El presidente Ejecutivo del Banco Santander, Enrique Cristofani, resaltó la importancia de la educación pública, en el marco del panel sobre “Capital Humano: formar habilidades socio-emocionales para la empleabilidad futura” del XXII Encuentro Anual ACDE.
“Vengo de la escuela pública, tanto secundaria como universitaria. Lo básico que aprendí ahí y que apliqué luego en mi carrera es aprender a escuchar, aprender a trabajar en equipo y tomar acción”, expresó.
El ejecutivo consideró que “lo bueno de la educación pública es el contacto con una población diversa”, al tiempo que relató la experiencia que su banco inició el año pasado con Potrero Digital, en La Matanza, “empezamos en septiembre pasado con oficios digitales. Este año estamos multiplicando los alumnos de la mano de Digital House para potenciar la economía del conocimiento”, contó.
“El mundo empresario es diverso. Creo que en la Argentina en los últimos años hay una parte de la sociedad que se dio cuenta que somos un país inviable con 30% de pobres y se compromete para cambiar y aportar cosas por el país”, apuntó.
Cristofani contó que “desde el Banco tenemos cuestiones blandas y duras. Ambas son cada vez más exigentes. Hay que ir profundizando la mejora de las capacidades blandas y, también, las técnicas. Hay un debate sobre cómo se adaptan las carreras a lo que sucede en el mundo digital”.
La titular de Voices Research, Marita Carballo, aportó su visión sobre los jóvenes en la Argentina: “Quieren límites y reglas claras. Al mismo tiempo, quieren una relación más horizontal, no tan jerárquica. En lo laboral, los que están en relación de dependencia priorizan la seguridad en el empleo, cobertura de salud y buen sueldo. Priorizan un balance de vida laboral-personal y la necesidad de desafíos. Y el 30% tiene miedo a perder su empleo por la tecnología”.
“Es muy alto el porcentaje de quienes quieren emprender, o de trabajar por cuenta propia. Esta posibilidad de emprender la ven limitada por falta de capacitación y poco acceso al capital”, agregó.
A su turno, el Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Sánchez Zinny, subrayó que “el desafío de retención es enorme. Termina el 55% de los chicos. También tenemos desafíos de aprendizaje. En secundaria, el problema es matemática y lenguaje. Gran parte de la política educativa fue enfocarse en este desafío, en el de la secundaria”.
“Los chicos se van porque tienen que trabajar, pero también porque no les interesaba, no les dábamos contenidos relevantes para su vida. Cambiamos contenidos y fuimos a una enseñanza por proyectos, en base a casos”, apuntó.
Asimismo, relató que, desde el Estado, se generaron prácticas para que los chicos hagan en empresas y tengan la oportunidad de ayudarlos a que encuentren su vocación. “Desde hace tres años, fomentamos mucho diálogo entre la educación y el trabajo para generar comunicación entre sectores. Y revitalizamos la formación profesional, personas adultas que no podían desarrollarse y encontrar trabajo. Esto ayuda a que sigan estudiando y acercarse a las necesidades que se demandan en los trabajos. Igualmente, creo que hay que repensar el debate educativo para mejorar la calidad de la escuela pública. La educación debe ser una política de Estado”, amplió.
Asimismo, el fundador de Despegar, Roberto Souviron, consideró que “tuve problemas de aprendizaje en la primaria, pero me dejaron ir solo un turno y aprendí que cuando uno se esfuerza, a la larga puede salir adelante. La fe en sí mismo es clave”.
“Nosotros no sabíamos nada de tecnología, pero hicimos una empresa. En la primaria observé mis primeras limitaciones, pero entendí que con esfuerzo se puede salir adelante”, destacó.
Souviron relató que “contratamos chicos que están en el último año del secundario, los entrenamos y siguen trabajando con nosotros. En general, si no hay empleo no es porque no haya talento sino porque no hay demanda. El problema no está tanto en la oferta de talento, sino en la demanda”.
“A los jóvenes hay que formarlos en lo emocional, que sea gente que quiera emprender y progresar. Las habilidades técnicas son fundamentales. Que no se le dé importancia a la secundaria es un problema grave”, sentenció.
Por otra parte, opinó que “la cultura de la empresa se concentra en formar en las capacidades blandas. Ya el hecho de trabajar en equipo va involucrando a los jóvenes en cómo hacemos las cosas. La formación que damos en nuestra empresa es técnica y humana a la vez”.
Por último, el fundador del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y de la Fundación INECO, Facundo Manes, explicó que “el principal desafío como argentinos es unirnos. Con esta sociedad tan dividida, ningún programa de estabilización, crecimiento o desarrollo, es viable. Un país de 45 millones de habitantes no puede vivir sin tecnología o ciencia propia. Tenemos que hacer una revolución del conocimiento, que implica invertir mucho más en ciencia y tecnología y vincularla a la producción”.
Desde su visión, “con este nivel de división, vamos a seguir en un país que nos hace más pobres y menos educados. En la Argentina no reconocemos nuestros problemas. Pensamos que somos ricos, cuando no contamos con tantos recursos naturales. Invertimos muy poco en la ciencia y tecnología vinculada a la producción”.
“No tenemos un sueño colectivo, que debería ser un plan de desarrollo. Si hacemos esto, tendríamos un crecimiento genuino del 4% anual. Esto lo hizo Australia con 4 veces más recursos naturales que nosotros. Si bien no tenemos la misma realidad que Australia, podríamos ser Canadá. Ese es el modelo. Recursos naturales, tecnología, valor agregado. El campo argentino es un buen ejemplo. Ahora, debemos darle más valor agregado. Si tuviéramos ese proyecto, ese sueño colectivo, nos preocuparíamos por nutrir a los chicos, porque muchos argentinos no tengan hambre o de educabilidad. Con hambre no se puede aprender”, sentenció.
Por último, llamó a que “no invertir en el cerebro de los argentinos es inmoral. El crecimiento económico, sin inversión en la gente, genera más desigualdad”.
Para concluir el diálogo, los panelistas postularon sus consensos necesarios para desarrollar el capital humano. Enrique Cristofani propuso: “1) acción y trabajo en equipo; 2) escuchar al 30% más vulnerable; 3) formación digital ligada al empleo”. Gabriel Sánchez Zinny postuló: “1) volver a lo básico, o sea finalización del primario y secundario; 2) enseñar esperanza, conocimiento y a tener un sueño para seguir estudiando; 3) apertura a un diálogo del estado, gremios, y empresarios para fomentar la empleabilidad; y 4) comprometerse a que la educación sea una política de estado”. Roberto Souviron destacó la necesidad de contar con la “ejemplaridad de los dirigentes y sostener un compromiso permanente con la educación”. Por su parte, Marita Carballo subrayó la necesidad de “escuchar a los jóvenes”. En su reflexión final, Facundo Manes consideró que “el conocimiento junto con la educabilidad (condición necesaria para que el cerebro pueda aprender) y ejemplaridad para alcanzarlo debería ser el punto de unión de los argentinos.”