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Los emprendedores serán los actores del nuevo proceso productivo

Escrito por Juan Manuel Barrero
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El mundo demanda de alimentos y esta coyuntura le ofrece al campo argentino la oportunidad de dar un nuevo salto productivo. Este es un tiempo de oportunidades, no sólo para el agro, también para los emprendedores. Ellos pueden convertirse en actores vitales para multiplicar las ventajas, agregar valor en las cadenas productivas locales, innovar y generar arraigo en los pueblos del interior.

Los emprendedores tienen la oportunidad de transformar ese distintivo en una marca país, ser el supermercado del mundo y convertirse en una fuente de riquezas y una escuela de aprendizajes. La tecnología, la capacitación y la formación de ecosistemas emprendedores locales, son herramientas fundamentales para lograrlo. El rol del Estado es central porque acompaña este despegue con la nueva Ley de Emprendedores, impulsada por la Asociación de Emprendedores de Argentina (Asea).

El capital está presente, pero son los emprendedores quienes tienen el desafío agudizar la mirada, detectar la oportunidad y transformarla en productos escalables. Si bien se han hecho muchos esfuerzos para crear ecosistemas emprendedores en todo el país, en el agro todavía resta mucho por hacer.

En Alicia en el País de las Maravillas la protagonista dice: «En un mundo en movimiento el que se queda quieto, pierde». Y así entiendo la lógica de estos nuevos ecosistemas donde cambió la ingeniería de los equipos, las formas de trabajo, las habilidades necesarias para defenderse en ambientes que exigen pensar de manera disruptiva, responder rápido y adaptarse a los cambios.

Un ejemplo de ese proceso se encarna en la figura de Gustavo Grobocopatel, presidente de Grupo Los Grobo, que supo generar redes estrechas de negocios a lo largo y ancho del país detrás de la construcción de relaciones basadas en la fidelidad y la confianza.

En este escenario, todavía la educación formal no tiene tan incorporadas en sus currículas el desarrollo de habilidades «soft» que se convierten en puntos de inflexión para los emprendedores. Habilidades como trabajar en equipo, construir redes de trabajo, ser flexibles, incorporar nuevas tecnologías, conectar nodos, ser creativos o emprender dentro de estructuras establecidas, son cualidades excluyentes para sobrevivir en la nueva economía, pero que no se enseñan: se experimentan, se viven, se aprenden haciendo y sobre todo emprendiendo.

Hablar de capacitación implica estar listos para desaprender e incorporar una nueva manera de analizar el mundo, donde el contenido es un commodity y el valor está en las personas, en el valor de conectarse con hacedores que se animan a pensar disruptivamente, conectar nodos a simple vista innecesarios.

Y, principalmente, entender que las variables blandas son la clave.

Sobre el autor

Juan Manuel Barrero

Licenciado en Administración de Empresas y Contador Público. Socio a cargo de Consultoría, Emprendedores y de Desarrollo de Nuevos Negocios del Estudio Barrero & Larroudé. Presidente de la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios (UNAJE).

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