en cuenta que está compuesta por esas personas humanas que no reducen sus posibilidades ilimitadas y fines a la obtención de dinero, sino que tienen compromisos, sentidos y relaciones humanas .

San Juan Pablo II señaló que: “no es simplemente la producción de beneficios, sino más bien la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera” (Juan Pablo II, Carta Encíclica Centesimus Annus, 35). Cabe concluir que el objetivo de una empresa no se reduce a lograr ganancias económicas sino que es mucho más amplio, hay otras ganancias que priorizar y que actualmente se consideran muy valiosas para la calidad de vida de todos los hombres y los futuros clientes y/o consumidores no pueden estar por debajo de una línea de pobreza.

Enrique combinaba armónicamente la obtención de las ganancias a corto plazo con la motivación ordenadora del largo plazo obteniendo buenos resultados y utilizando al máximo las capacidades. Las relaciones de confianza y cooperación motivadas por Enrique Shaw entre los integrantes de la empresa llevaron a elevar la capacidad de producción, procesos cada vez más tecnificados, y consiguiente desarrollo de las personas. El efecto de derrame se genera desde lo cualitativo a lo cuantitativo y no al revés. El desarrollo humano impulsa el crecimiento económico en forma estable (ROCHA y programa IAE 2016).

Sobre el autor

Sara Critto de Eiras

Abogada (UCA) y Magister en Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra (2012). Además realizó la Maestría en Derecho y Economía en la Universidad de Buenos Aires.

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