No tengo ninguna duda sobre el tema y especialmente en las sociedades más modernas, con la creciente importancia de las tareas profesionales de las mujeres. Tratar a los nietos es un derecho normalmente muy gozoso, pero no una obligación.
1) Ana Camarero reflexiona en este artículo de El País, sobre la importancia de la figura del abuelo para los niños y la familia:
Es una pena que no se pueda recuperar el tiempo perdido. Si volviera otra vez a mi niñez disfrutaría de mis abuelos, mucho más. Añoro los momentos vividos junto a ellos. Los fines de semana eran “de los abuelos”. La visita a los paternos solía producirse los domingos por la mañana. Recuerdo que junto a mi hermano siempre nos escabullíamos hasta la cocina, mientras mi abuela Trini hablaba con mi padre, para abrir, sin que nadie nos escuchara, la puerta de la nevera donde aguardaba un bote de leche condensada colocado estratégicamente que mi hermano degustaba con avidez. La otra visita, a María y Manolo, solía ser el sábado por la tarde. Una pareja de lojeños que, pese a los años que llevaban viviendo en Madrid, habían logrado mantener intacto su acento andaluz. Hoy en el Día Mundial de los Abuelos, quiero rendirles un merecido homenaje.
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2) Luis Luque reflexiona sobre la tercera edad en Contra la soledad del anciano, la “tablet” también vale, un texto en Aceprensa.
Finlandia es uno de los países más envejecidos de Europa, con un 20,5% de sus residentes por encima de los 65 años. Con tantos ciudadanos ya en la tercera edad –en 2070 constituirán un tercio de la población–, y con una densidad de 16 habitantes por kilómetro cuadrado, a veces no es fácil llegar personalmente a todos los que necesitan asistencia, cuidado, consejo… Por fortuna, está Internet.
The Guardian ha abordado una interesante iniciativa: las visitas virtuales. Como no hay personal médico o asistencial suficiente para llegar a todos los sitios donde viven ancianos solos, la idea es que el trabajador social, el médico o la enfermera los “visiten” a través de la pantalla de sus ordenadores. En ocasiones, se “reúnen”, vía videollamada, varios mayores para comer, y junto a ellos, también en la pantalla, está la persona que les da seguimiento y les pregunta por la medicación, los hábitos alimentarios, qué han estado haciendo últimamente, sus rutinas… Para muchos es verdaderamente estimulante.
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