Valores

Amor 2.0: afectos colaterales

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Aunque no sé si la amo a ella o amo el recuerdo de su voz”, 

STENDAHL, La cartuja de Parma 

 

Si el FUTURO YA NO ES LO QUE ERA, pues ha perdido esa entrañable, proverbial e inveterada costumbre –muy precisamente la de SER el futuro-, el AMOR –tan vinculado con el porvenir- tampoco lo es, sobre todo para los “MILLENIALS” y la así llamada Generación Z. Sin embargo, si bien concierne sobre todo a ellas y a ellos, se refiere también a nosotros, los INMIGRANTES DIGITALES, los WEB-ADVENEDIZOS, los “BABY BOOMERS” y la Generación X, a quienes los más jóvenes (nos) admiten con indisimulada, sarcástica y burlona condescendencia a entrar por la puerta (trasera) en el siglo XXI.      La nuestra es, sin duda alguna, una ÉPOCA JUVENIL. Ser joven, o aparentarlo al menos, es el signo de los tiempos y lo cierto es que esa cultura juvenil y ULTRA-TECNOLÓGICA ha ido (re) configurando una EDUCACIÓN SENTIMENTAL característica en la que destacan los cambios con respecto a las COMPRENSIONES y AUTOCOMPRENSIONES del AMOR y la vida afectiva. En contra de las apariencias, que a veces aciertan, pero a veces confunden, no se trata de cambios radicales sino graduales, modificaciones sutiles, aunque perceptibles, y cuya esencia es una TRANSFORMACIÓN de la RELACIÓN PERSONAL con el TIEMPO.

Hace algunos años el futuro gozaba de una proverbial admiración por una humilde y modestísima causa: solía estar situado por DELANTE del PRESENTE, mucho o poco, pero decididamente por delante. Hoy, gracias en muy buena parte a la instantaneidad comunicativa que nos permiten los nuevos medios, las MULTI-PLATAFORMAS y las ubicuas y omnipresentes redes sociales, el FUTURO y el PRESENTE se han VUELTO CONTEMPORÁNEOS, ésa es la neo-temporalidad del HOMO y la MULIER MOBILIS.      Georges AMAR, el autor del concepto MOBILIS, lo subtitula como la NUEVA MOVILIDAD, pero no se trata solo de eso, de la movilidad, es decir, del ESPACIO, sino más bien y mucho mejor del ESPACIO-TIEMPO, una nueva era de la TEMPORALIDAD: el ciberespacio, en contra de lo que parece y el mismo término asegura y presagia, no es ante todo ni primariamente OTRO ESPACIO, es sobre todo y primariamente OTRO TIEMPO.

Frente a los revolucionarios franceses del ’68 –“¡MUERA EL PASADO!”- hoy ni siquiera se precisa un certificado de defunción del futuro: es todo más sencillo, simplemente ha dejado de existir por la vía de la FUSIÓN directa con la cotidianeidad.

Vivimos en el FETICHISMO del TIEMPO CONDENSADO, mucho más capaz de estructurar la vida que “el fetichismo de la MERCANCÍA” de Karl Marx (El CAPITAL, 1867), por lo que nuestros desvelos no son TOPOGRÁFICOS sino de SINCRONICIDAD, no los registran los mapas y sus geo-cartófragos, no el GPS, Google Maps o Waze, sino los relojes, los SMART WATCHES: en el mundo globalizado nadie pretende que las relaciones humanas dependan de pisar el mismo SUELO, pero sí de VIVIRLO TODO-CON-TOD@S y al MISMO TIEMPO, experiencia VITAL que se ha visto incrementada exponencialmente con el COVID-19.

El pensador español Julián MARÍAS (1914-2005), discípulo privilegiado de Ortega y Gasset, afirmaba el CARÁCTER PRO-YECTIVO de la VIDA, sostenía con vehemencia que vivir es PRO-YECTO –tensión ilusionada hacia el futuro, hacia el porvenir- y no el mero YECTO de Heidegger, “SER-YA-AHÍ”, no la condición trágica de ARROJADOS a la existencia como “SERES-PARA-LA-MUERTE”, “DAS SEIN zum TODE” (SER y TIEMPO, 1927): uno no muere sino que SE muere, no morimos, aunque también, NOS morimos, o alguien SE NOS muere, he aquí la SUBJETIVIDAD de la vivencia del tiempo de los días que pasan, aunque tal vez iguales a sí mismos, subjetividad propia y específica de la modernidad líquida.      A juicio de Marías, el modo propiamente humano de resolver esa tensión fundamental entre el presente y el mañana es nuestra CAPACIDAD de PROYECTAR, la manera personal de COLONIZAR el FUTURO y apropiárselo, atemperando –no suprimiendo- su potencial de decepción, incertidumbre, derrota y riesgo. Así ocurre, por ejemplo, con las PROMESAS de AMOR, pues con ellas nos atrevemos a ASEGURAR que ESTAREMOS ALLÍ (ENTONCES) pase lo que pase y en un tiempo que no es el de ahora. No solo prometemos, sino que NOS comprometemos a ser cada quien promesa y prefiguración de sí mism@.

Cuando el futuro y el presente se vuelven indiscernibles en el ESPACIO del TIEMPO-MUNDO la capacidad FUTURIZA de PROYECTAR se ve fagocitada por la disposición PRESENTISTA al mero ESTAR en CONTACTO, y amistades profundas que en otros escenarios (auto) biográficos tardábamos años en construir pacientemente palidecen ahora al contemplar que en apenas un par de meses alguien diga tener más de mil AMIGOS/CONTACTOS en las redes sociales. Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, Pinterest, Reddit, Tuenti, Tik-Tok… son ahora la única marca y medida de cómo se desarrolla nuestro mundo psíquico, afectivo y emocional y de si ese mundo es o no de calidad y bienestar.

Es el AMOR 2.0, algunos de cuyos aspectos más sobresalientes analiza Zygmunt BAUMAN en su obra AMOR LÍQUIDO (2003) y –más recientemente- lo propio hacen Ulrich BECK y Elisabeth BECK-GERNSHEIM en AMOR A DISTANCIA (2012), continuación de su “bestseller” El NORMAL CAOS del AMOR (1998), desarrollo lógico del pensamiento de BECK, quien ya en los años ’80 del pasado siglo había acuñado los conceptos de SOCIEDAD del RIESGO y MODERNIDAD REFLEXIVA, pues ése es precisamente el nuevo RIESGO intersubjetivo, la REFLEXIVIDAD del YO y la cierta posibilidad de su SOLIPSISMO y cancelación de la apertura irrestricta y hospitalaria hacia la OTREDAD.      No deja de ser sintomático y muy revelador que otro de los autores que trabajan en el paradigma de la MODERNIDAD REFLEXIVA, Anthony GIDDENS, el mentor intelectual de la fracasada TERCERA VÍA del primer ministro británico Tony BLAIR, haya dedicado también un libro a estudiar las transformaciones de la intimidad, THE TRANSFORMATION OF INTIMACY. SEXUALITY, LOVE and EROTICISM in MODERN SOCIETIES (2004).

Pensando en el título de la obra de los Beck quizás –además de amor a distancia- haya que insistir en que un rasgo todavía más definitivo del AMOR 2.0 es el AMOR A DESTIEMPO, no se trata tanto del espacio (y su ausencia) como de una nueva temporalidad de la que ya se ha escrito en las líneas precedentes. Un DESTIEMPO PARADÓJICO, sin embargo, porque quienes habitan esos vínculos emocionales de la VIRTUALIDAD lo hacen plenamente convencidos de su SINCRONICIDAD más absoluta, de que la vida es ON LINE o no vale realmente la pena.

Y precisamente por eso, porque el amor proyecta y ansía cierta DOMESTICACIÓN del FUTURO, quienes viven instalados en la UTOPÍA SINCRÓNICA devoran MÚLTIPLES AFECTOS al MISMO TIEMPO pues de ello depende su SENSACIÓN de PLENITUD, relaciones en las que el fin del vínculo es de cancelación tan ligera y efímera (un simple y casi imperceptible bloqueo en WhatsApp) como tenue e intrascendente era la relación que lo precedía. Son los AFECTOS COLATERALES de los tiempos que nos toca vivir, cuyo incremento es inversamente proporcional al del crecimiento de los AFECTOS PROGRESIVOS, el modo/tiempo del recíproco conocimiento intersubjetivo que existía antes de las redes sociales. Sin embargo, AHORA la historia no se divide entre las centurias A.C. (antes de Cristo) y su contracara D.C. (después de Cristo), sino más bien en antes o después de FACEBOOK, cuya membresía es la verdadera pérdida posmoderna de la virginidad, el auténtico y tribal rito de paso y la puerta de acceso franco al mundo de los adultos.

Pero estos tiempos, siendo los más desafiantes y hasta disruptivos, son también los mejores o, al menos, los ÚNICOS que tenemos entre manos para ser y hacer felices, y con respecto a los cuales no parece cuerdo ni sensato aferrarnos a la nostalgia del pasado o a la queja depresiva de que lo mejor ya ocurrió y no hay manera humana de que (nos) vuelva a suceder. Aunque no todo el amor pueda contarse en los exiguos 280 caracteres que nos regala Twitter.

 

Sobre el autor

Carlos Álvarez Teijeiro

Doctor en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra (España). Profesor titular de Ética de la Comunicación en la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.

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1 comentario

  • sste articulo me desconcierta. El amor humano requiere conta to corporal. Eso no puede cambiar. Leí el Amor liquido de Bauman y mi u interpretación es que esa relacion efimera no es amor. El concepto de amor no puede cambiar porque desapareceria la sociedad. Aldous Huxley en «Un mundo feliz nos .uestra la cruda reakidad de un mundo sin amor. «El amor esta definido en corintios 15,