Todos mis libros son, si ustedes quieren, pequeñas cajas de herramientas.
Michel Foucault, 1926-1984.
Nada, no dijo nada. Compliance se gestaba con las Federal Sentences Guidelines for Organizations en EE. UU. pocos años después de la muerte del filósofo.
Sin embargo, alguna de sus ideas nos permiten darle un nuevo significado al tsunami de eventos de Compliance en la Argentina.
¿Es compliance vigilar y castigar?
Para Foucault el ejercicio del poder no es sumisión, sino que presupone la libertad de los individuos. Por eso, una técnica de gobierno, control o vigilancia suele estar acompañada de un discurso verídico o creíble. El discurso buscará la adhesión.
“Discurso” no es sinónimo de atril o micrófono, sino de “saber”.
Compliance es un saber. Jurídico, administrativo, directivo, institucional…
Para Foucault, un saber es un conjunto de enunciados y reglas que determinan qué pertenece a ese discurso. Por ejemplo, qué es compliant y qué no. However, un saber no trata de la verdad. Un saber es un poder: esconde una lucha, un querer, un deseo, una dominación.
(Técnica + discurso) = Dispositivo de poder. Compliance es un dispositivo de poder.
Ahora bien, ¿cuál es el discurso o saber que está detrás, o debajo -o en el fondo- de compliance? ¿Es el mismo discurso en su país de origen que en el nuestro?
Los discursos o saberes no circulan en una sociedad libremente, dice Michel. No todos son habilitados a hablar sobre determinados temas y suelen ser “apropiados” por un determinado grupo o institución. Los discursos, también, acarrean peligros y éstos “han de ser conjurados”.
Lo que observo es:
En el discurso de compliance original, el conjuro busca proteger a la libre empresa de la codicia del empresario.
En la Argentina, el discurso de compliance busca conjurar la codicia de los políticos (y/o funcionarios públicos).
¿Es acertado? ¿Resulta convocante? ¿Obtiene la adhesión buscada? ¿De quién?
¿Seguirá buscando lo mismo? Veremos, veremos, después lo sabremos.
En este enlace les dejo más de Foucault para mirar Compliance.