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Hay otra manera de ver el mundo

Escrito por Mariana Romano
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Unas noches atrás me acosté observando la televisión que estaba encendida. Números en rojo y amarillo de contagiados y muertos por el COVID-19, el siguiente bloque la crisis económica mundial por la pandemia. Tanda publicitaria, todos productos farmacéuticos para la acidez, dolores musculares y de cabeza. Ya a esta altura estaba un poco nerviosa y ni decir cuando retomó el programa de actualidad con las noticias de robos e inseguridad y debates políticos.

“¡Basta!”, pensé. “Esto no es lo que quiero ver”.

Recordé una de las lecciones del libro “Un Curso de Milagros” (UCDM) cuyo título es “Hay otra manera de ver el mundo”. Este libro en sus lecciones propone construir un cambio de percepción del mundo tanto en su aspecto externo como interno. 

El mundo que veo es siempre una interpretación que habla de mí misma y me dicta la reacción frente a lo que veo. Entonces, luego de tomar varias respiraciones profundas me dije, no voy a juzgar lo que está pasando, elijo no poner el foco en el sufrimiento, ni tampoco en la información que cada vez es más abundante y que estoy convencida que está intencionada en inferir en la mente de los televidentes de acuerdo a la línea de pensamiento del programa o el interlocutor. 

Hace varios años que practico la enseñanza de este libro UCDM y he internalizado que la percepción selecciona y configura el mundo que veo. La percepción es una elección. Transcribo un párrafo del libro: “Tal como el hombre piense, así percibirá. No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa.”(1)

Así que luego de recordar estas frases, elegí escuchar mi voz interna y descansar en la paz de mi propio cuidado. Sé que puedo elegir que pensar, que puedo sostener los cuidados de salud, que puedo confiar en mis elecciones personales.

Esa voz me dice que sí puedo ver el mundo de otra manera y puedo crearlo desde esa percepción. Me nutro de material de lectura que me haga bien, cuido mi cuerpo y elevo mi sistema inmunológico, me rodeo de personas que tengan una mirada creativa de la vida y selecciono los pensamientos que quiero mantener durante el día. Entrego todo lo que no puedo cambiar porque no depende de mí.

Esa noche dormí mejor que las anteriores, me desperté al día siguiente agradeciendo todo lo bueno que tengo en mi vida, siendo consciente que no pretendo cambiar el pensamiento de los que tengo a mi lado y mucho menos el mundo, aunque sí puedo cambiar mis pensamientos y mi manera de ver las cosas.

 

Referencia:

1) Foundation for Inner Peace – Un Curso de Milagros – Capítulo 21, pag. 497

Sobre el autor

Mariana Romano

Ing.en Sistemas (UTN FRC), Dipl. en RR.HH. (UNC), Responsabilidad Social Empresaria (ICDA UCC). Instr. Técnicas de Meditación (Esc.Yoga Clásico y Científico), Facilitadora de UCDM-Casa Espejo Cristal.

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