Este artículo es el último de una saga de tres. En el anterior reflexionamos sobre la importancia de nuestro ser concebido en y junto a otros, sosteniendo que «…tal vez sea antes necesario que el “trabajo con nosotros mismos” implique dedicar tiempo y energía a (re)pensar nuestro ser colaborativo y cooperativo como algo fundamental que hace a nuestra paz, serenidad y felicidad(1).» Intentaremos explayarnos un poco sobre la importancia de lo solidario y lo cooperativo en actitudes y acciones para ser dichosos en pequeños círculos.
1.Valores, dicha, actitudes y acciones
Tal como expusimos en artículo citado, pasamos de las más reflexivas “acciones con y hacia uno mismo” a las realizadas con y junto a otros para, yendo más allá de lo filantrópico, adentrarnos en las esferas de lo colaborativo y lo cooperativo. Sería la puesta en práctica de valores – empatía, honestidad, solidaridad – que nos hagan dichosos al manifestarlos en actitudes y acciones. Y esto cuesta mucho a nivel laboral empresarial pues la lógica dominante es de competencia y no de colaboración, salvo a nivel intra-empresa – sinergia de equipos de trabajo- con el objetivo final de ser más eficientes respecto de otros competidores en el mercado. Recuerdo el 4 de junio de 2024 cuando en la 2° jornada de sustentabilidad de ACDE se abordó la “compra sustentable” como propuesta estratégica para que empresas consideren no solamente precio sino condiciones de producción de dicho insumo o servicio a fin de evitar “externalidades negativas” –en lo social (trabajo precarizado) o ambiental (contaminación). Ahora bien, aunque duela, la lógica competitiva terminará haciendo predominar la apuesta por “externalidades negativas”.
Intentemos, así y todo, pensar cómo y en cuales “pequeños círculos” reales y tangibles podemos desarrollar acciones cooperativas donde se plasmen nuestros mejores valores.
2.Darnos tiempo y espacios para acciones solidarias y acciones cooperativas
Si vivimos en una “sociedad global tecnológica competitiva a la deriva(2)”, tratemos de parar la pelota y pensar en contraponer a lo global lo pequeño del pequeño círculo real, en lugar de imaginar fantásticas “apps” de responsabilidad y humanidad basadas en seres individuales atomizados tras una pantalla; y a lo competitivo mostrémosle lo cooperativo.
En Eclesiastés 4:9-12 leemos, «Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante! Además, si dos se acuestan juntos se mantienen calientes, pero uno solo ¿cómo se calentará? Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres {hilos} no se rompe fácilmente.»
Está escrito, lo sabemos, pero ¿Dónde escapar de la omnipresente lógica de competencia y de egoísmo de “lo mío es mío y lo tuyo es tuyo”? Creemos que es en pequeños círculos de confianza donde podemos comenzar a pensarnos como seres no sólo solidarios –eso podemos hacerlo donando dinero por internet a alguna noble causa mientras esperamos nuestro turno en el dentista- sino colaborativos y cooperativos. El vínculo cooperativo real cara a cara, no es unilateral (mando, obediencia, donación, filantropía) sino de reciprocidad, y es por ende la prueba de fuego de nuestro libre albedrío concedido, ya que nos involucramos voluntariamente en relaciones igualitarias para co-accionar con otros.
La acción en vínculos cooperativos es muy importante entre conocidos, socios o amigos para diferentes proyectos, con o sin fines de lucro, y es fundamental en términos morales para poner a prueba valores de responsabilidad social, afectiva y compromiso, como conductas no surgidas de un “deber” u obediencia donde la voluntad queda en parte relegada. Es así pues esencial concebirnos como seres humanos cooperativos, no importa si es en el trabajo, la empresa o la familia; es fundamental incluir dentro de nuestra vida espacios donde podamos desarrollar la cooperación como modo de vinculación profundo y sinérgico con otras personas, tal vez con menos o ninguna pantalla mediante, para poder poner un freno en pequeños círculos al modus vivendi que nos impone esta sociedad global tecnológica competitiva a la deriva. Para seguir pensando, sintiendo y actuando…cooperando.
Referencias
- Stelkic Abergo, Mauricio. Los valores y la dicha en pequeños círculos – II – El yo, la pertenencia y la paz en y junto a otros https://empresa.org.ar/2024/los-valores-y-la-dicha-en-pequenos-circulos/
- Stelkic Abergo, Mauricio. Los valores y la dicha en pequeños círculos – I – La sociedad global tecnológica competitiva a la deriva. https://empresa.org.ar/2024/la-sociedad-global-tecnologica-competitiva-a-la-deriva/