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Ética es libertad, no disney

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¿Por qué los alumnos me discuten algo que no dije? Sin duda, una parte tiene que ver con mi capacidad para expresarme y la posibilidad, según el día, de encontrar las palabras y la pasión adecuadas. Otra parte, creo, tiene que ver con la amplitud del campo semántico del léxico “ética”.

Por ejemplo, si uno dice “primavera”, este léxico -estrictamente- se refiere a una estación climática, sin embargo, en su ámbito semántico están las ideas de juventud o enamoramiento, apertura o liberalización política, etc.

Cuando uno dice “ética”, ¿qué hay en su ámbito semántico? Para muchos hay sermón, dogmatismo, represión, prohibición, ingenuidad, hipocresía, imposibilidad, idealismo.

Entonces, cuando me discuten algo que no dije, es que esa persona discute algo que está, en el ámbito semántico de lo que dije, pero que corre por su cuenta. Es su propia proyección.

Entrenamiento ético

Entrenar o enseñar a profesionales del mundo de los negocios a incluir la variable ética en la toma de decisiones, para mí, en primer lugar, consiste en hacer surgir en clase cuáles son sus creencias arraigadas y ayudar a someterlas a crítica, fundamentalmente con el objetivo de aumentar el espacio de libertad interna percibida.

Uso la palabra “creencias”, no en el sentido de la fe religiosa, sino en el sentido antropológico-cultural como acritical assumptions, como presunciones acríticas. En criollo, podrían ser los prejuicios o ideas que nos estructuran, nos dan identidad, que nos “explican” la realidad y que repetimos, pero no cuestionamos. Los damos por ciertos, porque los que nos rodean sostienen -más o menos- los mismos prejuicios y nos hacen considerar “raros” a los distintos.

La discusión filosófica es, sin dudarlo, “la” herramienta -molesta como un tábano- para criticar estas presunciones, siempre lo ha sido. Para hacerlo, es necesario, primero, no tener miedo de perder la propia identidad, y segundo, no confundir “lo que yo haría” con la consideración de aquello que el ser humano es capaz.

¿Ética es ingenuidad?

Uno de estos misundertandings habituales es que creer que el que habla de ética cree en disney. Cree en un mundo ideal donde todo es posible pero que es imposible. Pero ¿porque se me discute eso si yo no predico disney? ¿Hay algo más que el léxico y su ámbito semántico?

Arriesgando una explicación, creo que la idea menos tolerada y más combatida es la idea de libertad. Paradójicamente, a la vez, para algunos es la idea-revelación del curso de ética. Algo que quizás se puede explicar, por un lado, por la falta de estudio y respeto por las humanidades que -entre otros factores- lleva a que cada uno piense que el mundo se originó en su propio ombligo. Por otro lado, puede ser que sea una idea-revelación porque acostumbramos a cambiar de lugar la libertad interior, y de pronto ya no la encontramos.

Stick and carrot

Hace poco, en el momento que salió a la luz el tema de los cuadernos, se publicaron en los diarios más importantes algunas notas sobre cómo funciona la mente de un corrupto. Una de ellas, de un psiquiatra, atribuía la cuestión a una amígdala cerebral. Resulta que esta amígdala reconoce que no hay castigos, por lo tanto, refuerza la conducta del corrupto, cuyo cerebro se acostumbra a hacer lo que hace. Otro artículo, de un reconocido columnista, centraba la explicación en la cuestión de los incentivos, olvidando que la jubilación de privilegio nació como un incentivo para evitar la corrupción de los políticos, o el no-pago de ganancias para garantizar la independencia de los jueces

Fíjense que las dos explicaciones ponen la causa de la conducta humana fuera de las personas, en un lugar externo, tal como lo sintetiza tradicional fórmula stick and carrot, palo y zanahoria.

Si hay algo ingenuo, señores, son este tipo de explicaciones. Si ingenuo le parece mucho, al menos acépteme que son excesivamente parciales para explicar el espíritu humano y todo aquello que proviene de la interioridad y no de afuera: la codicia, la envidia, el deseo de trascender y de perpetuarse, la arrogancia, la vanidad, la soberbia.

Claro que, identificar una causa no es lo mismo que identificar la solución y viceversa.

¿Miedo al castigo?

¿Ud piensa realmente que el cambio cultural resultará cuando unos, no sé… ¿150? o ¿1000? jueces que condenen a prisión a los corruptos? ¿El cambio cultural de 45 millones depende de 150 o 1000 personas? Eso es disney.

¿Por qué ponemos la solución en el castigo cuando vivimos en una sociedad que tiende a no respetar ningún tipo de autoridad? Eso es disney.

¿Por qué ponemos la solución en la búsqueda de una buena reputación cuando vivimos en una sociedad que gusta de la desfachatez y el escándalo? Eso es disney.

Miedo a la libertad

El miedo al castigo y el miedo a que me descubran son reminiscencias infantiles.

Somos libres, y eso está en la interioridad, no en la amígdala o en el miedo al amo. Un poco más está en el miedo a perder a dejar de ganar.

Somos libres y podemos transgredir las normas porque “se nos canta”, porque “me importa un bledo” el otro, porque quiero salvarme a mí y a mi familia y porque de paso, le podemos echar la culpa a la amígdala o al Estado que no me dio los incentivos correctos.

Ojalá podamos en la última temporada de nuestra vida, decir como dijo Walter White en el último capítulo de Breaking Bad: “lo hice porque quise, lo hice porque me gustó, lo hice porque era bueno en eso y me hacía sentir vivo”.

En el título, “ disney” (sic) con minúsculas, no es la marca, es una metáfora de la ingenuidad.

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