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El resultado de las PASO y las próximas elecciones legislativas

Escrito por Enrique del Carril
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Si se cree que el hombre solo vive de pan, el gobierno es un botín y cada aventurero político una bestia”

(José Manuel Estrada, discurso pronunciado el 4 de abril de 1886 en la proclamación de la candidatura de Don Manuel Ocampo, Obras Completas T.12 Discursos).

El resultado de las últimas PASO sorprendió a muchos. Estoy entre ellos.

El populismo caló tan hondo en nuestra política que muchos considerábamos que sería difícil cambiar el resultado de 2019, a pesar de las mentiras del Presidente de la Nación, su hipocresía demostrada en el acelerado cambio de opinión y los hechos que demostraron la existencia de una oligarquía gobernante que goza de privilegios flagrantes y de una impunidad asombrosa.

Sin embargo, la ciudadanía, especialmente los sectores más pobres, víctimas de una inseguridad patente y de la extorsión constante de aquellos que otorgan beneficios contra la promesa del voto, mostró que es capaz de romper las cadenas que le impone la demagogia y elegir libremente a sus candidatos o, abstenerse de votar, en señal de protesta.

También están entre los sorprendidos los integrantes de la coalición que nos gobierna. Pero, lo más increíble, es la reacción ante el resultado electoral.

En una república democrática, un resultado adverso en elecciones legislativas de medio término es un acontecimiento posible, ocurre muchas veces y en ningún país del mundo produce la reacción que hemos vivido en la última semana. Por el contrario, el resultado adverso abre la alternativa del diálogo y negociación entre oficialismo y oposición.

El pueblo, con su voto, mostró sus preocupaciones y los gobernantes deben tomar cuenta de estas con serenidad. Por ello, si se confirmara el resultado en noviembre, el mensaje de la ciudadanía es que la composición heterogénea del Poder Legislativo impone concertar, dialogar y negociar para acordar las políticas públicas. Así funciona la democracia.

No es racional pensar que el voto opositor se debe a que el Gobierno está en buen camino, pero no supo explicarlo. O que el resultado es culpa del presidente o de un sector de la coalición gobernante por lo cual el remedio es el insulto, la descalificación o la ofensa a la investidura. Menos aún, desnudar que quien ejerce el gobierno no tiene el poder y provocar una crisis de gobernabilidad que afecta a todos los argentinos.

Los cambios producidos en el gabinete y las medidas que se anuncian muestran señales preocupantes. Exponen con meridiana claridad que el oficialismo ha decidido empeñarse en dar vuelta el resultado mediante dos armas usuales del populismo: la demagogia y el fraude.

Algunos de los nuevos ministros ya son conocidos por la utilización de ambas conductas en los distritos en que actuaron. En estos tiempos de redes sociales ello es una verdad clara que surge de videos, audios y otros medios que muestran sus contradictorias opiniones y anteriores actuaciones.

Nuevamente se prepara una política de corto plazo basada en la emisión irresponsable con el único fin de intentar comprar el voto mediante la dadiva con la pueril excusa de “activar el consumo”. Nuevamente se anuncian medidas que implican la utilización de fondos públicos con fines exclusivamente electorales. En definitiva, se juega con las necesidades primarias de la gente intentando que cambie de parecer en las próximas elecciones. Escuchamos azorados que la pandemia terminó cuando hasta hace poco se imponían medidas restrictivas a las libertades y aislamientos absurdos que atentaron contra la educación de nuestros hijos y nietos.

El fraude sobrevuela en el ambiente, porque fue utilizado por personajes que ahora tienen la voz cantante en el Gabinete y fue denunciado oportunamente por sus propios correligionarios, alguno de ellos integrantes del elenco ministerial que, ahora, callan.

Como cristianos debemos tener esperanza y confiar en la madurez de nuestro pueblo demostrada el pasado domingo. El párrafo del discurso de Estrada que encabeza estas líneas alienta esa esperanza. Nuestro gobierno cree que el hombre solo vive de “pan y circo”, y que basta para ganar elecciones salir a repartirlo hundiendo más en la pobreza y la dependencia a la gente en lugar de fomentar la inversión privada que genera trabajo.

Se que la única salida de nuestra actual situación es el diálogo y, quizás, estas líneas, a juicio de algunos, no contribuyen a fomentarlo.  Debemos superar la grieta que hoy existe entre hombres honestos y de buena voluntad con ideas diferentes. Pero no me preocupa la grieta entre quienes pensamos que la salida es la república y, del otro lado, aquellos que mediante la mentira buscan la impunidad, los privilegios y están dispuestos a fomentar o, a lo menos, transar con la corrupción.

Sobre el autor

Enrique del Carril

Abogado. Ex director de la revista EMPRESA. Fue presidente del Colegio de Abogados de la CABA entre el 2006 y el 2010. Socio fundador del Foro de Estudios sobre Administración de Justicia (FORES).

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2 comentarios

  • Muy buenos los comentarios, pero dudo mucho que se pueda concertar un diálogo positivo o útil con Cristina Kirchner. El país precisa que un gobierno tan nefasto como éste desaparezca definitivamente. Hay que aplicar lo dicho por Thomas Jefferson en su Declaración de la Independencia: «…cuando una larga serie de abusos y usurpaciones dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad…»

  • Me parecen muy correctos todos los comentarios de Enrique del Carril. Sin embargo me permito hacer algunas observaciones:
    1) Ya es hora que los argentinos despierten al hecho que el país nunca tuvo gobiernos democráticos todos han sido de corte totalitario, en particular a partir de Perón.
    2) Si existiera una auténtica democracia el Sistema Electoral sería muy distinto y los ciudadanos dispondrían de medios legales para actuar contra las medidas arbitrarias de los gobiernos. Esperar a «las próximas elecciones» no es aceptable. Los ciudadanos deben poder recusar por medio de plebiscitos a cualquier funcionario, Rechazar una ley dañina,imponer iniciativas y forzar las medidas que consideren justas y necesarias.
    En Argentina y tantos otros países donde se practica la «partitocracia» en lugar de la democracia: no se aplica la famosa definición de Lincoln de la democracia «El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», la realidad debería rezar: «El gobierno de los políticos, por los políticos, para el pueblo»
    Atte.