Management

«Made in Japan»: una receta para “intrusos profesionales”

Escrito por Gustavo Calveiro
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Desde Nagoya a Okinawa, Japón ha tenido y tiene una influencia relevante en líderes, managers y profesionales de Occidente. En esta nota queremos rendir un humilde homenaje a esta usina inspiradora que nos sigue desafiando.

En su libro Paradigmas, el negocio de descubrir el futuro, allá por los años 90, Joel Barker nos hablaba a una generación de jóvenes profesionales entusiastas sobre el futuro, y de hecho inspira a sus fundadores el nombre de Paradigma, la empresa de consultoría de la que soy feliz, orgulloso y agradecido integrante desde hace 18 años.

Joel comentaba que la mayoría de las personas piensan en el futuro sólo como una situación que siempre está amenazando su seguridad, rompiendo promesas, cambiando las reglas, ocasionando toda clase de problemas… Y, sin embargo, en el futuro se encuentran las mayores posibilidades.

Comienza el relato del libro con la anécdota de la industria relojera. Basada en la excelencia suiza, los relojes eran engranajes, ejes y resortes, de los que ellos eran el estado del arte.  Los japoneses rompen el paradigma y apuestan a la tecnología con el reloj de cuarzo. El resto de la historia ya la conocemos.

Barker introduce una definición de paradigma como un conjunto de reglas y disposiciones que establece y define límites e indica cómo comportarse dentro de ellos para tener éxito.

Todo a partir de allí fue para nuestra generación una provocación. ¿Quién cambia los paradigmas? Interpela Barker, y nos contesta: “Un intruso, alguien que no comprende el paradigma actual y lo interpela”.

Seguiremos con Barker en otra oportunidad, porque en esta nota es un estímulo para desarrollar en nosotros ese “intruso”, que sigue buscando aquello que como decía Barker, está “escrito en los márgenes”.  

Nos desafió y estimuló porque precisábamos tener un motor para cuestionar modelos de negocio y procesos que parecían labrados en mármol. Y aunque las nuevas tecnologías que comenzaban a aparecer nos permitían construir un futuro distinto, necesitábamos banderas disruptivas. Adoptamos el rol de “intrusos profesionales” y salimos a la búsqueda de inspiración.

¿Dónde la encontramos?: en una empresa con sede en Nagoya, Japón. Recorramos algunos de los estímulos “made in Japan”.

Cómo nos transformó el caso Toyota

En mis primeros años de experiencia en proyectos de transformación, el Caso Toyota tuvo efectos devastadores. Déjenme compartirles 3 ejemplos de inspiración.

  • Just inTime: La empresa, líder indiscutido en management y gestión, impulsó la metodología Just inTime, introduciendo una visión innovadora de reducción de inventarios, producción basada en la demanda y eliminación de desperdicios.

Fue mirarlo e inspirarse, y las industrias de servicios adoptaron la modalidad para la construcción de áreas de servicios compartidos, centros de otorgamiento de créditos, y siguen las analogías creativas. Las experiencias de “industrialización de procesos de servicios”, varias de las cuales tuve el placer de vivir, fueron increíbles.

  • Kanban: se desarrolló en Toyota en la década de 1940. Taiichi Ohno, un ingeniero industrial en Toyota, se inspiró en los sistemas de reabastecimiento en los supermercados para desarrollar un sistema eficiente de gestión de inventario y producción. 

Mediante un sistema de tarjetas (Kanban en japonés) que señalaban la necesidad de reabastecer componentes, se produjeron diversas mejoras relacionadas con la eficiencia y la flexibilidad en la producción de automóviles.  Al mismo tiempo, se minimizaron las pérdidas y se optimizó el uso de recursos.

En un mundo de analogías e inspiraciones, a principios de los 2000, David J. Anderson adapta el método Kanban para el desarrollo de software. Es una de las semillas que facilitaron la expansión de las metodologías ágiles en las cuales hoy estamos inmersos.

  • Lean Management: Lean Management o Gestión Lean es una evolución natural de la cultura Lean Manufacturing iniciada en Japón en los años 70 a partir del Toyota production system, donde los ingenieros desarrollaron un sistema de producción que pudiera responder sin despilfarro a los cambios del mercado y que, adicionalmente, por su propia naturaleza redujera los costos.

A finales de los 70 un grupo de investigadores del MIT (Boston, USA), encabezados por JP Womack y D. Jones, descubren la nueva filosofía que había creado Toyota, y que permitía crear valor a la vez que eliminaba el no-valor y los problemas.  La técnica se basa en 5 principios: 

  • Valor del cliente
  • Identificar el flujo
  • Crear un diseño en el que todo fluya.
  • Pull: Hacer sólo lo que es necesario, cuando es necesario
  • Mejora continua: todo debe ser cuestionado y cambiado.

Y podríamos seguir. Todos estos aportes nos han permitido construir negocios en base a criterios de eficiencia y eficacia, permitiendo conectar empresas entre sí para resolver necesidades de sus clientes en forma sustentable y son hoy base de las prácticas del management.

Pero hasta aquí construimos organizaciones eficientes y mejor orientadas hacia el cliente, pero en paralelo fue creciendo una necesidad de resolver aspectos que hace a las personas y la trascendencia de las organizaciones. Siguiendo las metáforas del oriente, y cruzando el mar desde Japón, hasta acá tenemos el yin. Vamos a buscar ahora el yang.

El Ikigai y la evolución del propósito de las organizaciones

En los últimos años, y en particular a partir de la pandemia, hemos vivido una nueva forma de vincularnos con las personas, en particular con las nuevas generaciones. La revalorización de una vida más equilibrada y donde las emociones tienen un lugar más relevante cambian las prioridades.

Tiempo atrás, le comenté a una de mis hijas la profunda introspección que me generó los trabajos y prácticas de la Certificación de Mentoring, que sentía que podía hacerlo y ayudar al otro a generar valor, y ello me facilitaba el discernimiento en esta fase de transición profesional.

Ella me dijo: “estás encontrando tu ikigai”.

Explícame un poco más, le pedí: “Estas encontrando la razón por la que quieres levantarte a la mañana, estar feliz, satisfecho. Le da significado a lo que estás haciendo y te mantiene vital.  Se basa en cuatro preguntas clave: 

  1. Cuál es tu pasión (¿Qué amas hacer?)
  2. Cuál es tu vocación (¿En qué sos bueno?)
  3. Cuál es tu misión (¿Qué precisa el mundo, la sociedad de vos?) 
  4. Cuál será tu profesión (¿Por qué te pagarían tus servicios?)

“El Ikigai es la intersección de los cuatro, y vos lo estás encontrando”, me dijo.

Así me encontré otra vez con Japón despertando al “intruso profesional”.  Y aquí les disparo preguntas a los lideres:

  • ¿Podría ser ikigai la nueva intrusión que debiera movilizar las prácticas del diseño organizacional y los modelos de negocios? 
  • ¿Cómo evolucionar a las organizaciones para asegurarnos que sean el lugar elegido por las nuevas generaciones porque están cerca de su ikigai, o los ayudan a encontrarlo? 
  • ¿Cómo generar creativamente espacios valiosos para los colaboradores más experimentados, con criterios menos productivistas y más concentrado en que transformen su experiencia en actividades que realimenten a la organización en la última milla de sus recorridos?
  • ¿Cómo impactar en los líderes, estimulando su visión con enfoque misional, para desarrollar vínculos estratégicos valiosos más allá de las razones financieras de corto plazo? 

Ikigai nos interpela a evolucionar el propósito de los negocios para encontrar una forma rentable y sustentable de contribuir y hacer una diferencia significativa con la sociedad en la cual conecta, identificando:

  • la pasión de la empresa, 
  • aquello que la hace diferente (el diferencial de su propuesta de valor),
  • lo que la misma le puede ofrecer a la sociedad, 
  • la forma en la que puede monetizar ese objetivo en forma rentable y sustentable.

Y al hacerlo, desarrolla un espacio de desafío y crecimiento de las personas que son parte de esa organización, y que están en búsqueda de su ikigai personal.

Ahora sí, ¿podría ser que encontramos el yin de la gestión con el yang estratégico y trascendente que nos invita cada día a ponerle pasión, hacer las cosas bien y ser parte de una organización con propósito trascendente?

Sobre el autor

Gustavo Calveiro

Consultor. Socio de Paradigma Sociedad de Soluciones. Mentor Certificado nivel 3 Profesional E.M.

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1 comentario

  • Mario Juan Schulman

    ¡La persona real!

    El autor Mario Juan Schulman actúa como una persona real y se ha verificado que no es un bot.
    Superadas todas las pruebas contra bots de spam. Antispam de CleanTalk.
    dice:

    Me parece muy interesante tu nota y especialmente tu reflexión acerca del aporte que el Ikigay puede hacer a las empresas, a su manera de encarar su relación con el mundo, y no en menor medida, a la manera de encarar la manera en la que organizan las interacciones de quienes las conforman.
    Si bien no tiene una traducción literal (diría como todo lo que produce la cultura japonesa para occidente) Ikigai alude a «la razón de vivir» o «la razón de ser en el mundo”, en otras palabras la motivación que nos impulsa a actuar y a vivir.
    En ese sentido el ikigai se vincula a la autorrealización, y a algo intrínseco y espontáneo, que ubica nuestras acciones por fuera del terreno de la imposición.
    Por el contrario, lo que hacemos, es llevado a cabo con gusto y nos causa satisfacción por sí mismo.
    Obviamente, este sentido vital, también está relacionado con el ámbito laboral y con la manera en la que interactúan nuestros intereses con el mundo real.
    A la luz de las demandas sociales de las nuevas generaciones, quizás sea el momento de pensar la relación colaboradores-empresa como com-unidades de intereses, en las cuales se participa por un interés recíproco y no por imposición. Esto es un replanteo de la noción de sacrificio, inherente al mundo judeo cristiano, para pasar a algo, que a mi entender, es mucho más interesante: la participación dentro de una organización como posibilitadora y funcional al propio Ikigai.
    Si bien hace ya un tiempo que se habla de esto en otras partes del mundo, es algo que está surgiendo, y empezando a tomar forma. Hace muy poco, una empresa (muy grande por cierto), nos convocó a plasmar en productos de capacitación su nueva visión de la formación.
    Ya no se trataba en este caso de un actualización de su porfolio de cursos, si no de algo quizás más básico y que apuntaba a tratar de desarrollar la capacidad de sus colaboradores y líderes para expresar su propósito, sus ideas y sus emociones. Como bien imaginás, esto apunta básicamente a posibilitar.