Este artículo es la segunda parte del artículo «La Sociedad Civil (Parte I)».
Hablamos hace unos días de cómo la sociedad civil ha ido perdiendo fuerza en nuestras sociedades, arrastrada por el crecimiento de la esfera económicas y, sobre todo, de la política. Hoy hablaremos de los grupos sociales que forman esa sociedad civil: familias, instituciones religiosas, clubs sociales y recreativos, organizaciones filantrópicas, etc. Hay cinco elementos que los definen: su función, sus principios básicos, sus prácticas, la autoridad y el estatus.
- La función explica la razón de la existencia de un grupo social, sea de un club de jugadores de cartas, una religión o un think tank.
- Los principios son el corazón del grupo, en el que hay «algo» que es «bueno» para ellos, sea jugar a cartas, formar parte de una iglesia o trabajar juntos en el desarrollo de unas ideas. Los principios, claro, están íntimamente relacionados con la función del grupo: el cumplimiento de esa función es el primer principio del grupo.
- Las prácticas prescritas en el grupo son medios para ejercitar su misión, a veces formalizadas y otras muy informales, pero admitidas por todos.
- Hace falta alguna autoridad que dirija al grupo para el cumplimiento de su función, aunque esa autoridad puede ser muy informal y compartida.
- El grupo goza de cierto estatus, que empieza por la condición de ser miembro del grupo, parte de algo más grande que uno mismo.
La autoridad da lugar a la implicación: los miembros aceptan la autoridad mediante su compromiso en el cumplimiento de la función del grupo. Y la autoridad se basa en la legitimidad del grupo. La pertenencia al grupo es fuente de creencias e identidad para sus miembros.
El próximo día hablaremos de cómo se puede fomentar el desarrollo de esa sociedad civil que, como vimos en días pasados, ha perdido buena parte de su papel.
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