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John Maxwell en Argentina: liderazgo humano, esperanza y la chispa que enciende el cambio

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La chispa argentina

¿Qué hacen tres mil personas bailando al ritmo de la música? Aunque no lo creas… Están aprendiendo principios para un liderazgo más humano y de alto impacto. ¡Sí! Eso fue lo que sucedió el 30 de septiembre de 2025 en el Gran Rex.

Desde el escenario, el mítico referente en este tema, John Maxwell, aregangaba la pachanga mientras repasaba imágenes que aludían a un estilo de influencia que “añade valor a los demás”: puentes, escaleras y corazones. Cada imagen era un paso de baile, el famoso “ponerle el cuerpo”, en su versión más divertida.

Los “Maxwell-Lovers” aprovecharon e hicieron lo suyo en las redes sociales, casi todos tuvieron su selfie con la gigantografía de su gurú de cabecera. Expertos y entusiastas, jefes y colaboradores, todos allí, abrazando la palabra rhema: influencia.

Liderazgo humano: la propuesta que movilizó a miles

“La transformación de Argentina comienza con un liderazgo humano, que añada valor”. Pero por algún motivo, pareciera que hizo más sentido en inglés: “The transformation of Argentina begins with human leadership that adds value” dijo John y el traductor hizo lo suyo. Tras el efecto Wow, pensaba: “esto, como mínimo, es sentido común” pero claro, esto es Argentina, esa frase motivacional bien podría haber sido el lema de una campaña política, de esas que tras las elecciones nos frustran y pasan a la historia como un meme.

No obstante, esa tarde-noche primaveral se propuso como una utopía que, como diría Galeano, pintó un horizonte hacia el cual caminar, un ideal que cada tanto nos interpela. Con cierta ingenuidad y una vasta cuota de optimismo, elegimos creer. Otra vez. Por millonésima vez.

Argentina como tierra fértil de líderes que inspiran

Por unos instantes, hubo algo de la chispa argentina, la misma que se vio en el último Mundial de fútbol cuando salimos campeones, el “sí, se puede” que nos hace hacer la milla extra. Es la argentinidad, en su máxima expresión: fraternal, pasional, fuerte, amorosa y solidaria. La misma chispa que se vio en el “Seamos Uno” durante el confinamiento y en tantos lugares más, donde las personas eligen avanzar confiando en la “certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).

Hay que admitirlo, hay algo de la épica bíblica en esto, la de aquellos héroes de la fe que vivieron creyendo en la promesa y partieron “sin haber recibido lo prometido”. 200 años de historia y nuestro querido país sigue siendo tierra fértil en un amplísimo sentido. No dejamos de sorprendernos, para bien o para mal.

En un contexto donde:

no es poca cosa que millones de personas cada día elijan el camino de la esperanza. Vamos a relajarnos un poquito. Como buenos argentinos, ponemos el agua y elegimos forjar nuestro destino, unirnos, conectarnos, tomarnos un mate y gritar un gol. Celebrar, reírnos, bailar. Secarnos las lágrimas, avanzar, ser resilientes, de gran ánimo, fuertes.

No dudo de que Argentina es semillero de líderes que no nacen, se hacen, crecen, influyen. La Biblia habla de la fe como una esperanza activa, un “esperar haciendo” y eso es justamente lo que sucede: trabajamos mucho por nuestros sueños como país y aunque pasemos por momentos duros, lo inalcanzable un día será una realidad.

Una noche de baile, valores y propósito compartido

John Maxwell no vino a decirnos nada nuevo, nos enseñó algo que ya sabíamos. Nos hizo recordar el lugar desde el cual podemos aportar valor. ¡Que bendecidos que somos! Tenemos la oportunidad cada día de hacer historia. Quizás no escribamos libros sofisticados con las 21 leyes, las 25 claves, los 10 principios, pero son dudas en la praxis sí que damos cátedra. Cada uno, en casa lugar en donde Dios nos puso, a lo largo y ancho de esta gran nación.

Valoremos esto tan lindo que tenemos, sigamos avanzando que, entre tantas chispas, la transformación se encenderá. ¡Vamos Argentina!

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