Management

Potencialidades y tensiones en las organizaciones de la sociedad civil

Escrito por Francisco Riobó

Desafíos de la gestión del trabajo en las ONG.

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Un tema de singular importancia para entender y gestionar organizaciones de la sociedad civil (OSC) es comprender cuáles son los grupos de personas que trabajan en ella.

Podemos dividirlos en tres: la dirección, el personal rentado y los voluntarios que aportan parte de su trabajo. El tamaño, perfil e importancia de cada uno de estos grupos varía de acuerdo a la actividad, la dimensión y otros factores propios de cada organización. Pero entre ellos, las tensiones no son un fenómeno extraño. Esto es algo que debemos entender y aceptar para poder gestionarlas adecuadamente.

La aceptación de esta realidad deriva de la comprensión del valor del trabajo humano en cualquier organización. Va cayendo en desuso el pensamiento que lo consideraba como un “recurso”. Con el cambio de paradigma, que impacta en los valores y nuevos modelos de organización, el trabajo deja de ser considerado un “recurso”. Las personas que trabajan pasan a ser concebidas como “socios estratégicos”, “colaboradores”, etc.

Este cambio conlleva redefinir los roles de quienes se dedican a la gestión del trabajo de las personas. Implica, también, orientarse hacia esquemas más participativos y asociativos.

Innovación, medición de impacto, son conceptos que tienen sentido en la medida en que los hacedores de la organización están plenamente comprometidos con la visión, la misión, los valores y las estrategias definidas para alcanzar el máximo impacto posible.

Disponer de estas habilidades para la gestión de personas, por lo tanto, se torna más necesario que nunca en las organizaciones del sector social. Es indispensable que la Dirección tenga muy en cuenta qué actores componen sus organizaciones, cuáles son sus intereses y circunstancias; para combinarlos adecuadamente y sacar lo mejor del conjunto.

La dirección

La concepción clásica de las OSC plantea un grupo de personas que gobiernan la organización voluntariamente, sin recibir ninguna retribución económica por esta tarea. Son los Consejos o Comisiones Directivas, cuyas obligaciones principales son, fundamentalmente, estratégicas y de gobierno:

  • que la organización no se desvíe de su Visión y Misión
  • que respete sus Valores y que genere los ingresos necesarios para su buen funcionamiento.
  • que prevea situaciones de futuro relevantes, como la rotación de las personas en las diversas funciones, sobre todo en funciones directivas, brindando a la organización la riqueza de las visiones que vienen de la mano de la alternancia.

En realidad, el diseño de los mecanismos de gobierno de estas instituciones es un desafío a la hora de que las OSC cumplan con su misión, sean exitosas y sobrevivan a sus fundadores.

El equipo rentado

En muchas organizaciones, a la etapa “fundacional”, en donde la dirección tiene una gravitación central, le sigue necesariamente incorporar personal y profesionales rentados para seguir evolucionando a través de la profesionalización de la gestión.

La naturaleza de la misión de una organización incide en las formas de profesionalización: objetivos de educación demanda educadores; objetivos de salud, profesionales de la salud; objetivos culturales requieren de especialistas en estos temas, etc. También la organización interna de las OSC demanda perfiles de distinto tipo, para cubrir áreas de finanzas, logística, comunicaciones y otras.

Las organizaciones deben encontrar formas de seleccionar a este equipo y gestionar un modelo de crecimiento profesional satisfactorio. El objetivo es una gestión responsable del grupo rentado y lograr que sea un factor importante en la obtención de los resultados en los campos en que la organización quiere incidir.

El marco legal vigente hace difícil que muchas organizaciones de la sociedad civil puedan soportar los mismos costos laborales que las grandes empresas comerciales. Esto dificulta la incorporación y retención del talento que les permita producir aquellos impactos tangibles y medibles que se proponen como organización.

Los voluntarios

Toda organización puede convocar a personas a donar su trabajo para apoyar las causas que promueven. Los voluntarios definen un rasgo diferencial de las OSC. No hablamos aquí de quienes cumplen tareas directivas, sino del grupo de personas que aporta su trabajo, pensamiento, sentimiento, acompañamiento y mucho más.

Hacer de los voluntarios una fuerza efectiva es una de las tareas más delicadas que afronta una OSC. Este trabajo se debe pensar desde el impacto que tiene en el objetivo de la organización. La relación voluntario-organización debe ser clara: tareas asignadas, roles, perfil de las personas, plazos del acuerdo y toda consideración que deje satisfecha a ambas partes.

El voluntariado es un campo de acción magnífico, con capacidad de generar valor, pero el manejo profesional de los voluntarios es un desafío grande para las OSC.

De hecho, hay muchísimas organizaciones sociales que no trabajan con voluntarios o lo hacen de un modo totalmente marginal, justamente porque no tienen la capacidad de gestionarlo adecuadamente.

En definitiva, si valoramos el trabajo de las personas y entendemos que hay grupos con intereses y motivaciones diversas, comprenderemos que la dirección de las organizaciones sociales tiene como reto central coordinarlos adecuadamente.

Sólo de esta manera podrán maximizar su impacto en los destinatarios que su misión defina. Nuestras OSC sólo se justificarán por la eficiencia en los impactos medibles que se propongan. Lo demás, serán esfuerzos, incluso ponderables, que serán cada vez más difícil financiar.

Sobre el autor

Francisco Riobó

Socio fundador de la consultora En Terreno Social, certificada como empresa B. Desde alli se ofrece apoyo profesional a las empresas, organizaciones sociales y el estado para hacer más efectivas sus acciones con impacto social.

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