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Conciencia Corporal

Escrito por Fátima Hergenreder
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Nuestro cuerpo se ve afectado de múltiples maneras en nuestra vida cotidiana. La tensión, la rigidez y la imposibilidad de sentir son aspectos muy comunes en el estilo de vida occidental actual. Nos despertamos y nos sentimos aplastados o cansados, desayunamos mirando el celular sin saborear siquiera los alimentos que ingresamos a nuestro sistema, luego vamos al trabajo y en el tren estamos invadidos por otras personas que se sienten de igual manera y los más afortunados viajan en auto en una aparente intimidad que a veces termina siendo de mayor estrés que el hacinamiento de los transportes públicos. En nuestro trabajo, una reunión o algo que nos dicen nos hace sentir un nerviosismo que recorre la columna o nos cierra la boca del estómago o tal vez estamos pasando una situación familiar delicada y aparecen las migrañas o el insomnio.

El cuerpo es un perfecto espejo de todo lo que nos va impactando de forma física, mental y emocional.  Sin embargo, a veces tiene que ser extrema la señal que nos da, para tomar conciencia y decidir parar a escuchar, sentir y darnos atención plena. Queremos el resultado, sentirnos bien, pero no queremos hacer el proceso, porque implica frenar la aceleración de buscar algo en lo externo.

Imagen de joven haciendo ejercicios

La conciencia corporal es el primer paso, es a lo que necesitamos prestar atención para lograr transformar la manera en que nos sentimos. Aprender a observar el cuerpo, su movimiento y la manera en que lo utilizamos. Generar modificaciones conscientes es vital para desarrollar nuestro potencial. En definitiva, es el cuerpo el que nos da el canal que nos permite hacer las actividades que deseamos y si no lo cuidamos, de un modo u otro, todo lo que queremos disfrutar tarde o temprano se verá afectado.

Hay ideas simples y fáciles de abordar que nos permiten no solo generar un espacio de observación dentro de una clase o sesión de pausa activa, sino también poder estar presentes mientras hacemos las actividades del día a día. Si aprendemos a llevar la atención a los estímulos físicos, vamos a estar aquí y ahora. Un ser humano que está presente, es más eficiente, más productivo, tiene más claro hacia dónde avanzar para alcanzar sus objetivos, en definitiva, es alguien que experimenta plenitud.

A lo largo de los años en los que me he dedicado a la danza y a la meditación pude observar cómo mi cuerpo puede ser mi mejor aliado para ir observando qué sucede conmigo, no como una obsesión en analizar cada sensación, sino más bien como una actitud gentil de dar espacio para que el sentir sea una parte de mi dedicación diaria.

Imagen de grupo

Cuando me despierto cada mañana, sacudo por un minuto el cuerpo, luego me siento y sólo registro, realizo un scaneo y observo si hay alguna dureza o algún dolor. No importa si la sensación es placentera o desagradable, solo le permito expresarse sin juzgar. Este hábito me lleva alrededor de 3 minutos diarios y genera una transformación muy importante.

Otro hábito simple y poderoso es frenar, parar el cuerpo en situaciones de tensión o simplemente por el sólo hecho de tomarte un break. Salirte de la situación en donde estás (podés ir al baño o a un lugar tranquilo) y por un minuto cerrás los ojos y te enfocás en sentir las plantas de los pies en el piso, o cualquier apoyo de tu cuerpo en la superficie en donde te encuentres, luego observás internamente desde los pies a la cabeza, de una manera muy gentil y fácil, sin forzar. Atestiguás la respiración y registrás si hay alguna sensación, luego usando la respiración llevás tu atención a los lugares donde hay tensión como si acariciaras esas incomodidades por dentro. Este es un ejercicio muy simple, que no te lleva más de dos minutos y que, usándolo con frecuencia, puede generar grandes cambios en cómo te percibís y cómo respondés a las diferentes situaciones cotidianas.

El cuerpo nos acompaña toda la vida, cuanto antes puedas empezar a escucharlo, mejor. Te vas a sorprender de toda la información que puede entregarte y los cambios increíbles que podrás generar en tu vida.

Sobre el autor

Fátima Hergenreder

Fundadora de Siddhi Consulting. Contadora Pública Nacional con Curso de posgrado en Dirección de Proyectos en la Universidad Católica Argentina. Project Management Professional – PMP®: credencial otorgada por Project Management Institute PMI®.

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