Fundamentos de la Responsabilidad Civil y Robinson Crusoe

“Nuestro propio carácter gregario, será el promotor de espacios de interacción, dando lugar a la articulación de distintos escenarios en “relaciones con otros”.

Ergo, la construcción de un colectivo social con un estado de derecho, que regule nuestras relaciones sobre la base del respeto al prójimo y el principio de “No dañar”, contribuirá a consolidar un marco eficaz para la convivencia humana.

En un sentido jurídico, el derecho se constituye en la obligación de reparar el daño y en la responsabilidad de posicionar a damnificado en un estadio anterior a como se encontraba antes de sufrir el daño, acciones sustentadas en “la sanción jurídica de la conducta lesiva responde a una elemental exigencia ética” [1]

Escenarios extraños e impensados, en términos del personaje Robinson Crusoe[2],  hasta la aparición de “Viernes” en la isla desierta, como disparador de “relaciones con el otro”.

Precisamente, el filósofo alemán Michael Bauwens [3] se vale de estas caracterizaciones en pos de argumentar al economista Murray Rothbard en relación con su premisa de que “todos los derechos humanos, son de hecho, derechos de propiedad” v.g «Que el derecho a la libertad de expresión no es más que el derecho de alguien a usar su propia tinta y papel para escribir y decir lo que quiera” [4]

Premisa, que puede ser validada por quienes comulgan con la escuela austríaca o en función de cual sea el enfoque filosófico para su análisis. A partir de lo cual, podríamos decir que las personas que abogan por “estos nuevos derechos humanos deberán infringir derechos de propiedad a una mayor escala” con el propósito de alcanzar un nuevo estadio de derecho.[5]

Esta situación tan paradójica, nos llevaría a una discusión sinfín sobre la base de: ¿Que derechos deben prevalecer o son mejores?  dando lugar así a una potencial “Catch #22 Situation”.[6]

Precisamente este sencillo ejercicio económico, nos permite evidenciar que la filosofía del derecho no es meramente un pasatiempo intelectual y evidencia la importancia de un marco de derecho que nos garantice “una administración equitativa y eficaz de estos los bienes escasos” en un universo de personas con intereses y motivaciones diferentes, situaciones en donde subyace el riesgo de conflictos potenciales. Esta administración eficaz quedara reforzada por la concepción aristotélica [7] acerca de la justicia distributiva en lo inherente al rol de la persona “como integrante de la sociedad”

En esta instancia, y en relación con la temática del presente trabajo, establecemos un paralelismo con los personajes de Defoe: Robinson Crusoe y su amigo Viernes. La aparición en escena “del otro” en la isla, será el disparador de estas situaciones de relación. Ergo, el principio “alterum non laedere” y al deber ético y justo de indemnizar cuando se causa un daño.

En síntesis, determinando los fundamentos filosóficos y económicos del “porque indemnizar” dentro del marco de la Responsabilidad Civil.