Un debate recurrente en las empresas de todo tipo y tamaño es cómo mantener la productividad, y establecer algún parámetro para una relación más saludable con el uso de la tecnología. Existe una contradicción entre la simplificación y aceleración de procesos mediante recursos tecnológicos, y una real consciencia de cada colaborador para poner algunos límites y no caer en la adicción.
Muchas personas sufren en silencio este nuevo tipo de adicción, para la que ya hay grupos de auto ayuda y se tratan como una fobia específica.
Sin embargo, las organizaciones siguen incrementando el uso tecnológico, y todo hace prever que muchas posiciones laborales serán reemplazadas por robótica, inteligencia artificial y otro tipo de herramientas, que obligarán a desarrollar un mayor balance.
La prioridad necesita pasar, siempre, por el equilibrio vital entre el trabajo y la salud de las personas.
Ahora: ¿qué pasa cuando los empleados utilizan en exceso la tecnología dentro de la vida laboral? ¿Cuál es el límite para aprovechar las ventajas de las aplicaciones, redes sociales, sistemas de mensajería y plataformas basadas en internet, y la salud?
Para comprender este tema, es necesario partir de la base que cualquier hiper conectividad que genera dependencia en las redes sociales es un problema no solamente de las empresas, sino de la sociedad. Esta dependencia ya ha sido definida como una adicción y las compañías están cada vez más atentas a los límites nocivos. Los peligros son: sobre exposición a estímulos a través de las apps, redes sociales, Whatsapp, y las propias intranets; e incluso los nuevos prototipos de Facebook para empresas, LinkedIn y Twitter Corporativo, por citar algunos muy populares.
Manifestaciones concretas
¿Dónde radica el peligro? Es que esto genera una vertiginosidad que, si no se sabe controlar, va en detrimento de la productividad bien entendida.
Otras evidencias que ya están tomando en cuenta las empresas son:
- Desenfoque de lo esencial,
- Limitado uso del lenguaje,
- Una vaga representación del mundo real (debido al filtro que presenta cada red social en cuanto a lo que allí se publica y se comparte),
- Y una marcada ansiedad por la inmediatez de respuesta.
Ese último aspecto, que viene en auge desde la instauración de la revolución tecnológica hasta el presente, lleva a que las personas vivan en tensión casi permanente.
Desde la salud, hay problemas visuales más agudos en personas muy jóvenes al estar expuestos casi el doble del tiempo que hace 10 años a las pantallas de todo tipo de tamaño; también se han reportado problemas en las manos por el excesivo uso de los teclados en móviles y tabletas.
Más conectados, menos comunicados
Dentro de la cultura organizacional se observa cierto deterioro en los canales de comunicación interna, ya que, en vez de palabras o audios grabados con cierta elaboración conceptual, se reemplazan por emoticones o recursos similares, como si la cultura coloquial bastase para transmitir valores en el mundo de las empresas.
Estos son algunos de los motivos por los que hay problemas dentro de la gran mayoría de las empresas entre personas de edad y las nuevas generaciones -no exclusivamente los millenials-.
¿Por qué no se entienden los colaboradores de diferentes edades? Porque los códigos que manejan son tan disímiles, que, además del alejamiento que esto les produce, no tienen la intención de encontrarse a acortar esas brechas. Y en ambos casos, les parece que vía electrónica lo pueden resolver.
Los temas humanos se resuelven frente a frente de mucha mejor forma, aún con la enorme potencia y beneficios que conlleva el buen uso de todo tipo de tecnologías. Es por esto, también, que los negocios casi siempre se cierran, aún hoy, con un encuentro cara a cara.
Guías de cuidado: una herramienta indispensable
Hay organizaciones que están implementando políticas claras respecto al alcance y uso de la tecnología en el marco laboral. Algunas con las que trabajo, han limitado el uso de los grupos de Whatsapp desde móviles propiedad de la empresa; pausas y entornos que privilegian el bienestar y la felicidad corporativa. En otros casos, recién desde el 2015 se ha empezado a regular la dedicación full time que contratan muchas compañías.
Es bien conocido que existe en muchos casos un concepto que parecía que muchas empresas “te compraban la vida” (y de hecho, sigue siendo así en altos cargos directivos). Esta cultura exagerada ya está dejando de serlo para muchas gerencias y de allí hacia abajo.
Al haber existido un desgaste mayor al habitual, las personas, además del estrés laboral (e incluso el Burnout -síndrome del quemado-), debieron sumarle esta sobre exposición tecnológica.
Algunas herramientas que se aplican son lineamientos por canales formales e informales, manuales de estilo, protocolos de casos que ameritan mantenerse conectados todo el tiempo, y parece que estaremos llegando a cierta regularidad en los próximos dos o tres años.
Otro síntoma es la Depresión por Aburrimiento, que ya está siendo tratado por psicólogos especialistas. Tanta avalancha de cosas no permite distinguir qué es relevante, y esto sumerge en un “sinsentido” laboral muy contraproducente.
Qué pueden hacer los líderes
El rol del líder es fundamental, por cuanto necesita ser el facilitador del proceso, para aminorar la brecha y desgaste de las personas del equipo; y, a la vez, crear consciencia del autocuidado.
En mi experiencia, trabajo un modelo que he desarrollado de Innovación Emocional, basado en los principios vitales que rigen el bienestar y la felicidad en la vida personal, transpolados al mundo corporativo.
5 recomendaciones para empresas conscientes
El líder supera la posición del mero “jefe”, aquel nombrado por la cúpula de la empresa y que generalmente se dedica a dar órdenes y pocas veces se implica. En contraposición, hoy se potencia la figura del líder, quien inspira, orienta, motiva. Invita a hacer lo que deba hacerse, manteniendo una lógica y equilibrio vital que, si se pierde, sabe que le costará mucho a la persona, y por supuesto, a la compañía (por ejemplo, baja de su rendimiento laboral, desmotivación, licencias médicas recurrentes, psicopatías difíciles de superar).
El líder es esencial para saber marcar límites, y, para esto, es necesario tener en cuenta 5 recomendaciones prácticas:
- Establecer una cultura organizacional tecnológica
- Determinar niveles de participación en las decisiones que impliquen tráfico tecnológico
- Hacer protocolos de los casos más frecuentes que requieren acciones extraordinarias.
- Aprovechar las redes para hacer diálogos más coloquiales y utilizarlas, sin abusar, como otro canal de comunicación interna
- Insistir en la necesidad del respeto de tiempos personales (aunque en muchísimas empresas esto, aún, les hace ruido).