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Ilegitima utilización de la pandemia para atacar a los moderados e impedir el diálogo

Escrito por Enrique del Carril
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Desde la antigüedad, pasando por las revoluciones modernas y contemporáneas, la táctica populista siempre fue atacar a los moderados que apostaban por el diálogo y la reforma pausada pero constante, para dividir a la sociedad en dos bandos irreconciliables. Es lo que nosotros llamamos “la grieta”, más antiguo que el mundo y que nuevamente se ahonda con el reciente discurso del Presidente y el DNU 241/021.

Lo hizo Robespierre, imponiendo el terror, Hitler en la famosa “noche de los cuchillos largos”, Stalin con el genocidio de los campesinos de Ucrania. La historia nos brinda muchos ejemplos más que no es del caso detallar a fin de no alargar estas líneas.

En nuestro país claramente los dardos del populismo están concentrados en la Ciudad de Buenos Aires y su Jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta. Se trata del referente del ala dialoguista de Juntos por el Cambio y quien mejor mide en las encuestas que lo proyectan como un posible candidato presidencial en 2023.

Foto: @PadresOrg

La dinámica es clarísima cuando se trata de las medidas referidas a la pandemia: desde el Poder Ejecutivo se lo convoca o se lo cita cuando los vientos imponen proyectar una imagen de moderación mientras simultáneamente se envía a los talibanes del oficialismo a criticarlo duramente con datos o noticias falsas. La maniobra de desgaste culmina en medidas inconsultas cuyo único fin es minar su autoridad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde sus habitantes en las urnas han corroborado su satisfacción por los buenos gobiernos (con sus más y sus menos como siempre ocurre) cuyos dos últimos períodos lo tienen a Rodriguez Larreta como protagonista.

Lo vivimos cuando, sin consultarle, el Presidente Fernandez primero y luego la Cámara de Diputados por una estrecha mayoría, recortaron la legítima participación de la Ciudad en la coparticipación de impuestos. Hoy, en medio de una pandemia que nos afecta a todos pero que a ojos vista donde mejor se la maneja es en la Ciudad de Buenos Aires a pesar de los muchos contagios, el Presidente impone medidas restrictivas propias de un estado de sitio sin distinguir sectores ni necesidades que imponen el equilibrio. Para mantener su relación con los gobernadores, que son la usina de eventuales futuros votos, afirmó que cada Provincia conserva su autonomía para aceptar las medidas,  morigerarlas o ampliarlas. No obstante atropella a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires amenazándola con la intervención de las fuerzas federales (policía, gendarmería y prefectura) para hacer cumplir las medidas que impone sin tener atribución para ello porque el poder de policía pertenece a los gobiernos locales y no fue delegado en el federal y porque, además, ejerce facultades propias del Congreso extralimitándose en sus poderes.

Varias son las medidas restrictivas dispuestas que afectan derechos esenciales, pero una de las más sensibles es la nueva suspensión de las actividades escolares y educativas. Las estadísticas son claras en el sentido que la reapertura de los colegios no ha producido contagios relevantes. Mucho más peligroso es la continuidad de deportes de contacto como el futbol donde sí hay un riesgo claro de contagio y difusión de la enfermedad; pero la lógica del “Pan y Circo” propia del populismo desaconseja suspender estos espectáculos, lógica que se manifestó en el vergonzoso velorio de Maradona. El gobierno de CABA fue líder en el reclamo y la firmeza para restaurar las clases presenciales, lo cual  finalmente logró. Hoy en forma prepotente  y sin consulta alguna el Presidente le impone el aislamiento y amenaza con utilizar las fuerzas federales para hacer cumplir sus propósitos

Rodríguez Larreta en conferencia de prensa fue firme y directo al repudiar las medidas tomadas por el Gobierno Nacional, reafirmar la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires ante las amenazas de intervención del Poder central y, especialmente, denuncia la conducta del Presidente que cierra las puertas al diálogo. También es alentador ver que ha elegido las vías legales para oponerse a la arbitrariedad mediante el planteo acciones ante la Justicia aunque, dada la autonomía de la Ciudad, bastaría con dictar un decreto reafirmando la decisión de continuar las clases presenciales.

Esa firme actitud del Jefe de Gobierno debería ser acompañada por la ciudadanía. Nadie está obligado a someterse a una ley o decreto inconstitucional. También es condenable ejercer la justicia por mano propia. Es necesario que los colegios, comerciantes y empresas afectadas en forma rápida planteen las acciones judiciales pertinentes.

 

Sobre el autor

Enrique del Carril

Abogado. Ex director de la revista EMPRESA. Fue presidente del Colegio de Abogados de la CABA entre el 2006 y el 2010. Socio fundador del Foro de Estudios sobre Administración de Justicia (FORES).

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2 comentarios

  • Totalmente de acuerdo Enrique. Ahora hay que esperar para saber si nuestro poder judicial – a través de la Corte Suprema – puede ser, no solamente lo independiente, sino lo rápido para ayudarnos a destrabar este conflicto innecesario, evitando que los chicos pierdan días de clase presencial, y hasta que los datos objetivos de la pandemia así lo demanden (y no una improvisada medida con claro sesgo político).

  • Nuestro peor enemigo es la ignorancia.
    Convalidar y acatar la no concurrencia a clases es asegurar el peor de los destinos.
    Se están quemando los últimos vestigios de una nación impulsada por próceres como Alberdi y Sarmiento.
    ¿Qué pasa con el Jefe de gobierno de GCBA?, ¿porqué no utiliza el poder que le dieron los votos?, ¿acaso es un populista mas que solo escucha lo que «le sopla su entorno»?.
    ¿Hasta cuando quienes deben decidir hacen lo políticamente correcto en lugar de lo que se debe hacer?
    Saludos