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¿Por qué revolución educativa?

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Debemos sustituir el mundo de las palabras y las promesas por la realidad de los hechos. El Presidente Macri se ha propuesto –y nos lo ha puesto como una actividad prioritaria- que llevemos a todo el país y ya lo estamos haciendo, la Revolución con la que transformamos en los últimos ocho años, la vida educativa de la Ciudad de Buenos Aires.

Esta Revolución –porque se trata de un cambio profundo- es difícil de explicar en pocas palabras, pero la esencia de la propuesta es la siguiente:

  1. No importa donde nazca una persona, sin distinción de zonas geográficas ni condiciones socio económicas, tendrá la misma posibilidad de educarse y la misma calidad educativa.
  2. Debemos volver a poner al maestro como el centro respetable de la sociedad. En la Argentina que tratamos de recuperar, la expresión más alta de la calificación social decía de alguien que alcazaba la excelencia: “es un Maestro”. Ahora, frente al mismo cuadro, escuchamos “es un Capo”. Muchas veces el idioma expresa, sin saberlo, cómo se deforma y cómo se puede mejorar la realidad.
  3. Estamos creando una Unidad de Evaluación Integral de la Calidad Educativa. La evaluación no discrimina, mide para saber dónde estamos. Funciona como el análisis médico: no sabemos cuanta presión o cuanto colesterol tenemos hasta que lo medimos. Para solucionar el problema debemos saber dónde estamos parados. La evaluación no medirá solo a los maestros, los alumnos y la infraestructura de las escuelas. Debe medir también a las autoridades políticas que quieren llevar adelante el cambio. Lo hicimos en la Ciudad por una ley, lo haremos en la Nación por otra ley. Debemos escuchar a todos, dialogar con todos, para construir entre todos.
  4. Hay algunas columnas –no son las únicas- que permitirán construir la arquitectura de la Revolución.

La clave de arco que hará posible alcanzar estos objetivos es el dialogo. Diálogo en todas las direcciones: entre gobierno y privados, entre Estado y sindicatos, entre hacedores e intelectuales.

Estas ideas no son únicas, pero están sostenidas en la idea clásica, abandonada por tantos años, que la educación es la base del cambio social.

No tenemos que pensar sólo en qué país le dejaremos a nuestros hijos, sino también en qué hijos le dejaremos a la Argentina.

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