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Tener responsabilidad o ser responsable

Labyrinth o laberinto hecho con ventanas

Photo by Raka Miftah from Pexels

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Hace años me llamaba de vez en cuando algún amigo mío para decirme: «Me han nombrado Director de Responsabilidad Social (lo de la Sostenibilidad vino más tarde). ¿Qué he de hacer?» Yo solía responderle que, lo que debía haber hecho su jefe, era decirle: «Ven a mi despacho, que charlaremos un par de horas. Secretaria: no quiero recibir llamadas ni visitas en este tiempo. Siéntate y toma nota. Te voy a contar cómo veo nuestra empresa, qué esperan de ella nuestros clientes, empleados, proveedores, inversores… Cómo debemos posicionarnos. Cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles… Luego, te marchas, dedicas unos días a pensar sobre lo que te he dicho, preparas un plan, vienes y me lo cuentas; luego lo comentarás con los demás directivos de la empresa, lo presentaremos al Consejo y… ya tendremos el plan de RSC

“Qué hemos de hacer en RSC” suena a “¿qué cosas hemos de añadir a lo que ya hacemos?”. La RSC se ve como un listado de cosas a hacer. Lo más fácil es copiar las de otras empresas del sector, de modo que no nos distinguiremos de ellos. La ventaja es que nadie nos criticará por hacerlo. El inconveniente es que no nos distinguiremos de los demás, no tendremos una ventaja competitiva, o sea, no destacaremos por eso. Si las cosas van bien y ganamos mucho dinero, haremos cosas interesantes. Si van mal, haremos lo más fácil, lo más barato, lo que mejor cuadre con nuestras necesidades del momento, y ya está. Si el director de RSC cae bien al equipo directivo, irá proponiendo cosas nuevas, de modo que RSC crecerá, «haremos» más cosas. A lo mejor, con un poco de suerte, también hacen cada vez mejor lo que la empresa debe hacer.

La alternativa es, como ya he dicho, ¿qué significa para mí, para nosotros, ser responsable en nuestra empresa, en nuestro sector, en nuestro lugar, ahora? ¿Qué somos, qué queremos ser?

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