Icono del sitio EMPRESA

5 claves para mantener el equilibrio emocional durante las crisis

Escuchar artículo

Como sabemos, la mayoría de las personas atravesamos crisis, al igual que nuestros países. Son ciclos vitales que, si los resistimos, producen un efecto contrario al que buscamos: persisten con más fuerza.

Ahora bien: una crisis de contexto no necesariamente implica que el micromundo emocional individual deba replicarla.

Para lograrlo es necesario entrenarse en mantener el equilibrio emocional.

El concepto de crisis encierra el de cambio, ya que trata de situaciones que generan modificaciones con consecuencias.

Una pandemia, el despido del trabajo, la situación económica del país, un divorcio, una estafa, son crisis en sí mismas, que tienen distinto tipo de impacto emocional en cada persona.

El sesgo cognitivo, es decir, la forma más habitual de reacción cerebral, para muchas personas es tomarlas como un fracaso y, por lo tanto, se le pone el signo negativo dentro de la actitud e interpretación individual y hasta colectiva del momento que se atraviesa.

Factores como el estrés, ansiedad, insomnio, enfermedades cardiovasculares y la poca adaptabilidad, no contribuyen a que logremos el equilibrio emocional necesario. Es así como se van cerrando las visiones, el túnel parece no tener una luz a la salida y nos sumergimos en una encerrona que aparentemente no tendrá fin ni alternativas.

Pensándonos como humanidad, somos un sistema interrelacionado: interactuamos de la mejor forma posible, nos conectamos y transmitimos ese flujo de vivencias, energía e información unos a otros.

La forma que adopte esa energía será contributiva o restrictiva. Esto significa que si, ante la misma crisis, dos personas la asumen como un fracaso o con desesperación, se potenciarán en un espiral descendente de lo que podemos llamar emociones no contributivas o restrictivas: se arrastran hacia abajo mutuamente.

En cambio, si las mismas personas tienen una visión realista-optimista de la situación, por ejemplo, considerando su fortaleza interna para atravesar el desafío, el resultado será exactamente el opuesto: de contribución para elevarse mutuamente.

Para ilustrar este tema, en los sistemas sociales en los que vivimos insertos, el rol del liderazgo ayuda a moverse de la crisis a la oportunidad, al menos desde el sentido más profundo que se puede asumir. Por lo tanto, un líder puede contribuir a acompañar a las personas de sus equipos en un sentido mayor, para que, pese a lo que se vive, puedan transitarlo de la mejor forma posible.

Aquí aparece algo curioso: la diferencia entre un jefe y un líder. El jefe, verticalista, dando órdenes, controlando, es un modelo prácticamente en desuso y al que le queda poca vida. El nuevo liderazgo, más consciente, contributivo y centrado en las personas, es el que dará vida al nuevo sueño, la nueva epopeya de ese equipo, para que, atravesándola juntos, salgan lo más fortalecidos que sea factible.

Como vemos, son dos miradas del mismo asunto, la misma crisis. Lo que cambia radicalmente el resultado es el enfoque y la actitud.

Estas cinco claves ayudarán a tener visiones contributivas frente a las crisis, tanto personales como colectivas:

Ahora ya lo sabes: el equilibrio de las emociones depende directamente de tu actitud y de cómo permites que los acontecimientos externos impacten en ti, por más difíciles que se presenten y por más complicadas que se pongan las cosas. Siempre hay opciones en el camino de la superación de la crisis. Y esa superación empieza en lo individual, sin esperar que venga otra persona con una varita mágica para resolverlo por ti.

 

 

 

Salir de la versión móvil