Valores

Francisco Olivera: «Necesitamos que el sector empresario se depure y aparezca uno honesto y pujante»

Francisco Olivera, reconocido periodista de La Nación, contestó a nuestras preguntas sobre el empresariado hoy en la Argentina, el ejemplo de Enrique Shaw, las sugerencias del Papa al empresariado, la lucha contra el aborto y el Compromiso Personal Empresario, entre otros.

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¿Cuál es tu visión del empresariado argentino hoy?

Creo que no tenemos un empresariado consolidado como quisiéramos y como debería ser. Hay varias razones pero, en parte, me parece que una muy importante es que está como mal visto ser empresario. Como que ganar plata está mal visto, no? Cuando en realidad el mundo necesita funcionar con gente que genere riqueza. A esta faceta vergonzante se suma que ha habido gobiernos, la mayoría, que siempre le han querido poner el pie arriba a los empresarios y a la gente, para abastecer un Estado en la que viven de manera perenne una clase que se recicla todo el tiempo pero que está siempre en el mismo lugar. Entonces, no lo veo bien hoy al empresariado.

Tengo esperanzas que eso cambie en algún momento. Creo que de alguna manera puede depurarse a raíz de los últimos casos de corrupción, creo que es positivo en el mediano plazo, y en el corto puede ser un problema. Pero si, por ejemplo, uno puede ver lo que está pasando en Brasil luego del Lava Jato, hoy el establishment brasilero es más transparente que hace 10 años, claramente. Entonces, aprendieron a los golpes. Si uno mira los aportes de campaña para las próximas elecciones del 7 de Octubre, si se suman los 8 principales candidatos, no llegan todos al 45% de los fondos que tuvo Dilma en el 2014. Y esto es porque justamente son mucho más cuidadosos con los aportes. Hay dos maneras para mí de no ser corrupto, o dos razones, una es moral que en general no abunda y la otra son sanciones. El problema es que nosotros no tenemos ninguna de las dos cosas. Me parece que esto que está pasando con los cuadernos y con las causas, puede ser el principio de una depuración que siente las bases de un empresariado que cree riqueza, que sea honesto, transparente y pujante.

 

¿Cuál es la medida que define como exitoso a un empresario argentino para tus lectores?

Que tenga rentabilidad. Esto en la Argentina es mucho. Eso hay que considerarlo, cuando hablaba del Estado, éste muchas veces hace todo para que las empresas no sean exitosas, entonces para un argentino común una empresa exitosa es una empresa que tiene rentabilidad, que hace plata. No me parece mal, tampoco.

 

Vos has mencionado a Enrique Shaw en tus columnas y artículos, ¿cómo ves su ejemplo de dirigente empresario en la Argentina de hoy?

Me parece que, si es canonizado finalmente, va a ser un muy buen ejemplo para seguir, desde ya desde el punto de vista de su santidad, pero además desde su creatividad porque si tuviera que destacar de lo que leí de él, es que era una persona muy creativa para encontrar soluciones. El despido es necesario a veces, las empresas respiran tomando personal y despidiendo personal en el tiempo. Si estuviera prohibido despedir, nadie tomaría gente. Pero hay maneras alternativas a veces de hacer ajustes, que creo que Enrique las encontró hace mucho tiempo cuando incluso estaba en un contexto difícil. Me parece que ésta es una virtud muy importante. En realidad eso es una destreza, que surge de la virtud de pensar en el otro antes que en uno. Y esto tiene más que ver con otros valores. Que quizás no son del empresario, pero son del santo o del cristiano, digamos. O sea, porqué  se le ocurrió tercerizar? (nota del editor: Enrique Shaw propuso y ayudó a empleados que debía desvincular por una fuerte baja de demanda en la industria, a que formen una cooperativa para que desde ese lugar sigan brindando sus servicios a la empresa y no pierdan su fuente de trabajo). O como se le ocurrió lo de la carpintería? (nota del editor: Enrique Shaw reasignó tareas a obreros de la fábrica que iban a quedar cesanteados, a que trabajen en tareas de carpintería que hacían falta, para no tener que despedirlos). Creo que eso lo hacés porque pensás un segundo que es lo que te pasaría a vos del otro lado. Y creo que esto no es tan difícil de pedir en realidad…no es tan difícil de pedir.

 

El Papa Francisco llamó al empresariado de todo el mundo a seguir el ejemplo de Enrique, ¿qué te parece esa definición?

Me parece una gran definición. Me parece que habla también que si la Iglesia lo impulsa por su condición de empresario ejemplar, es un punto de inflexión muy importante para la propia Iglesia. Creo que la Doctrina Social de la Iglesia tiene una asignatura pendiente con la creación del capital, porque está muy centrada en su distribución pero si nadie crea riqueza, entonces no hay para distribuir. Son pocos los Papas que se han referido a la creación de riqueza. Juan Pablo II lo ha hecho un poco en algunas encíclicas, pero en general no se pone demasiado el acento en ese costado. Y creo que es muy importante porque forma parte de la misión que tenemos como constructores de este mundo, de crecer.

 

Enrique fue en su época un puente entre el mundo empresario, el del trabajo y el de la Iglesia. ¿Es relevante hoy que puedan unirse esos tres sectores en nuestro país?

No sé si que se unan, pero por lo menos que no se molesten el uno al otro. Es muy importante que haya una buena relación entre el sindicato y el empresariado. La Iglesia puede seguramente servir para esa convergencia, pero lo que no quiere decir creer en una Argentina corporativa… que es otra cosa. Pero me parece que es importante que exista una buena relación entre esos sectores.

 

Enrique decía: «Si es malo para mi país, es malo para la empresa» ¿Encontras hoy empresarios comprometidos con el bien común del país?

Hay… pero hay pocos. No quiero centrarme en la crítica empresarial, porque en general si uno hace una recorrida por todos los sectores, encuentra vicios en todos los sectores. Empezando por el periodismo por ejemplo. En la crisis argentina han confluído todos los sectores. Es una crisis que va desde los propios argentinos, y que se expresa en todos los sectores. Me parece que los empresarios no son la excepción. Es algo más visible, pero la corrupción está en todos los estratos.

 

Agustin Salvia dijo que los empresarios son dirigentes sociales, y que tienen un rol importante para ayudar en la baja de la pobreza ¿qué te parece?

Yo lo respeto mucho a Agustín. Es una persona muy valiosa y muy seria para trabajar. Yo no coincido con ese planteo, desde el punto de vista que el empresario tenga un rol social. Creo que el ser humano tiene un rol social, y desde esa óptica todos lo tenemos. Pero atribuirle al empresario una función social que vas más allá de crear riqueza, a mí me parece a veces medio peligroso… Con que sean transparentes, paguen sus impuestos, hagan bien su trabajo, sean creativos… ya es muchísimo para nosotros. Yo tenía un profesor que decía “El heroísmo empieza donde termina la responsabilidad”. Hay cosas que nosotros pensamos que son heroicas pero son nuestro deber. Yo lo que le pido al empresario es que cumpla con su deber. Acá el problema argentino es que ni siquiera ha cumplido con su deber. Después, el heroísmo tiene que ver con la Santidad, y Enrique Shaw era un Santo. Pero lo mínimo indispensable es que un empresario cumpla con su deber.

 

Sos un público defensor de la Vida ¿Que le sugerirías a los empresarios hacer con respecto a la defensa de este valor fundamental?

Primero, que no se callen. Leía el otro día la vieja teoría de una politóloga alemana que se llama Noelle-Neumann, que se llama “La espiral del silencio”, como una ideología en función del miedo al aislamiento que tiene un sector de la sociedad por profesarla, va perdiendo valor y adeptos, y van ganando los que gritan más fuerte. El ejemplo más claro es el plebiscito entre Cristo y Barrabás, el Evangelio dice “gritaron más fuerte” y los otros se callaron, no? Entonces, lo que dice Noelle-Neumann es que si tenemos dos ideologías en un momento, la que va a prosperar va a ser la que no genere vergüenza entre quienes la proclaman. Me parece que lo que ocurrió en la discusión con el aborto, por suerte hubo un quiebre entre las dos votaciones donde dejó de ser vergonzante estar en contra del aborto. Es muy importante que la gente no se calle. De hecho, con algunos colegas que también han trabajado mucho por esto, es como que nos sentimos obligados y que no teníamos la intención de convertirnos en voceros. De hecho no fue mi caso, a mí me tocó opinar varias veces pero hubo colegas más activos que yo en esto. Me parece que es muy importante no callarse, y creo que el empresario tiene una función muy importante en esto, más allá de todo el acompañamiento que puede hacer a la madre embarazada, que tiene que ver con un involucramiento cristiano, donde siempre son más caras que las solteras que no se embarazan.

 

ACDE convocó en el 2016 a firmar en forma pública un Compromiso Personal Empresario a todos los empresarios, profesionales y emprendedores del país donde, entre otros, no se debe aceptar la corrupción bajo ninguna circunstancia ¿Crees importante que los cambios de cultura empiecen con ejemplos concretos de conducta desde los dirigentes?

Sí, me parece que todo suma. Pero creo que tiene que partir de cada uno. La Argentina va a dejar de ser corrupta cuando todos y cada uno decidamos no ser corruptos desde nuestra posición, a partir de ahí va a cambiar todo. No creo que se pueda imponer esto con un acuerdo… puede ayudar pero en realidad tiene que ver con una cuestión moral que está adentro del hombre. Es una decisión personal.

Sobre el autor

Juan Pablo Simón Padrós

Licenciado en Administración de Empresas. MBA en el IAE Business School (Universidad Austral). Expresidente de ACDE y miembro del Consejo Directivo.

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