Las clases de historias y los museos han asociado en nosotros la palabra civilización a los objetos materiales que las recuerdan. Pero las civilizaciones no son esos objetos sino no la base ideal que se materializa en ellos.
El siguiente artículo explora el desarrollo de esa base ideal en nosotros hoy, y se pregunta qué podría suceder si en nosotros desapareciera la herencia de Abraham, con su experiencia fundante de un Dios que no quiere sacrificios humanos como los que se ofrecía a los dioses del éxito en los tiempos de Abraham.
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