Como economista y desde mi primer día de trabajo en FIEL (mayo de 1968), debí ganarme el pan escribiendo cientos de trabajos, informes, publicaciones, etc. Lo fue también durante mis años en BankBoston, en el Consejo Empresario, en el Banco Central, en la Universidad del CEMA y más tarde como consultor. Últimamente han sido notas de opinión y muchas “cartas de lectores”. Los diarios “La Nación” y “Clarín”, pero también las revistas “Criterio” y “Empresa” publicaron algunos de estos trabajos. Pero los mayores esfuerzos fueron los libros “Causas del progreso y del retraso de la Argentina”, (Temas, 2011), y “El país de las desmesuras”, (El Ateneo, 2014) escritos en colaboración con Juan J. Llach y con la asistencia de Eduardo Fracchia, Fernando Marull y María Marcela Harriague.
Las dos obras resultaron de la inquietud de Luis M. Bameule, hijo de mi apreciado y recordado profesor de Contabilidad en la UCA, Luis J. Bameule. En decenas de almuerzos con Luis, Juan y Mario A. Franzini habíamos hablado con tristeza del retraso relativo de la Argentina, tanto respecto a las economías más ricas del mundo, como en comparación con algunos de nuestros vecinos de esta parte del mundo. Planteada por Luis en tono de desafío la pregunta ¿se animarían a escribir por qué se retrasó la Argentina?”, surgieron las dos obras. Fueron el resultado de largas investigaciones, densa recopilación de estadísticas y consulta de una abrumadora bibliografía, trabajos todos llevados a cabo por los equipos que generosamente financió Luis. Y el título del segundo libro, que le debemos a un genial revisor de “El Ateneo”, resume a la perfección los porqués del retraso: en todo lo que pudimos medir a lo largo de nuestra historia (inmigración, golpismo, estatismo, intervencionismo, sindicalismo, proteccionismo, emisión, inflación, subversión, represión) la Argentina probó ser el país de las desmesuras…