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Democracia y rendición de cuentas

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El 8 de abril se realizó en Buenos Aires el Thing Tank UNIAPAC-ACDE, en el que se discutió el tema sobre la base del trabajo que está llevando a cabo el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires con la Universidad San Andrés, con la conducción de dos de los profesionales que lideran el trabajo mencionado: el Dr. Ricardo Arriazu y el autor de este artículo. A continuación, de debaten los principales aspectos debatidos:

1) El grado de participación del sector público en la actividad económica de los países es muy importante, y se manifiesta de distintos modos: impuestos y gastos de los sectores públicos nacionales, provinciales y locales; empresas productivas administradas por el Estado; sistemas de jubilaciones y pensiones; regulaciones de las actividades del sector privado, etc.

2) La magnitud de esta participación ha variado a lo largo de la historia pero creció en forma significativa a partir de la Gran Depresión. A modo de ejemplo, basta con mencionar que el gasto agregado del gobierno central en los Estados Unidos se incrementó entre 1930 y 1959, desde un monto equivalente al 3,4% del PBI al 18% (con picos del 42% durante la guerra), y desde entonces fluctúa alrededor del 22% (37% si agregamos el gasto de los estados y municipios).

3) Esta misma tendencia se manifiesta en la mayoría de los países, aunque con marcadas diferencias regionales en los niveles de gasto, siendo más elevados en Europa y más bajos en Asia.

4) Las cifras del sector público consolidado que publica el FMI muestran para 2014 un nivel de gasto público promedio a nivel mundial equivalente al 36,9 del PBI, con valores extremos del 57,1% en Francia y del 18% en Hong Kong. En 1980 este promedio era equivalente al 31% del PBI.

5) Estas cifras incluyen además un gran cambio en la composición del gasto, con un gran incremento de los gastos en salud y en pensiones, asociados al proceso de envejecimiento gradual de la población.

6) Sin embargo, estas comparaciones no son precisas puesto que la metodología de contabilización de las actividades económicas del sector público varía entre los distintos países. Entre las principales diferencias se destacan: Algunos países incorporan la totalidad de los ingresos y egresos de las empresas públicas en sus estados contables, mientras la mayoría sólo incorporan sus ganancias o pérdidas; Muchos países utilizan a sus bancos centrales o bancos comerciales públicos para “ocultar” ingresos, egresos y resultados; Una consolidación defectuosa de los estados contables de los diferentes segmentos del sector público, con una tendencia a combinar registros “devengados” con registros basados en flujos de caja; El uso de operaciones de “leasing” para reducir el monto contabilizado de los gastos de capital; El uso de “derivados” para ocultar desequilibrios; Divergencias en las características de los sistemas de retiro y en su forma de contabilización. Chile es uno de los pocos países que modificó la contabilidad pública al transformar su sistema de retiro en un sistema de capitalización.

7) Inconsistencias entre los resultados fiscales y los niveles de endeudamiento neto.Otro factor que, ocasionalmente, dificulta las cuantificaciones y las comparaciones es la alteración intencional de las cifras fiscales. El reciente caso de Grecia es ilustrativo al respecto. Hacia fines de 2008 la UE advirtió a Grecia que debía presentar una revisión de sus cuentas públicas pues el valor del déficit reportado (3,7% del PBI) parecía no ser consistente con el de otras variables; este resultado fue finalmente elevado al 13,6% del PBI. Este engaño tenía como objetivo seguir obteniendo crédito barato y no “estropear” las cifras macroeconómicas en un año electoral.

8) A estos factores habría que agregarle las inconsistencias entre las metodologías contables utilizadas por el sector privado y las utilizadas por el sector público, lo que dificulta la identificación correcta de las transacciones entre ambos sectores.

“Estamos en la era del conocimiento y la información, fuente de nuevas formas de un poder muchas veces anónimo”

9) El grado de complejidad que adquirieron las Administraciones Públicas, la variedad de los servicios que prestan, el grado de participación en la actividad económica de los países, y el alcance de sus regulaciones no sólo dificultan la medición de la verdadera magnitud de esta participación, sino que tampoco está acompañada por las herramientas que permitan optimizar su eficacia y que faciliten su evaluación.

10) Si agregamos a ello los efectos futuros de las decisiones de política económica que los países están implementando, y las responsabilidades intergeneracionales que generan sin cuantificarlas, el problema se hace inconmensurable en su diversidad y en su magnitud. Esta situación no es nueva -fue advertida por filósofos griegos y chinos, y en el siglo XIX por William E. Gladstone al señalar “El Político piensa en las próximas elecciones, el hombre de Estado en la próxima generación”- pero es particularmente seria en la actualidad en aquellos países que están sufriendo los efectos del “envejecimiento” de su población, en los que será muy difícil cumplir con los compromisos que hoy se están adquiriendo y en donde la población ignora su gravedad.

11) Esta situación resulta paradojal en el mundo actual, donde: “Estamos en la era del conocimiento y la información, fuente de nuevas formas de un poder muchas veces anónimo”. (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, del Santo Padre Francisco, artículo 1 in fine).

12) Sin embargo, lo ya mencionado de su incidencia en la actividad económica y la necesidad de exponer lo comprometido sobre el porvenir, determinan que atender este problema se hace imperioso. Atenderlo es analizar cómo generar sistemas de información -entendibles, seguros y representativos de la realidad- y metodologías de análisis que sobre la base de dicha información permitan proyectar el futuro de un modo confiable, anticipar potenciales problemas, y encontrar soluciones para atenuarlos.

13) Las metodologías de uso más frecuente en la actualidad para la contabilización de las Cuentas Públicas no son lo suficientemente comprensivas como para brindar la información adecuada para resolver estos problemas; un ejemplo es el Presupuesto Público. La información gubernamental es la emergente del Presupuesto Público que no procesa todos los actos que tienen efecto patrimonial ni contempla los efectos intergeneracionales.

14) El modelo que brinda la Contabilidad tiene, justamente, el objeto de procesar y presentar la información financiera y económica que surja de todo acto de los sectores públicos y privados, con la claridad suficiente para facilitar su análisis y permitir una clara evaluación de sus consecuencias. Una metodología adecuada de registración contable contribuiría, con adecuadas normas, a una mejor evaluación de la gestión gubernamental y a una correcta interpretación de sus efectos patrimoniales; facilitaría la evaluación anticipada de las medidas que se propongan y el análisis posterior de sus resultados en los casos en que se implementen, lo que permitiría una mejor apreciación de las acciones de los gobernantes y los obligaría a rendir cuentas por los resultados de sus decisiones. En definitiva, los obligaría a ser responsables por sus actos, teniendo que justificar sus decisiones y tomar en cuenta los efectos futuros de estas decisiones, incluyendo los efectos sobre el consumo futuro de incrementos en el consumo presente financiados con endeudamiento, o mediante el agotamiento de los recursos naturales o el deterioro del medio ambiente.

La contabilidad pública debería facilitar la evaluación de la sustentabilidad de las políticas que se adoptan

15) En resumen, si bien en el sector privado se verifica la conveniencia de contar con información más adecuada y confiable, en el sector público hay una necesidad más imperiosa, para mejorar la gobernabilidad y contribuir al desarrollo sustentable con equidad. La contabilidad pública debería facilitar la evaluación de la sustentabilidad de las políticas que se adoptan y la cuantificación de la trasferencia a las futuras generaciones de las cargas emergentes de esas políticas,

16) En este sentido sobresalen por su importancia trascendente: a) La correcta evaluación de las decisiones sobre los regímenes previsionales en una situación de “envejecimiento” poblacional. La contabilización de los flujos de caja de los regímenes denominados “de reparto” no sólo no contempla los efectos futuros de esta política sino que distorsiona también los flujos de ingresos y egresos en las etapas iniciales de este proceso de cambio demográfico. Esa evaluación no puede ignorar las tendencias demográficas y los efectos sobre los flujos financieros de esas tendencias. b) El tratamiento contable de los gastos que afectan el stock de capital (inversión, depreciación, utilización de recursos naturales no renovables, etc.), con particular. c) énfasis en el tratamiento de los gastos en educación. d) La correcta evaluación de los impactos futuros de los flujos futuros de servicios de la deuda (amortización e intereses).

17) En resumen: obtener información gubernamental adecuada y global apoyará la toma de decisiones más acertadas y ayudará a la ciudadanía en sus convicciones políticas.

Las conclusiones del think talk

1. En el mundo hay una creciente participación del sector público en el total de la economía, ya sea directamente o a través de regulaciones de las actividades del sector privado.

2. Una contabilidad adecuada es evidente que contribuye a una gestión más ordenada de los ingresos, de los gastos, del uso de los activos y del endeudamiento, tanto en el sector público como en el privado.

3. Si bien en el sector privado se verifica la conveniencia de contar con información más adecuada y confiable, en el sector público hay una necesidad imperiosa, para lograr una verdadera rendición de cuentas de los gobernantes hacia los que los eligen y –por ende- contribuir al bien común.

4. La corrupción es un elemento fundamental en la ineficiencia del sector público. La falta de transparencia de los actos de gestión (producto de una inadecuada rendición de cuentas), atenta contra la eficacia y facilita la corrupción, tanto en el sector público como en el sector privado, facilitando la impunidad y –por consiguiente- contribuyendo a aumentarla.

5. Los gobernantes –por razones electorales- tienden a concentrarse en las políticas de corto plazo, lo que: a) Incentiva el gasto, generalmente en consumo, en aras de un crecimiento económico en lo inmediato, sin tener en cuenta el desarrollo sustentable. b) Perjudica el equilibrio intergeneracional. c) Contribuye al deterioro de nuestro planeta, tendiendo al uso no controlado de los recursos naturales no renovables.

6. La Iglesia nos convoca a luchar contra la corrupción, a cuidar nuestro planeta, a bregar por la transparencia, a evitar el consumismo desmedido, a disminuir las desigualdades extremas en la distribución de la riqueza.

7. Siendo la democracia –con todos sus defectos- el mejor sistema de gobierno, los empresarios cristianos debemos hacer todos los esfuerzos a
nuestro alcance para mejorarla, siguiendo los lineamientos de la búsqueda
del bien común, a través de su accionar empresario.

8. Por lo tanto, los empresarios cristianos debemos bregar por una más completa y mejor rendición de cuentas (que se consolide sintéticamente, resumida, y completa, clara, asequible a la ciudadanía) de la totalidad del sector público, comprendiendo a todos los niveles de gobierno, en unidades de moneda constante: a) En nuestras empresas y en todos los ámbitos en que actuamos (entidades empresarias, universidades, partidos políticos, ONG’s, etc); b) Pidiéndole a nuestras ACDE’s que patrocinen y estimulen los estudios que contribuyan a ese objetivo, y promuevan las medidas en tal sentido, haciendo llegar su opinión a otras entidades en las que participen, tales como el Foro de Convergencia Empresarial; c) Pidiéndole a UNIAPAC que patrocine y estimule los estudios que contribuyan a ese objetivo y que haga llegar su opinión en tal sentido a los organismos internacionales (ONU, FMI, Banco Mundial, OIT, etc) y a otras entidades de bien común como la Fundación Centesimus Annus.

Sobre el autor

Luis Eduardo Outeiral

Fallecido.

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