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Iniciativas para superar la pobreza

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Estado de situación

Nuestra economía no crece desde hace una década, y en este año y medio de gobierno populista, ya se perdieron 240.000 puestos de trabajo y mas de dos millones de personas que pertenecían a la clase media y media baja se convirtieron en pobres, el populismo destruye el empleo privado, el único empleo que crece es el informal, el empleo publico, y la pobreza.

Serán necesarias profundas reformas en las políticas fiscal y laboral, como también en el sistema previsional, capaces de ofrecer la seguridad jurídica, la estabilidad y previsibilidad, de una economía abierta al mundo para que el país vuelva a ser atractivo a nuevas inversiones e iniciativas que permitan desarrollar todo el potencial de los abundantes recursos naturales y humanos con que contamos.

En el XXIV Encuentro Anual de ACDE se nos propuso caminar hacia un capitalismo más humano. ¿Porque capitalismo y no totalitarismo o populismo?

Porque el capitalismo probó ser el sistema mas eficaz para generar riqueza y progres. Es con un sistema capitalista con reglas claras que premien la producción sobre la especulación, que conseguiremos condiciones laborales y tributarias que nos permitan ser mundialmente competitivos.

A principio de este año, ACDE solicitó a los integrantes del Consejo de Economistas, un ejercicio sobre cuál era a nuestro entender, el principal y más urgente problema que enfrentaba la Argentina.

La respuesta de varios colegas y la mía propia identificó a “la pobreza” como el más urgente de los problemas a ser tratados. Enfrentamos tanto la pobreza material, como la intelectual, la pobreza de valores y la más nociva que es la pobreza de esperanza. Argentina es uno de los pocos países que tiene mas pobres que hace 25 años, Brasil tiene muchos pobres, pero menos que hace 25 años lo mismo sucede con Perú, México o Nigeria.

La Iglesia nos propone desde la Rerum novarum a Fratelli tutti, criterios y principios doctrinales para elaborar un programa económico y social que debidamente aplicado constituiría sin duda la respuesta más contundente al drama de la pobreza y la desigualdad en nuestras sociedades.

Lamentablemente, la pobreza continuó creciendo de manera alarmante llegando hoy a afectar a más de la mitad de la población y entre los jóvenes menores de 18 años la incidencia es mayor aún, siete de cada diez son pobres. Si bien la pandemia contribuyó a este aumento, también fue potenciada por la pandemia de la indiferencia.

Algunas posibles respuestas

En el inicio de nuestro XXIV Encuentro Anual escuchamos al Papa Francisco animarnos a través de las tres parábolas de Mateo 25 a ser planificadores precavidos y administradores hábiles capaces de multiplicar los talentos recibidos.

También Monseñor Víctor Manuel Fernández nos dijo “Lo que la Iglesia espera de ustedes empresarios cristianos, es que sean empresarios exitosos y que les vaya bien en la vida”.

Como cristianos debemos ser sembradores de esperanza, presentando propuestas superadoras que contribuyan a disminuir la pobreza y restaurar la movilidad ascendente de la sociedad. La primera buena noticia, es que podemos hacerlo, pues tenemos los recursos naturales y humanos necesarios. La segunda buena noticia, es que, existen excelentes iniciativas que ya están contribuyendo para lograrlo, y deseo destacar tres que he conocido como valiosos ejemplos:

1) Generación 2040

El 6 abril del corriente año, asistí de en representación del Consejo de Economistas de ACDE a la presentación del documento “ARGENTINA 2040: Diagnóstico de consenso empresario-sindical para un plan de crecimientoe conómico-social y de desarrollo sostenible”, elaborado por Generación 2040; estaban presentes importantes dirigentes empresarios y sindicales, así como los presidentes de las cámaras empresarias y secretarios generales de varios gremios. Salí de la presentación con renovadas esperanzas en el futuro de nuestro país fundamentadas por la iniciativa de este grupo de jóvenes, que conscientes de la necesidad de cambiar la actual relación entre capital y trabajo decidieron poner manos a la obra y tender puentes haciéndola más colaborativa a través de la construcción de confianza entre las partes.

 El Documento

En las 58 páginas del documento presentado mencionan el bono demográfico. ¿Qué es el bono demográfico? Es un periodo de tiempo durante el cual el grupo de personas en edad de trabajar y ser económicamente activas supera al de las personas potencialmente dependientes, aquellas entre 0 y 14 años y mayores de 65, esta oportunidad histórica se prevé que termine entre 2035 y 2040.

Si lo sabemos aprovechar se traducirá en beneficios reales para los jóvenes, para lograrlo es necesario capacitar y darle oportunidades de trabajo para que sean individuos económicamente activos que contribuyan generando riqueza para el país, existen herramientas que bien aplicadas pueden contribuir a aprovechar el bono demográfico, como por ejemplo proyectos de educación técnica vocacional (ETV) destinado a que esta población logre insertarse en el mercado laborar.

El desafío es transformar el empleo sostenido artificialmente por el Estado vía transferencias transitorias (que acabaron convirtiéndose en permanentes) a los más vulnerables (ATP e IFE, a más de 9 millones de personas) en empleo real, para transformarlos en individuos económicamente activos, con acceso al crédito y financiamiento para así atender su tremenda demanda insatisfecha. Básicamente, este fue el camino transitado con éxito que le permitió a Brasil incorporar mas de 35 millones de ciudadanos que estaban excluidos.

Además, generar condiciones atractivas para repatriar al millón de argentinos económicamente activos en el exterior, dos tercios de ellos profesionales, técnicos o personas con oficios.

2) Akamasoa

Iniciativa que nace de intentar replicar en nuestro país la exitosa experiencia del sacerdote argentino radicado en Madagascar, el padre Pedro Pablo Opeka, que consiguió rescatar de la pobreza más radical a gran cantidad de niños. Gastón Vigo Gasparotti, fundador de esa iniciativa en Argentina, la define como “una organización humanitaria que busca abarcar toda la vida de las personas sin caer en la “trampa” del asistencialismo”.

Pedro Opeka, se fue a Madagascar en 1968, creó la Asociación Humanitaria Akamasoa en la quinta nación más pobre del planeta. Con ella pudo construir 22 barrios, 4000 casas, maternidades, hospitales, cementerios, calles, veredas, desagües, guarderías, escuelas de todos los niveles, liceos, universidades e infraestructura de todo tipo para un oasis de esperanza que sorprende al mundo.

Planificó una ciudad de 29 mil habitantes, en donde actualmente están escolarizados 14 mil niños. A esa impactante cifra se le suman 30 mil personas más que van los Centros de Acogidas a pedir ayuda, incluso una cama para morir. Se calcula que mediante su abordaje salieron 500 mil personas de la extrema pobreza.

Amartya Kunar Sen, un filósofo y economista indio, ganador del Premio Nobel de Economía en 1998, presenta un modelo para que las personas sean “agentes de su propio destino”.

Su contribución más revolucionaria fue el enfoque de las “capacidades”, de las que dispone cada persona para poder convertir sus derechos en libertades reales, haciendo referencia a lo que “son capaces “de hacer” o “de ser”, con independencia de la cantidad de recursos con los que cuenten.

Las capacidades son las habilidades de una persona para realizar actos valiosos, básicos, estratégicos y esenciales para la vida. Cada capacidad está representada por un conjunto de funcionamientos individuales entendidos como actividades, logros y estados deseables de una persona. Ellas nos permiten determinar y analizar el bienestar y la libertad real de un individuo, un grupo o una sociedad y en función de esa valoración, podemos ver que tan justa, libre e igualitaria es una sociedad.

El modelo planteado por Sen busca que las personas sean “agentes de su propio destino”. Akamasoa ha ejecutado esta premisa a la perfección. Se respetó siempre la dignidad de la persona, tratando a quienes sufren la pobreza como sujetos y artífices de su camino, y no como destinatarios de acciones paternalistas y asistencialistas.

Justamente, ¿qué necesita Argentina?

 Nutrirse de dignidad

El primer paso es la aceptación de la realidad:

En la Argentina se demora, en promedio, seis generaciones para salir de la pobreza, es imperioso aprovechar todas las iniciativas existentes que puedan contribuir y comenzar a transitar el camino de recuperación.

Fuente: Akamasoa Argentina. (akamasoaargentina.org)

3) Productividad inclusiva

¿Por qué productividad inclusiva (PI)? Porque es un camino que nos permitiría crecer con progreso social. La productividad sin inclusión no es aceptable política o socialmente. Y la inclusión sin mayor productividad, no es sostenible.

Para salir de esta situación, los desafíos centrales de la Argentina son los mencionados en el Proyecto Productividad Inclusiva liderado por el economista Juan Llach, desde hace dos años en marcha en el IAE Business School y en la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral.

En nuestro país, la productividad por persona ocupada cae desde hace diez años, debido principalmente al derrumbe de la inversión en capital físico, de 19,5% del PIB en 2007 a solo 11,5% en 2019 y, Covid-19 mediante, a 10% en 2020, la menor desde 1950.

América Latina es el continente que menos creció en este siglo y, en ese marco, nuestro país solo supero a Haití y a Venezuela.

Por qué la Argentina necesita una estrategia de productividad inclusiva. ¿Por qué la Argentina necesita aumentar, conjuntamente, la productividad y la inclusión? Mayor productividad es esencial para crecer, pero no es aceptable por sí sola, políticamente. Y la inclusión sola, más frecuente en la Argentina, no es sostenible sin desarrollo económico. Por eso deben ir juntas. Sus claves son aumentar la calidad y cantidad de inversión en capital humano y en capital físico, para así crear millones de empleos formales, erradicando la pobreza y reduciendo la desigualdad. Obvio y fácil de enunciar, difícil pero posible, pocas veces intentado y nunca realizado nuestro país.

En el mundo post pandemia, la PI será aún más necesaria, dados los aumentos de la pobreza y la desigualdad y un entorno de gran cambio tecnológico. Ese marco sería ideal para acordar políticas que promuevan la PI.

 La macroeconomía de corto plazo es insuficiente sin un rumbo claro.

La PI conlleva la necesidad de un rumbo claro y acordado por los actores relevantes, del que carecemos hace tiempo. Las políticas económicas suelen centrarse en “la macro” de corto plazo: reducir la inflación y el déficit fiscal, encarrilar el precio del dólar, dotar de recursos a la ayuda social y lograr una reactivación, casi siempre pasajera. Lo dicho es necesario, pero no suficiente, aunque consiga la “bendición”, no sencilla, del FMI. Buena parte de las políticas sociales tienen un tinte de ayudas pasajeras, a veces también de dádivas políticas, y mucho difieren de las que ayudarían a una auténtica inclusión, reduciendo la pobreza y la desigualdad.

Pareciera no advertirse que un rumbo claro es esencial y se necesitan mutuamente con la macro de corto plazo. Si hoy el rumbo del país estuviera en marcha clara y correctamente, la Argentina podría crecer más y, por la mayor inversión y la creación de empleos, se morigerarían las privaciones para los más necesitados, asociadas a la imprescindible reducción del déficit fiscal. En más de un año y medio de gestión, el gobierno no ha definido su rumbo. Estas omisiones y, más aun, optar por rumbos equivocados, como el que con frecuencia se adopta ampliando sin ton ni son las estatizaciones o amigándose con países muy cuestionables, atenta contra la inversión, en capital físico y en capital humano. Esto genera “mudanzas” de empresas al exterior o emigrar. Se estima que hay cerca de un millón de argentinos económicamente activos en el exterior, dos tercios de ellos profesionales, técnicos o personas con oficios.

La puesta en práctica de la PI requiere acuerdos mayoritarios

Poner en práctica una PI que ayude a sacar a la Argentina del prolongado decaimiento requiere acuerdos básicos mayoritarios [2]. Por ejemplo, una ley de responsabilidad fiscal, la autonomía del Banco Central, el aumento sustancial de la productividad del sector público, con rendición de cuentas anuales, una reforma impositiva compatible con un salto en la inversión y en las exportaciones, una apertura gradual de la economía y políticas sociales que, mediante la educación en todos los niveles y la capacitación laboral apuntalen al desarrollo tecnológico y a la creación de empleos.

Fuente: IAE, Productividad inclusiva.

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