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“Adolescencia” y el paso del tiempo

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Tanto me insistieron en que la vea, que finalmente la vi. Me resistía por la crudeza y angustia que me provocaban los trailers. A poco de su lanzamiento, la serie Adolescencia ya ha recibido muchos elogios, comentarios y recomendaciones para padres. En mi caso, solo quiero compartir un pensamiento que me hizo surgir respecto de la conciencia del paso del tiempo.

Mi recuerdo de la infancia es que el tiempo no pasaba nunca. Las vacaciones del verano tardaban en llegar, la “sala de espera” del dentista o del médico era interminable. El tiempo era de chicle, se estiraba y se pegaba en cualquier situación más de la cuenta o simplemente era algo que no registraba.

No tengo exactamente el mismo recuerdo de la adolescencia, pero sí de que algunas experiencias quedaban estampadas en algún lugar del alma como algo que “jamás de los jamases” iba a cambiar o dejar de suceder o nunca habían sido de otro modo. Los profesores eran viejos y siempre lo habían sido. Experiencias de las buenas y de las no tan buenas con los amigos, los padres, el colegio, el club o un “noviecito” (¿palabra antigua?). Nunca, nunca iba a cambiar, siempre iba a ser así.

Por momentos, a pesar de la influencia de la rapidez del mundo digital y los cambios en los vínculos familiares y en los colegios, la serie Adolescencia, me hizo pensar que hoy en esa fase que hace foco – los 13 años- sigue sucediendo lo mismo. Si me siento feo, eso nunca va a cambiar, si mis compañeros del colegio no me aceptan o se burlan de mí eso nunca va a cambiar. En algún capítulo, los policías que fueron al colegio a investigar lo que pasó dicen: esto parece un corral. En ese corral, las clases son interminables, sus pasillos son interminables, los gritos de los profesores son interminables, las peleas entre alumnos interminables, los rostros de impotencia de los profesores son interminables. La muerte de una alumna viene a decirle a todos. Si, la vida se termina; en algún momento se termina. Pero ¿qué hay del paso del tiempo? ¿del in between? ¿del becoming?

Mutatis mutandis hay algo análogo que observo en los alumnos de primer año en la facultad y que no se observa en los que ya están en el último año. Comencé el año pasado a dictar en primer año a los que recién ingresan a la universidad -o a los que recién salen del colegio secundario. Y podría decir esto: aún no conocen el paso del tiempo. Primero un paso y después el otro: para estudiar o hacer amigos o armar grupos de estudio. Todo eso necesita tiempo y no es inmutable.

La velocidad del mundo digital -todos sabemos- ha contribuido a la inmediatez y a la frustración sobre lo que no ocurre instantáneamente. Sin embargo, me atrevo a hipotetizar que algo sigue siendo igual a mi infanto-adolescencia y es la noción del paso del tiempo. Esa medida subjetiva entre el antes y el después en la edad que enfoca la serie. El tiempo no pasa y si toda la vida va a ser de este modo, mejor terminarla. Por momentos, pareciera que los padres de Jay Miller, tampoco se han dado cuenta del paso del tiempo. No sé si es lo que pensaron los guionistas, pero es lo que a mí me hizo pensar.

¿Cómo enseñar/educar/explicar acerca de cómo las cosas de la vida se desarrollan con el tiempo? No sucedió hoy, pero puede suceder mañana: la autoestima, las habilidades, los vínculos, todo tamizado es y será por el tiempo.

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