Mandala significa “círculo” en sánscrito, una lengua clásica utilizada en algunas zonas de la India hace más de 2.300 años. También puede traducirse como “rueda” o “totalidad”. Representa la integridad y el todo, y espiritualmente está considerado como un centro de energía, equilibrio y purificación que ayuda a transformar el cuerpo y la mente.
El primero en usar la palabra “mandala” en occidente fue el psicoanalista suizo Carl Jung (1875-1961). Jung afirmaba que los mandalas representan el mundo y la totalidad de la mente, incluyendo su parte consciente y subconsciente.
Los mandalas son buenos para:
- Mejorar la atención.
- Mejorar la producción de ideas.
- Estimular la concentración.
- Estimular la memoria.
- Desarrollar la creatividad.
- Ampliar el conocimiento del si mismo
- Mejorar la socialización.
- Mejorar la comunicación.
Teniendo en cuenta las ventajas mencionadas, no es descabellado pensar en fomentar este arte en el ámbito laboral. La creatividad en las empresas es fundamental porque es una herramienta que favorece la innovación, permite resolver problemas de forma hábil y original. Las personas creativas suelen tener un alto potencial intelectual, buena autoestima y motivación. Permite flexibilidad para adaptarse y modificar situaciones y comportamientos con el fin de mejorar.
La Profesora Viviana Fernández Pringles, artista plástica, arteterapeuta y coach de parejas, fundadora de Círculos Sagrados, afirma: «Diseñar mandalas personales en un ámbito compartido como es el ámbito laboral, ayuda a las personas a generar relaciones más abiertas y flexibles, ya que se estimula el bienestar a través de una técnica que promueve la paz y la calma, siendo una forma de meditación creativa, en donde el diseño y el color nos lleva a un mundo interno, en donde podemos encontrarnos a nosotros mismos y también con los demás desde una perspectiva diferente”.
El diseño de un mandala puede iniciarse con la hoja en blanco para ir dando la forma inicial a la creación o puede optarse por pintar un mandala ya diseñado. En cualquier caso el proceso creativo implica concentración, relajación e introspección para encontrar la creación desde uno mismo o en equipo.