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Frankenstein, la metáfora del momento

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Miré la nueva película del mexicano Guillermo del Toro, Frankenstein (2025), con mucha intención. Es decir, la miré buscando todo el tiempo en el guion, aquello que tuviese que ver con el avance de la inteligencia artificial. No es la forma ideal de ver una película, pero me entusiasmaba. Un poco, porque había visto algún clip de del Toro “defendiendo” la creatividad humana versus la creatividad de la IA y otro, en donde decía que preferiría morir antes que usarla. Además, en mi imaginario rol de productora de cine, el universo estaba confluyendo en decirme: ¡Obvio, este es el momento del mundo mundial para hacer un remake de Frankenstein!

Para el filósofo Eric Sadin, nos hemos fusionado tanto con la tecnología que nos hemos transformado en nuevos Frankensteins. Se nos ha cosido a nuestra mano el teléfono celular y la IA se ha convertido en confidente, en psicólogo, en espejo. Pero Frankenstein, no es solo una rica metáfora de esta dimensión individual o personal de la relación con la tecnología. Sino que también, es una simbolización de su dimensión social, en tanto la inteligencia artificial aparece -o la hacen aparecer- como una nueva Prometea.

El Prometeo y el Epimeteo Moderno

La inglesa Mary Shelley publicó su novela Frankenstein en 1818 y le puso como subtítulo “el Prometeo moderno”. Prometeo, era un titán, una especie de deidad de la mitología griega, que le roba el fuego a los dioses para dárselo a los hombres. Su nombre significa “el que ve con anticipación, el que sabe o aprende antes” y Platón lo opone a su hermano Epimeteo, cuyo nombre significa” el que se salta la sabiduría, el que entiende después”.

En el momento en que sale a la luz la novela de Shelley, la gran revolución era la electricidad. Hoy, la “Prometea moderna” es la inteligencia artificial. Pero ¿es la que sabe antes? ¿O es la nueva Epimetea, la que se salta la sabiduría y se entera de todo después que el ser humano?

 

La criatura decide

Volviendo a la película de este año, el personaje que hace Christopher Waltz, que es quien financia el desarrollo del médico Frankenstein, es el único que menciona a Prometeo. Simboliza, para mí, el mega- empresario tecnológico de la película. Pero, la verdad sea dicha, no encontré en ella tantas referencias metafóricas a la inteligencia artificial como yo esperaba, salvo en la escena en que Víctor Frankenstein hace su defensa en el tribunal de la Royal Academy.

En esa escena, el médico Frankenstein presenta un prototipo de su futura criatura armada con diversas partes de cuerpos humanos muertos. Ya sabe cómo hacer para que se mueva y hasta logra que agarre una pelota en el aire. Lo acusan de mago y charlatán. Y él responde que su creatura “decide”, que tiene algo de entendimiento y voluntad y que, si se le pide “por favor”, funciona mejor. ¡Lo mismo podría decirse de chatear con una IA!

Encontré online el script de la película y este es el diálogo:

That is not trickery. That is a decision.

[scattered applause] Motor coordination between the eye of one dead man and the arm of another, infused with a new will and the rudiments of understanding.

Understanding in a brain that already died?

Release now.

[knocks] Please.

“Please” always helps.

[applause and laughter]

Pero bueno, que yo no haya encontrado lo que buscaba es irrelevante para la calidad de una gran película. Y, además, tiene sentido, porque tal como le escuché decir a Guillermo del Toro en alguna entrevista: “yo no soy anti-tecnología, sino que soy anti-hybris”.

La película trata sobre la hybris de las deidades griegas, la arrogancia, el diabólico desborde del ego, el intento de vencer a la muerte y también sobre la soledad, el maltrato, el perdón y la falta de amor como origen del mal.

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