Management

La empresa como actor de cambio social

Escrito por Marisol Cuadrado

Se hace más urgente que nunca el desarrollo de nuevos modelos que permitan hacer una economía más sostenible para el planeta y que ponga a la persona en el centro.

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“La empresa es seguramente la institución más decisiva de la sociedad moderna y, sin embargo, no goza de la consideración popular que le corresponde, pudiendo decirse que está necesitada tanto de prestigio social como moral. De prestigio social porque no es contemplada desde lo que realmente hace, sino desde lo que se piensa que hace; y moral, porque no deja de estar necesitada de unos cambios complementarios que dejen su funcionamiento más transparente y humanizado”. (F Parra, 2007)1)

Según Keynes “Los empresarios son sólo tolerables mientras sus ganancias guarden relación con lo que sus actividades contribuyen a la sociedad”.2)

Porter, en el 2011, sostuvo que “el sistema capitalista está sitiado. En los últimos años las empresas han sido consideradas cada vez en mayor medida como la causa de problemas sociales, ambientales y económicos. Y gran parte de la población cree que las empresas han prosperado a expensas de la comunidad”. 3)

Neville Isdell en el 2012 decía que “los inversores están comprendiendo que si las compañías se alejan de las sociedades en las que operan, si destruyen el ambiente, si socavan sus recursos naturales preciosos e ignoran los principales problemas sociales, también alejarán a sus clientes y, con el tiempo, fracasarán”. 4)

La sociedad está demandando una evolución del modelo económico; mucho tiene que ver la realidad que está aconteciendo. Se hace más urgente que nunca el desarrollo de nuevos modelos que permitan hacer una economía más sostenible para el planeta y que ponga a la persona en el centro de la economía.

Pasada la revolución industrial y la era de la información, desacreditada la banca y gestionando una crisis derivada de la especulación, en distintos lugares van surgiendo movimientos parados sobre un nuevo paradigma económico; por citar algunos, empresas éticas, empresas sociales, empresas de Economía de Comunión (Edc) 5), las Empresas de la Economía del bien común, las empresas B, entre otras.

Los nuevos proyectos de empresas innovadoras, sociales y con marcadas motivaciones e ideales, plantean cambios de paradigmas.

Los agentes del cambio

La diversidad de las empresas en cada uno de estos movimientos es una riqueza; el punto de encuentro entre todas ellas es el plantear sus negocios desde una perspectiva sostenible, basada en las personas y en armonía con el medio ambiente, entendiendo que las empresas son los verdaderos agentes de cambio social.

Esta sintonía entre organizaciones es la muestra de que algo está cambiando, y aunque aún es minoritario, es ineludible e imparable. Como sostiene Francisco Álvarez  6), “el crecimiento infinito es imposible”. A lo largo de la historia para que haya un crecimiento ha debido producirse antes una involución y esa válvula reguladora han sido las grandes epidemias y guerras.

Los empresarios que adhieren a estos modelos alternativos, plantean nuevas vías de desarrollo y tienen prácticas y experiencias que demuestran que la ética y la transparencia son posibles y no están reñidas con la obtención de beneficios. Al contrario, cuantos más beneficios mejor, si se obtienen respetando a las personas y al entorno.

Los beneficios de las empresas hablan de la cantidad y de los procesos y productividad, pero no dicen nada de la influencia que tienen éstas en su entorno (trabajadores, sus familias, proveedores, comunidad y la localidad donde se ubican), ni cómo contribuyen al bien común ni cómo se usan esos beneficios.

Un recorrido por experiencias innovadoras

El movimiento de empresas del bien común sostiene que la búsqueda del Bien Común no está en contra de tener unos resultados económicos favorables, sino que la clave es qué se hace con esos superávits. En estos momentos de crisis del modelo económico, se plantea la oportunidad de generar un cambio. Ante este contexto surge la necesidad de visibilizar dichos resultados, mediante el instrumento de indicadores, algunos de ellos son el Balance Social, el Balance del Bien Común que facilitan la visibilización de los indicadores, no sólo cuantitativos sino también cualitativos, de cómo lo están haciendo las empresas, ofreciendo a los clientes y toda la sociedad la información necesaria para que hagan un consumo responsable.

Algunas de los ejemplos que se presentaron como casos de éxito en la implementación del Balance del Bien Común son experiencias de unir empresas que cooperan para ofrecer productos y servicios más completos a sus clientes y compartir recursos; convertir en cooperativas empresas tradicionales que se encontraban en situación de cierre; programas de salud ambiental en las empresas; donación de recursos y de tiempo laboral a proyectos solidarios; gestión responsable de los proveedores valorando otros aspectos además del precio; ofreciendo espacios sanos para vivir y trabajar; haciendo un marketing ético y respetuoso con la capacidad de compra informada del cliente; buscando segunda vida para los suministros de oficina, y dispositivos electrónicos; utilizando energías renovables y eligiendo transporte con mínimo impacto para reducir la huella de carbono en toda la cadena productiva o elegir bancos responsables y que no especulen con negocios no éticos.

Las empresas éticas son un modelo de vida replicable a todos los niveles. Se trata de hacer negocios volviendo a poner a las personas en el centro, reconstituir la confianza entre ellas, y que los consumidores sean conscientes de su poder de decisión y de su capacidad de influencia sobre las empresas.

Mencionamos también las Empresas Sociales. Según William Drayton los emprendedores sociales son personas que poseen la visión, creatividad y extraordinaria determinación propias del emprendedor de negocios, pero que destinan estas cualidades a la búsqueda de soluciones innovadoras a los problemas sociales. Tienen dos atributos sobresalientes: una idea innovadora que produce un cambio social significativo y una visión emprendedora a la hora de realizar sus proyectos. Están comprometidos en generar un cambio social sistemático en lugar de estar motivados por el espíritu de lucro.

En el caso de la Economía de Comunión, sostienen que es necesario salir de los modelos organizacionales convencionales y buscar nuevas formas de estructuras que promuevan las relaciones interpersonales y hagan de la empresa un ambiente más vivible. El mismo requiere un mayor esfuerzo de parte de las mismas, pero en un mundo cada vez más complejo y versátil, en el mediano plazo, asegurará organizaciones más dinámicas, abiertas a cambios, frescas, divertidas, realizadoras de personas y creadora de emprendedores. Para ello es prioritario pensar en gestiones empresariales participativas, más cerca de la democracia y más alejada de la monarquías las cuales gobiernan la casi la totalidad de las empresas convencionales. Liderazgos holísticos y abiertos hacia el externo de modo tal que civilice y comprometa a las personas con la realidad, devolviéndoles así la esperanza y la fuerza para hacer de su mundo, un mundo justo y fraterno.

El Papa Francisco en su encíclica Laudato SI, sobre el cuidado de la casa común confirma lo que su predecesor había planteado. Nos invita a “eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto por el medio ambiente”.

Las democracias modernas asignan a las instituciones la tarea de controlar y regular la actuación de las empresas. El verdadero mercado no ha sido nunca sólo mercado, sino un entramado de actores, de controladores y controlados. 7)

La división de tareas sobre la que hemos construido nuestras democracias en los dos siglos pasados hoy está en una profunda crisis. Ya no podemos aceptar que las empresas actúen respondiendo sólo a sus propietarios y a los consumidores y que la ley las regule y controle. Las empresas, y sobre todo las instituciones financieras, se han hecho demasiado grandes, ricas, globales y poderosas como para pensar que es posible controlarlas desde fuera y al final.

Un cambio interno radical

Las instituciones deben usar la fuerza que todavía tienen para pedir a las grandes empresas y a los bancos globales que cambien su gobierno. No deben seguir siendo gestionadas por consejos de administración elegidos únicamente por sus propietarios. Se han convertido en demasiado importantes para la vida de todos, por lo que los trabajadores, la sociedad civil y representantes independientes de los intereses de los más pobres, deben entran en sus Consejos de Administración y tener voz y voto en las decisiones ordinarias de gobierno.

En todas las grandes empresas y bancos debe existir un “comité ético” independiente con poderes efectivos. La economía se ha hecho demasiado importante como para dejarla sólo en manos de los economistas, financieros y accionistas. Ni siquiera son suficientes los consumidores, “votando con la cartera”. Hay demasiadas personas condicionadas por las decisiones de las empresas, que no “votan” porque son pobres o están demasiado lejos. Y porque hay industrias (como las de las armas o los juegos de azar) donde los que protestan no pueden votar porque no compran. La economía de mercado y la democracia no se salvarán sin una verdadera democracia económica.

La propuesta de Luigino nos resulta como novedad, sin embargo Enrique Shaw proponía: “lo esencial en una empresa es el respeto por la dignidad humana. Debe haber comunicación entre los dirigentes y obreros, los empresarios consulten y expliquen a los obreros los detalles de la producción, les proporcionen así participación en la empresa al darles un sentido de asociados” 8).

1) Dr Juan José Almagro “Doctorado Honoris Causa” UCC, Empresas ciudadanas y responsables.
2) Lic Julián D’Angelo, Jornadas de RS.
3) Lic Julián D’Angelo, Jornadas de RS.
4) Lic Julián D’Angelo, Jornadas de RS.
5) Las empresas de la Economia de Comunión (EdC) surgen con la finalidad contribuir, a la luz del Carisma de la Unidad, a dar vida a empresas fraternales que sientan como misión suya erradicar la miseria y la injusticia social, contribuyendo a edificar un sistema económico y una sociedad humana de comunión, a imitación de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, donde “entre ellos no había ningún necesitado” constituye una propuesta reciente para alcanzar la armonía social en una sociedad interdependiente. Se trata de un proyecto que pone al hombre, y no al capital, al centro de la unidad productiva y propone nuevos parámetros para las relaciones económicas.
6) Experto en economía y embajador de la Economía del Bien Común en España.
7) Luigino Bruni, Cambiemos el gobierno de las empresas y los bancos, publicado en Città Nuova nº 01/2016 del 10/01/2016.
8) Enrique Shaw y sus circunstancias, Ambrosio Romero Carranza.

Sobre el autor

Marisol Cuadrado

Contadora Pública Nacional por la UBA. Coach sistémica y facilitadora de Constelaciones familiares y organizacionales. Socia Fundadora de Quod Coaching. Docente Pensamiento Social Cristiano, Carrera Contador Público Universidad Católica de Córdoba.

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9 comentarios

  • Gracias Marisol: muy interesante lo que escribiste. No hay dudas de que en el día a día, dentro de las empresas, se deben convalidar con la Vida, los valores que se sustentan y también en el mercado, me refiero a los consumidores. Se trata de una nueva conciencia global de como entender y vivir la realidad económica de una sociedad. Hermoso tema para seguir adelante. te aliento a que lo hagas.
    Saludos

    Ismael Loyola

  • Gracias, Marisol, por poner de relieve la «biodiversidad» existente en el ámbito de la empresa.
    El pensamiento dominante, que cada vez más se propone como pensamiento único, parecería indicar que fuera no hay más que desierto, cuando en realidad hay mucha vida.
    Saludos.

  • En un negocio, para que se concrete, se necesitan dos. Aunque, tradicionalmente, hay empresarios, por así llamarlos; que solo abonan las flores de su jardín. El mundo, la tierra, ya no admite egoísmos tan desarrollados. Los empresarios deben sumar al beneficio social y no sólo a sus cuentas bancarias. Se entenderá, oportunamente, que la economía se desarrolla entre personas y no en la ambición satisfecha por la multiplicación de la necesidad de otros.

    Sin duda, queda un largo camino a recorrer, pero los cambios son inexorables.

    Estimada Marisol; muchas gracias. Muy claro todo lo expuesto. Le envío, un cordial saludo.