Agenda para el crecimiento

La opción preferencial por los pobres impone terminar con la pobreza (parte I)

Escrito por Antonio Margariti
Escuchar artículo

La reclusión provocada por la pandemia también tiene su lado positivo. Nos ayuda a reflexionar, a pensar en nuestro destino y el del prójimo. También promueve la vocación por escribir y recordar algunas cosas, después de olvidar lo que hemos aprendido.  Tal es el sentido de este paper.  Un abrazo y los mejores deseos.

¿Quiénes son más solidarios?

Pareciera que la pandemia ha impulsado preocupaciones sociales que antes se pasaban por alto. Entre ellas, la responsabilidad de proteger a los pobres de solemnidad, que no son precisamente los pobres de conveniencia.

Cuidar a los pobres y necesitados es una obra de misericordia narrada por el evangelista San Mateo en el juicio final, antiguamente llamada compasión por los pobres.  Pero  ahora -con un dejo dialéctico-  se denomina solidaridad.  También se la está designando como fraternidad universal, en una remembranzajacobina de la revolución francesa.

Sin embargo, pese a las apariencias, compasión, solidaridad y fraternidad no son todas iguales o idénticas.  Ellas eran nobles virtudes humanas nacidas de la piedad y la conmiseración hacia los más necesitados.  En cambio “solidaridad” o “fraternidad universal”, son meros vocablos en la jerga de algunos gobernantes insensibles, a quienes poco importa el dolor ajeno y mucho interesa el beneficio propio.

Pero entonces, ¿quiénes son verdaderamentesolidarios?

La corrección política señala que son los progresistas o militantes de izquierda. También se indica que pueden serlo los reaccionarios o tradicionalistas de derecha. Ambos por las siguientes razones.  

La verdadera solidaridad no surge de la militancia ni de la dialéctica política, sino que nace de la nobleza del alma y de un espíritu conmovido por la miseria ajena.  Por eso la solidaridad no puede ser impuestapor aquellos fariseos que simulan sostener la opción preferencial por los pobres.

Porque curiosamente serreaccionario” podríasignificar la preferencia por restaurar viejos valores éticos que hoy en día son rechazados por el egoísmo insensible en que se vive y la desaprensión por el dolor ajeno.

Del mismo modo, “propiciar el cambio” podría suponer la improvisación de ir a la bartola permitiendo ladestrucción de auténticos valores sólo por ser antiguos.  

Con ideas confusas, huecas, erradas o malintencionadas tanto un progresista como un conservador pueden llevarnos a logros funestos. Lo hemos experimentado muchas veces.  

Ésa es la razón por la cual Lucio Anneo Séneca (40 a.C.) egregio tutor de los emperadores romanos les advertía que: “no hay vientos favorables para quien no sabe adónde va. Exactamente ésta es la actitud que hoy adoptan políticos que se creen muy astutos, pero   van mintiendo, cambian de rumbo, se desdicen o retractan y hacen la plancha   navegando irremediablemente hacia el tifón que los llevará a pique.

Cuando tanto los progre-populistas como los conserva-aristócratas, no  saben adónde van o no pueden explicarlo claramente  y siguen  derroteros  zigzagueantes, terminan  enfrentados con el dilema de la Escila y Caribdis, dos monstruos marinos que en la Odisea estaban  situados en las orillas opuestas del estrecho de Messina, entre Sicilia y Calabria,  tan cercanos entre sí que los marinos que intentaban eludir  los rocosos acantilados de la derecha terminaban siendo  tragados por el remolino fatal de la izquierda. Un mito griego que convendría recordar.  

Fariseísmo sentimentaloide

Hoy, nuestro desdichado país presenta un pavorosocuadro de pobreza extrema que alcanza, según Agustín Salvia del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, al 45 % de la población y castiga impiadosamente al 63 % de la infancia y niñez. Es el producto de los desaciertos de tantos años y del fruto envenenado de una desafortunada cuarentena. Ambos errores han servido para propagar la epidemia y provocar el colapso de nuestra economía.  Desgarra ver que 2 de cada 3 niños son menesterosos y padecen hambre.  

Un gran número de los que vociferan contra el espíritu de lucro, critican la libertad de mercado y atacan al capitalismo decente, apenas logran poner un pie en una pizca de poder se convierten en ávidos acumuladores de riqueza.

Simultáneamente declaman que van a combatir la pobreza y reparten el dinero ajeno, nunca el propio.  quedándose con una suculenta porción de lo que distribuyen. Tal es la triste experiencia que hemos vivido en nuestra ultrajada patria, sin que la historia y los electores los hayan juzgado.  

El afán repartista que domina a estos impostores del igualitarismo se traduce en propuestas para aumentarel gasto público, sin límites ni prudencia y en la repartija al voleo de lo que llaman la redistribución de la renta.

Con lo cual justifican el aumento excesivo de impuestos, la emisión sideral de moneda sin valor y el endeudamiento para financiar sus pródigosdespilfarros, retrucando a quien los critique, con este cínico interrogante: ¿por qué vamos a tener que reducir el gasto?   Al final, terminan quitándoles a los pobres más dinero del que les reparten y eso es fariseísmo sentimentaloide.

La falacia de esa convicción política se origina en el desprecio de la evidencia universal de que no es posible progresar si se gastan más recursos de los que se producen.  Así menosprecian los únicoscriterios racionales que el género humano ha elaborado para solucionar la escasez de recursos: la cuidadosa selección de necesidades y la limitación de las apetencias por saciarlas.  

 

Este artículo sigue en la Parte II

Sobre el autor

Antonio Margariti

Economista y autor del libro “Impuestos y pobreza. Un cambio copernicano en el sistema impositivo para que todos podamos vivir dignamente” (Fundación Libertad de Rosario). Falleció en noviembre de 2020. ✞

Deje su opinión

2 comentarios

  • Además de lo mencionado en su excelente nota, se podría considerar también que:
    En 1970, en nuestro país se contaban entre indigentes y pobres el 5 %, actualmente suman más del 50 %. Ello es debido fundamentalmente a que la Ley de Contrato del Trabajo y sus anexas en sus cláusulas indemnizatorias más la Mafia de los Juicios Laborales, atacan a los empleadores, los emprendedores y al empleo.Los emprendedores y el empleo son los que crean la riqueza de las naciones y si se los atacan, se promueve la pobreza y el subdesarrollo.
    Es lo que se observa aquí y en todos los paises subdesarrollados.
    Para disminuir la pobreza se debe estimular el empleo cambiando nuestras leyes como la mencionada por el Seguro de Desempleo,como en todos los paises desarrollados, o por lo que funciona en la industria de la construcción el ¨Fondo de Cese Laboral¨ que coincide con lo recientemente propuesto por el exministro Alberto Lavagna.