Con esta pregunta iniciamos la jornada de sustentabilidad el pasado 4 de junio, a fin de reflexionar sobre nuestras conductas cotidianas que hacen -o no- al cuidado del medio ambiente, tanto las que realizamos individualmente como aquellas que ejecutamos desde el rol que desempeñamos laboralmente.
En la apertura Silvia Bulla, presidente de ACDE, nos recuerda que la sostenibilidad se encuentra directamente vinculada con la inclusión social y la calidad de vida de los trabajadores, tal como ha sido promovida desde el ejemplo por Enrique Shaw. Asimismo, en su mensaje, Bulla destaca que el Papa Francisco en la Carta Encíclica “Laudato si” de 2015, la cual importa “una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”.
Desde esta mirada, en el primer panel llamado “Reflexiones sobre la ecología y la humanidad” contamos con la presencia de Alejandro Lopez Moriena, Claudio Terres y Vanesa Vásquez quienes convergieron en la idea vectora de que la sustentabilidad se basa en tres pilares esenciales e inescindibles que son el social, económico y ambiental y que “si uno de ellos cae” el negocio deja de ser sustentable. Esta visión sustentable de los negocios implica integrar la cadena de valor, la comunidad y el cuidado y preservación de los recursos naturales tal como fue expuesto por Alejandro Lopez Moriena.
Tal afirmación se centra en que, al referirnos a un negocio sustentable, este implica que la mayor productividad redunda en un crecimiento económico para la empresa permitiendo inversión en la infraestructura necesaria para aprovechar al máximo los recursos naturales y su reutilización, así como la incorporación de diversos actores sociales. Así, los expositores destacaron la necesidad de arraigar la economía circular.
Por su parte Vanesa Vázquez destacó que la economía circular es vital con el propósito de preservar al medio ambiente ya que genera una producción de triple impacto. Eso es ejemplificado mediante el ejemplo de la utilización del bagazo de cebada (residuo de la cebada) que es utilizada por la empresa tanto como alimento de ganado como también para la producción de hongos de considerable valor proteico, así como la donación de cebada a organizaciones civiles, integrando en estas actividades a las Pymes, lo que se lleva a cabo mediante el negocio social “Gauchada”.
Asimismo, los emprendimientos destinados a una producción sustentable son impulsores de una capacitación especializada para los trabajadores, tal como destaco López Moriena al relatar la complejidad e inversión que implicó la puesta en marcha de los biodigestores, los cuales consisten en una infraestructura destinada a transformar el estiércol de las vacas en biocombustible y biofertilizante, reduciendo considerablemente la emisión de carbono.
En igual sentido, Claudio Terres planteó que, en el desarrollo de la economía circular, de forma concomitante a la preservación del medio ambiente, ésta permite y requiere de la incorporación de trabajadores y escuelas para la recolección de residuos, tal como lo implementó Ledesma, generándoles un ingreso por su cooperación. Terres enfatiza que el negocio sustentable implica un trabajo en equipo a fin de sortear las dificultades estructurales, y un trabajo individual en el cual cada uno es responsable del medio ambiente ya que “somos lo que hacemos”.
En el segundo panel, Sergio Ortiz, Constanza Connolly y María Laura Farrapeira abordaron las aristas que componen un desarrollo humano sostenible. Para ello, los expositores problematizan sobre la necesidad de focalizar y elaborar las actividades empresariales desde el factor humano.
Para ello, Farrapeira plantea una novedosa perspectiva que pone en cuestión que todos desde nuestro lugar participamos en los procesos sustentables. Así, destaca como un factor a modificar es que “el consumidor industrial no es exigente y ese es un obstáculo”; en la misma dirección, Connolly señala que la compra debe ser inclusiva incorporando a los grupos vulnerables, solicitando a los proveedores tal inclusión utilizando “el poder de la compra”. Desde este enfoque, se propone que la sustentabilidad sea activada desde aquellos que tienen dicho poder de decisión.
En tanto, Ortiz ejemplificó la vinculación de la sustentabilidad con el desarrollo humano que se efectúa en Siclo mediante “la recolección sustentable de residuos”, esto implica que en tanto el material se vende a fábricas, la mitad de los plásticos recolectados pertenece a los trabajadores, de quienes se cuida en particular las condiciones de higiene en tal actividad. Además, como aporte al medio ambiente se plantan árboles de manera constante.
De esta manera y vinculada a la noción de la economía circular expuesta en el primer panel, los expositores destacan la importancia del financiamiento de emprendedores de todo el país en proyectos sustentables, la donación a escuelas, hospitales y cuarteles de bomberos como también la centralidad de impulsar alianzas entre distintos sectores para potenciar la utilización de los materiales reciclados e incorporar a personas con capacidades diferentes y/o que se encuentren en un contexto social de pobreza.
Desde su experiencia en CALSA Farrapeira también destaca la inclusión de personas con capacidades diferentes y una mirada holística del ámbito en el que influye la empresa y complementaria de todos los sectores de ese ecosistema, fomentar educación y empleo sustentable son herramientas fundamentales para cambiar estas realidades.
Finalmente, esta puesta en marcha y funcionamiento de la economía circular referida desde el primer panel, como también el objetivo del desarrollo humano sustentable tratado en el siguiente, conllevan una interacción entre lo privado y lo público. Entre otros casos, esto se da cuando deben sortearse obstáculos estructurales que se presentan tanto para las empresas como para los particulares que ponen en marcha un proceso económico sustentable, o bien, cuando por omisión del Estado se produce un daño ambiental.
En resonados ejemplos de afectación al medio ambiente, como es el de la contaminación del Riachuelo, se evidencia la ineficiencia de un Estado que debiera haber intervenido antes que se consumara el daño ambiental, u otros en que la afectación se produjo por la omisión del cumplimiento de medidas necesarias para realizar una actividad de manera segura. En estos casos, y la mayoría de las veces de forma tardía, frente las consecuencias por los incumplimientos normativos intervienen el poder judicial como ultima ratio, tal como lo expuso el Dr. Sergio Torres en el último panel. Para ello, en primer lugar, destaca la necesidad de que en la actualidad el juez aplique en sus decisiones una lógica ambiental, pero plantea que, en realidad, “la mirada debe estar desde otro lugar”. En este sentido, advierte que el Estado tiene determinados roles que ha ido desatendiendo en numerosas ocasiones tales como instar al cumplimiento de las normas en los emprendimientos y ello, en consecuencia, generó problemas ambientales que han dado lugar a la injerencia de los jueces. Así, afirma que “el Estado también contamina” y plantea que el cuidado ambiental y el derecho que lo tutela debe ser una política de Estado.
Para culminar esta jornada, que lejos de ser un cierre pretendemos que sea una invitación a la acción, a las palabras de cierre de Torres quien nos recuerda que “…cuando hablamos de sustentabilidad, cuando el Papa Francisco habla de sustentabilidad, estamos hablando de los que no nacieron, estamos defendiendo a los que todavía no nacieron y que tienen derecho a tener una vida digna y un ambiente sano”, las complementamos con la afirmación de «no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental”, sería un error reducir las emisiones de manera que se perjudique a los marginados de la sociedad o se imponga una carga inmanejable a los países muy pobres, como afirma la Encíclica,
Es hora de que los cristianos empiecen a trabajar en red a pensar colectivamente sabiendo que cada elección incluso la más pequeña hace la diferencia y que juntos unidos podemos cambiar las cosas y revertir el curso que lleva a la destrucción de la casa de Dios.
La inclusión de personas con capacidades diferentes y una mirada holística del ámbito en el que influye la empresa y complementaria de todos los sectores de ese ecosistema, fomentar educación y empleo sustentable son herramientas fundamentales para cambiar estas realidades, contando también el caso de éxito de Calsa.