Un excelente discípulo de Enrique Shaw»
El fallecimiento de una personalidad destacada muchas veces trae elogiosos comentarios de las personas que lo trataron durante su vida desde diferentes ángulos. En este caso, la trayectoria y la personalidad del recientemente fallecido Carlos Tramutola no será diferente. Pero sí la convergencia de todas las miradas en una misma naturaleza: un dirigente que supo pudo y quiso conjugar la pasión por la excelencia, con su bonhomía y la capacidad de dirigir. “Podría definir a Carlos como un excelente discípulo de Enrique Shaw”, sintetiza Adolfo Ablático, que compartió con Tramutola su doble rol de presidente de ACDE (2008-2011) y colaborador en su firma de consultoría estratégica, Strat, iniciada una vez retirado del Grupo Techint. Y finalmente, como presidente de ACDE, recuerda que le facilitó poder ejercer ese rol siendo director ejecutivo de Strat.
En ACDE
Luis M. Bameule coincidió con Carlos en la transición presidencial de ACDE de 1986 a 1987. “Éramos como una segunda generación de socios de ACDE, que seguíamos a otros que habían coexistido con los fundadores, como Jorge Aceiro o mi padre, que dirigieron la asociación por más de 20 años y al elegirlo a Carlos fue como un salgo generacional”, recuerda Luis. En aquel tiempo, la sucesión de autoridades se preparaba y realizaba con mucho tiempo y por eso ambos tuvieron un período de decisiones consensuadas y compartidas. Pero lo que nunca imaginaron era que les tocaría empujar y organizar un encuentro singular: la reunión que el Papa Juan Pablo II tuvo con los empresarios en el Luna Park, en abril de 1987.
“Con Carlos tuve un gran aprendizaje, fue un modelo de dirigente para todos nosotros, sobre todo porque era más cercano por cuestiones de edad”, agrega. “Tenía una gran capacidad para trasmitir y para aprender. Rápidamente sabía quién se podía ocupara de cada cosa, que es algo vital en el desarrollo de otros directivos”, comenta.
Para Bameule, las vivencias más fuertes que le tocó compartir fueron las que rodearon el acto del Luna Park. En un entorno nuevamente complicado (el Plan Austral ya daba muestras de fatiga), al conocerse la noticia de la visita papal, convencieron al cardenal Primatesta (presidente de la Conferencia Episcopal Argentina) para que se pudiera desarrollar una reunión con empresarios. Luis recuerda que había desconfianza en la capacidad y convocatoria y más cuando se eligió al tradicional edificio de Corrientes y Madero para desarrollarlo. El propietario, Tito Lectoure lo ofreció generosamente poniendo a completa disposición el personal y toda la infraestructura de forma gratuita. Pasado el tiempo, siempre recordó ese acto desarrollado allí con el que se sintió más orgulloso. La organización corrió por cuenta de los socios que dirigían ACDE y un grupo de Jóvenes, como Alejandro Pollitzer, que fallecería poco tiempo después. El lleno fue total, quedó gente fuera y se registró uno de los mensajes más diáfanos y sentidos que Juan Pablo II diera en estas tierras.
También fueron momentos del “empalme” entre los asesores doctrinales Manuel Moledo y Raffy Braun. “Allí también, Carlos estuvo apoyando y facilitando todo hasta el último momento”, agrega.
Además, destaca que siempre traía gente nueva, porque ya participaba en varias instituciones: “conocía a los que había que conocer, tenía acceso a todos y no se llevaba a nadie puesto. Un ejemplo”. “Un dirigente con todas las letras y no sólo del mundo empresario, también de organizaciones de la sociedad civil. Una persona a la que había que escuchar”, concluye.
Apuesta por la educación
Otro past president de ACDE, Santiago del Sel, tiene un recuerdo vivo de Carlos sobre todo por la participación de ambos en Cimientos. “Carlos Tramutola fue una persona íntegra y un ciudadano ejemplar. Fue un empresario no sólo exitoso, que alcanzó los máximos niveles de responsabilidad en un grupo argentino, pero global, sino que fue un empresario con valores. Y esos valores los puso en acción: no sólo apostó sino también que los implementó”, efantiza.
“Formó una familia extraordinaria. La conocí, a su mujer, que falleció antes y a sus hijos. Y realmente se da eso que ‘por los frutos los reconoceréis’. Juntó, logró y desarrolló amistades, numerosas y de mucha calidad. Y, por último, se comprometió con la educación. Con la educación, y no de manera retórica, sino de una manera muy concreta y profesional. Él tuvo el sueño de erradicar la deserción escolar en la Argentina. Es una barbaridad que ocurre en proporciones significativas. Y para eso fundó cimientos hace ya más de 25 años. Transcurrido ese tiempo, uno podría preguntarse si cumplió el objetivo, si lo logró. Y muchos dirán que no, porque la deserción escolar en la secundaria, en los segmentos más social o económicamente más expuestos, sigue siendo una proporción escandalosa. Pero yo creo que sí cumplió el objetivo. ¿Por qué? Porque instaló el tema, en primera instancia. Desarrolló una práctica que hoy sirve de referencia en la materia, no sólo en el país, sino que ya comienza a trascender las fronteras”.
Y para concluir, Del Sel apunta a que comienzan a surgir los brotes de su práctica. “Son ya muchas organizaciones que enfocan su tarea en luchar contra la deserción educativa. Creo que la Argentina está en deuda con Carlos. El sector de educación debe rendirle un homenaje, porque como todo lo que hizo, lo hizo con pasión, con valores y con un sentido de trascendencia extraordinario. La Argentina lo va a extrañar”.
La empatía
Adolfo Ablático ofrece algunas pinceladas sobre la personalidad de Carlos, a partir de sus vivencias compartidas.
Excepcional capacidad de empatía.
Gran capacidad de sintetizar dónde está el problema y dónde la solución.
Gran habilidad para formar equipos, apuntado siempre a la excelencia profesional, tanto en Strat como en Cimientos.
Marcada bonhomía. “Te podía retar con una elegancia que era imposible enojarse. Te podía reprochar algo con tal elegancia que lo único que se podía decir es ‘tenés razón’”.
Transmisión de valores, que irradiaba en cada cosa que hacía.
“Para mí, fue un orgullo que me haya elegido socio en Strat, donde aprendí muchísimo a su lado. No sólo los chicos que habían salido del ITBA y que hacían sus primeras armas en la carrera, también yo que era sólo 4 años menor.
Para finalizar, una experiencia personal. Como periodista, había entrevistado más de una vez a Carlos. Pocos dirigentes de su peso específico manifestaron un respeto absoluto por la libertad con las que trabajaba su interlocutor y, sobre todo, que se descansaba en la confianza en el profesionalismo para tratar un tema. “Te lo dejo a vos para que cortes lo que haga falta. El que sabe sos vos”, me dijo más de una vez cuando la extensión de algún escrito había desbordado, lógicamente, la medida exigida. ¡Un honor compartido!
Excelente Tristán!!! Un homenaje muy merecido y una estupenda caracterización de quien ha sido un grande en la dirigencia empresaria de las últimas décadas. Tu nota nos ayuda a despedir a Carlos con cariño y admiración!!!
Muy buena nota sobre Carlos Tramutola, con quien tuve el privilegio de trabajar en su Consultora y tratarlo con frecuencia en ACDE. Digno homenaje, Tristán.
Un dirigente empresario ejemplar, segui siempre desde mi lugar su trayectoria sin fisuras. Un argentino de bien que le dio mucho a la argentina. Fue miembro del Consejo de Regencia del ITBA dode curse estudios. Tuve la fortuna de presenciar la reunion en el Luna Park del Papa Juan Pablo II con los empresarios, un evento sin precedentes y donde el Pontifice dejo enseñansas para la eternidad!!!!!!!!. Argentina lo va a extrañar!!!!!!!