Ese fue el título de la reflexión mensual que compartió este mes el Padre Daniel Díaz, nuestro asesor doctrinal en ACDE.
Hace pocos días armé un grupo de WhatsApp con algunos cristianos de la oficina en Argentina. Lo pensé para estar conectados y compartir cosas de interés como retiros y charlas. Uno de estos compañeros de oficina me contó que había un grupo de Slack con cristianos de la Firma de muchos países en todo el mundo. El acrónimo de nuestro grupo es C@M. En esta comunidad de Slack tenemos momentos de oración y testimonios de colegas semanalmente por video conferencia; algunos colegas piden oración por familiares y también compartimos experiencias acerca de cómo compartir la fe con nuestros hijos. Es un grupo abierto que arrancó en 2019 con unos colegas de Polonia. Somos unos 820 colegas.
También hoy charle brevemente con uno de los animadores del grupo. Si bien vive en Polonia, estaba en Francia. Al final de la charla me dijo que iba a ir a misa a la Capilla de la Medalla Milagrosa, en París. Me ofreció rezar por mí y le pedí rezase por mi familia también. Cumplió y me mandó una foto.
Cristianos en las empresas