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Tiempos para resiliar

Escrito por Gaby Hostnik
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Empezamos a transitar este 2021 con aprendizajes capitalizados, con la esperanza renovada de un nuevo comienzo, pero también con el agotamiento de un año que nos desafió, interpeló y movió en todas nuestras estructuras.

¿Cómo hacer frente al stress, al agotamiento y a las emociones que nos obstaculizan nuestro bienestar?, ¿cómo convivir con la incertidumbre, la complejidad y el cambio?

Mucho se ha hablado de la resiliencia como capacidad y como un factor clave a desarrollar y promover en este tiempo. Los autores catalanes Anna Forés y Jordi Grané, proponen que la resiliencia se tendría que conjugar: resiliar es un verbo que nos invita a la acción.

Es un proceso que dura toda la vida, se construye antes, durante y después del obstáculo a atravesar. Tiene que ver más con la transformación que con la adaptación y la resistencia. La resiliencia es un hábito que generamos en la práctica. Resiliamos en las decisiones que tomamos o en las acciones que emprendemos.

¿Qué resilia?

Las acciones comunitarias de ayuda a los más necesitados, la dedicación del personal sanitario, los acuerdos que se realizaron entre empresas de distintos rubros para que las personas no pierdan sus empleos, la flexibilidad de las familias para organizar el trabajo virtual y el homeschooling, las alianzas entre emprendedores, el esfuerzo y empeño de los docentes para que sus alumnos sigan aprendiendo,  los rediseños de nuestros caminos profesionales, las soluciones creativas frente a lo inesperado, las palabras de esperanza, los gestos desinteresados, las expresiones artísticas, lo propio de lo humano.

Resilia lo generativo, lo simple, lo diverso, lo frágil, lo flexible, lo improvisado, lo práctico, lo heterogéneo y lo pequeño.

 ¿Cómo podemos resiliar nosotros en el día a día?

1-Darnos permiso para sentir: nos educaron para reprimir o suprimir nuestras emociones, y no para expresar aquello que sentimos. Se trata de asumir todas las emociones que experimentamos y aprender tanto de los aspectos positivos como negativos.

2-Preservar nuestra fortaleza mental: prestar atención a nuestro estado anímico ya que altera directamente la interpretación de la realidad que percibimos.

 3-Rodearnos de una red empática: las relaciones cálidas, confiadas y comprensivas son fundamentales para el bienestar de cualquier persona. Hay que rodearse de personas que crean fuerte en nosotros, son tiempos de estar en comunidad.

 4-Hacernos nuevas preguntas: desarrollar el aprendizaje intencional, que nuestro aprender sea un continuo.

No mirar solo lo que se necesita en el presente, también en  lo que tenemos que empezar a invertir hoy para mañana.

5-Cultivar nuestra mirada posibilista: donde pongamos el foco de nuestra atención, ahí estarán nuestros resultados. Por eso se dice que lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

6-Pausar el ritmo frenético: más allá de que estos tiempos nos exigen agilidad, sino paramos, no podemos pensar. Subestimamos el valor de no hacer nada y de lo que nos olvidamos es que la pausa y el silencio, son amigos de las buenas reflexiones. Como dice Helene: “no importa lo que estés haciendo, si quieres que pase otra cosa, tienes que hacer una pausa”.

7-Entrenar nuestra creatividad: para gestionar situaciones desafiantes a las que nunca antes nos enfrentamos, a nuevos problemas, necesitamos soluciones creativas. Así como la inteligencia no es fija, la creatividad puede ser entrenada. Es la habilidad humana por excelencia que nos ayuda a buscar nuevas alternativas, a generar nuevas opciones y posibilidades para innovar y crear desde la “hoja en blanco”.

8-Valorar los pequeños pasos, las pequeñas metas y nuestros logros diarios: Resiliar es ir más allá de lo que aprendido el año pasado, ya que nos permite crear alternativas y tomar buenas decisiones para afrontar la incertidumbre porque nuestro mundo ha dejado de ser el que era.

Por último, me gustaría mencionar que, ser resiliente, no significa ser invulnerable. Somos frágiles y vulnerables, porque somos humanos, y eso no quiere decir que no tengamos fortaleza. Hoy es de valiente reconocer la vulnerabilidad y aceptarla porque nos permite barajar y dar de nuevos en todos los aspectos de nuestra vida, y, además, nos permite cuidarnos y cuidar al otro.

Resiliar es un hábito que generamos en la práctica, tiene que ver con generar opciones para seguir viviendo.

 

Sobre el autor

Gaby Hostnik

Especialista en Inteligencia Emocional-Coach Laboral- Speaker-Facilitadora de procesos de transformación y Divulgadora.

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