Management

¿Garantía de éxito?

Escrito por Marcelo Paganini
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¿Es necesaria una educación formal para ser exitoso en el ámbito laboral? Dicho de otra forma, ¿son necesarios estudios universitarios para destacarse en los negocios, el arte o la ciencia?

Un segmento creciente de argentinos afirma que no. Observa con atención la evolución del mundo de IT, internet y redes sociales y argumenta que ni Bill Gates ni Steve Jobs concluyeron sus estudios universitarios. O citan a Sir Ken Robinson, famoso por su charla TED: “La educación actual mata la creatividad”. Sostienen que ni Einstein ni Borges– mentes creativas si las hubiera – fueron estudiantes universitarios. Si el talento existe, se manifestará “en forma natural”, más tarde o temprano, y será garantía de éxito. Una creencia determinística, lejana a cualquier comprobación empírica de cómo funciona y aprende el cerebro humano.

En este punto es interesante destacar que la exposición de Sir Ken Robinson ha sido vista 37 millones de veces y lidera el ranking de popularidad en charlas TED. Sin dudas toca una fibra íntima de numerosas personas a lo ancho del mundo.

Admitámoslo, la educación universitaria no es condición necesaria ni suficiente para el éxito laboral. Han existido y probablemente existirán excepciones que actúen como contraejemplo – bienvenidas sean. El problema está en considerar estas excepciones como la regla – o sea exactamente lo que no son.
Porque, en honor a la verdad, por cada emprendedor exitoso que abandonó la universidad, como los casos mencionados de Gates o Jobs, hay cientos que la han terminado. Lo que hace a ambos tan visibles, admirables y queribles – en especial en el caso de Steve Jobs – es que hayan logrado crear empresas formidables a pesar de no haber concluido sus estudios. Tenemos cierta debilidad y disfrutamos las historias con tintes épicos.

Por otra parte, naturalmente, “no estudiar” tampoco es garantía de éxito. ¿Entonces, qué camino seguir? ¿Qué aconsejarle a mi hijo, convertido en campeón del contraejemplo de Einstein, cada vez que se genera este debate en casa?

Creo que la respuesta adecuada es la que brinda con frecuencia el mismo Bill Gates: “Hacer una carrera universitaria sigue siendo un camino más seguro hacia éxito laboral, que no hacerla”. La universidad no asegura pero prepara y predispone para afrontar los desafíos laborales del mundo actual. Asistir a una Universidad brinda una serie de posibilidades muy valiosas, entre otras:

– Aprender conocimientos y habilidades de terceros, que siempre es más fácil y eficiente que aprender solo
– Habituarse a métodos de estudio y análisis rigurosos
– Debatir hipótesis e ideas con pares, o mejor aún, con quienes ampliamente nos superan
– Trabajar en forma asociativa
– Compartir y aprender de la diversidad de su ambiente

Por otro lado, es un hecho que la frontera del conocimiento se encuentra cada vez más lejana. Esto es cierto en las ciencias biológicas, la ingeniería o la física. Los grandes avances actuales se dan como consecuencia de una larga especialización de una persona, o un equipo, en un tema particular y parten de una base sólida de conocimientos previos.

La contribución del argentino Juan Martín Maldacena, el físico teórico más relevante de los últimos tiempos, equiparable con Einstein por sus aportes a la ciencia, ha seguido este patrón. Por un lado, un camino riguroso en su formación como científico – estudió dos años de física en la UBA, para licenciarse luego en el Instituto Balseiro; hizo su doctorado en la Universidad de Princeton y su Post-doctorado en Rutgers; fue el profesor más joven de la historia en Harvard y es actualmente Profesor del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Estudió e investigó mucho.

Pero además, existe una clara línea conductora entre su principal contribución a la ciencia-“la conjetura Maldacena”, que intenta conciliar la mecánica cuántica y la relatividad – y sus primeros trabajos en Balseiro con su director de tesis, quien le aportó la base necesaria de conocimientos previos.

Si Juan Martín no hubiese tenido esta sólida formación en física teórica y seguido esa trayectoria académica, hoy su famosa “conjetura” no existiría.
En síntesis, la educación universitaria tiene falencias y es sin dudas mejorable – hoy se habla de hacerla más flexible y adaptarla al potencial de cada persona. Pero aún con esas falencias el paso por la universidad es una experiencia única e individual que enseña patrones de pensamiento y enriquece nuestra vida. Y si bien no garantiza el éxito laboral, sin duda alguna aumenta significativamente las posibilidades de que éste ocurra.

Sobre el autor

Marcelo Paganini

Ingeniero Nuclear, Instituto Balseiro, MPA – Harvard University. Director de Strategy & - Parte de la red de PricewaterhouseCoopers.

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