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El debate sobre los modelos de capitalismo y la Economía Social de Mercado

Escrito por Marcelo Resico
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Con la caída del muro de Berlín, durante los años noventa y principios de los 2000, se desplegó un mundo que se podía caracterizar como unipolar, en el que se desarrolló una interpretación extrema del libre mercado –la idea de un mercado completamente autorregulado y por tanto de una política económica basada en la desregulación– y la confianza en un avance automático de la democracia de cuño occidental.

La crisis financiera y económica internacional, desatada en 2007-2008, implicó, en buena medida, la caída de esta visión con respecto a los automatismos sociales en la historia. La crisis financiera, originada en términos cercanos en el colapso de una burbuja especulativa en los mercados hipotecarios, ha llevado a lo que se ha denominado la “gran recesión” de la economía internacional, poniendo de manifiesto las deficiencias de un modelo basado en un “mercado

desregulado”. Bajo este paradigma se relajaron de manera seria las regulaciones de la economía, en particular la de los mercados financieros, y de la defensa de la competencia, se produjo la concentración económica de la propiedad y la riqueza, y se generó un sistema financiero vulnerable a crisis recurrentes y sistémicas.

Como resultado, en la actualidad asistimos al deterioro de la situación social, en particular del mundo desarrollado, y al debilitamiento de los valores cívicos y democráticos en varios países. Asimismo, estos fenómenos han puesto al descubierto un proceso de largo plazo de resurgimiento de un mundo multipolar, en donde se da la competencia de modelos nacionales o socioculturales de capitalismo. Los modelos de capitalismo están dados por combinaciones de políticas económicas, un determinado set de instituciones y un entramado sociocultural dado.

Asimismo, estas estructuras se aplican a la realidad en el marco de un planteo estratégico, generalmente a nivel nacional, que trata de adaptar los elementos mencionados a un estado de situación de la coyuntura económica y la geopolítica a corto y mediano plazo.

La aún presente crisis económica internacional ha marcado en general la necesidad del retorno de la intervención del Estado en la economía, cosa que han implementado la gran mayoría de los países, en mayor o menor medida, (incluyendo políticas como el sostenimiento de entidades financieras y empresas a través de la participación del Estado, seguros de desempleo y políticas sociales, y el impulso al gasto público en obras de infraestructura, entre otras).

Asimismo, comenzó un debate en cuanto a reformular las regulaciones nacionales, y las instituciones internacionales. Las políticas anticíclicas de mayor intervención del Estado en la economía contuvieron los peores efectos de la crisis, si bien aún no se ve “el final del túnel”, permaneciendo –a la hora de escribir este artículo– la probabilidad de una recesión de dos caídas, es decir, con un patrón de forma de “W”.

En la actualidad, por otra parte, se comienzan a percibir distintos modos de interpretar las intervenciones del Estado en la economía. Por un lado, en la mayor parte del mundo desarrollado esto se concibe como una intervención puntual y excepcional, orientada a la recuperación de la economía del sector privado, entendido como el motor primario del crecimiento. En varios países del mundo emergente, la intervención da lugar a un nuevo modelo en el que la intervención estatal apunta a administrar desde el Estado las economías por tiempo indefinido.

Los líderes de varios países están incursionando pragmáticamente en un nuevo modelo: el “capitalismo de Estado”, que algunos creen puede ayudar a superar la crisis financiera y de los “mercados des-regulados”, garantizando el crecimiento económico. En otros países se está en una situación intermedia, a la expectativa. En el contexto de estas tendencias, que se han ido perfilando, nos parece que se definirá el debate sobre los sistemas económicos y sus políticas concomitantes de aquí en adelante.

Por otra parte, a nivel global se puede percibir que el sistema internacional está amenazado, no sólo por los efectos coyunturales de la crisis, sino por las diferentes interpretaciones de cómo debiera estar organizado basadas en los modelos divergentes de capitalismo. Los cambios en el balance del poder económico y político a nivel internacional, ilustrado por la evolución del G-7 al G-20 de la actualidad, hacen que asumir este tema sea ineludible para la resolución de la forma que debe adquirir la nueva arquitectura internacional.

La tesis central de este artículo es que hay una tercera alternativa, entre el “capitalismo del mercado desregulado” y el “capitalismo de estado”: la “economía social de mercado” capaz de resultar en una respuesta adecuada a los desafíos nacionales como de resultar en un aporte a la reconstitución del sistema internacional.

(Descargar acá el artículo completo)

Sobre el autor

Marcelo Resico

Doctor en Economía (UCA). Obtuvo una Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE y un Diplomado en Economía Social de Mercado en la Universidad Miguel de Cervantes, en Chile. Es profesor e investigador del Departamento de Economía de la UCA.

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