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Cuál es la misión de los negocios a la luz del pensamiento social cristiano

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¿Cuál es la misión de la empresa a la luz del pensamiento social cristiano? 

¿Cuál es la misión de una empresa? ¿Por qué existe en la sociedad, cuál es su contribución? No hablamos aquí de misión en el sentido de lo que llamamos en Francia ―entreprise à mission15, sino más generalmente de lo que una empresa está destinada a hacer, en el contexto de la búsqueda del bien común. Las nociones de razón de ser y de empresa con misión de la Ley PACTE16 de Francia son una expresión de lo que llamamos aquí ―misión de la empresa‖ y que nos proponemos explicar en este documento. 

El punto de partida es sencillo y de sentido común: fabricar o crear (combinando capital y trabajo), y después ofrecer productos o servicios útiles o beneficiosos que la gente quiera comprar, generalmente adquiriéndolos en un mercado, todo ello consumiendo menos recursos de los que recibe (de ahí el beneficio). Pero más allá de eso, la consideración del bien común implica una serie de requisitos que aclaran o complementan este punto de partida, sobre todo a la luz del Pensamiento Social Cristiano (PSC). Aunque no siempre el PSC es directamente explícito sobre la cuestión específica de la empresa, muchos textos contienen indicaciones en este sentido. 

El más reciente y uno de los más detallados es Mensuram Bonam (MB)17.  Este documento se dirige a los inversores ―basados en la fe‖, como dice el texto, es decir, a los creyentes que desean ser fieles a su fe en sus decisiones de inversión; pero la determinación de los criterios en sentido amplio que deben tener en cuenta para sus inversiones proporciona ipso facto un mensaje para los beneficiarios de estas inversiones, generalmente las empresas. Por lo tanto, en lo que sigue, los términos ―inversor‖ o ―inversión‖ se sustituirán generalmente por ―empresario‖ o ―empresa‖. 

El mensaje de MB 

Marco general. Desde la introducción, el texto recuerda el marco general: 

(MB) 5. A la luz del Concilio Vaticano II, todo trabajo es considerado como una oportunidad para poner en práctica el discipulado en la vida cotidiana. San Pablo VI reconoció a ―todo el que trabaja como creador‖. Subrayando este concepto, el papa Benedicto XVI escribe que ―la actividad empresarial tiene un significado humano, anterior al profesional‖, lo que significa que ―son necesarias tanto la competencia profesional como la coherencia moral‖. Caritas in veritate, 41, 71

(MB) 12. El Papa Benedicto XVI afirma que ―el desarrollo es imposible sin hombres y mujeres rectos, sin financieros y políticos cuya conciencia esté finamente sintonizada con las exigencias del bien común‖. Explica que debemos superar la ―confusión entre fines y medios, de tal modo que se piensa que el único criterio de actuación en los negocios es la maximización del beneficio‖. Caritas in veritate, 71. 

Esto nos lleva a varios conceptos que son relevantes para los empresarios y las empresas. El primero es la relación.  

(MB) 15. Al revelar el amor salvífico de Dios por la humanidad, Dios ha legado, en el don de la fe, capacidades humanas para descubrir en profundidad el ser en relación con Dios, con los demás creados por el mismo Dios, y con el resto de la creación. En su dignidad, cada persona es, por tanto, relacional a la vez que individual […] A la luz de la fe, se redefinen la identidad y la descripción del trabajo del inversor. Más que gestionar las transacciones de forma estratégica y responsable, se invita a los inversores con fe a considerarse inmersos en una pluralidad de relaciones. En efecto, el sentido y la felicidad de una persona se miden por la aportación de su vida, sus talentos, su trabajo y sus recursos a los demás y al mundo. 

Así lo afirma el Compendio en su punto 110: ―El hombre, en efecto, no es un ser solitario, ya que, por su íntima naturaleza, es un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades, sin relacionarse con los demás. 

La perspectiva trinitaria nos lleva a ver la acción empresarial inmersa en la sociedad:  

(MB) 17 [Es] una verdad fundamental: que la economía está anidada en la sociedad, afecta a los seres humanos de forma positiva y negativa, y está sujeta por los límites naturales. Con una clave trinitaria, el cálculo para los inversores cambia del análisis de las dimensiones separadas a la consideración amorosa del todo.

En otras palabras, esta perspectiva nos invita a abrazar la complejidad (considerando el todo y las partes, es decir, la empresa y sus partes interesadas, por ejemplo), y a mostrar empatía y cuidado hacia estas últimas.  

Todo ello desde una perspectiva de discernimiento ético:  

(MB) 18. Dado que todas las inversiones participan de la generosidad de los dones divinos, ninguna inversión puede considerarse moralmente neutra. O bien el reino de Dios avanza gracias a los activos que se emplean, o bien se descuida y socava. […] La preocupación por las repercusiones medioambientales y sociales indica un giro hacia el pensamiento ―y‖, que respeta la complejidad de la economía como algo que implica la interconexión de múltiples factores. Imaginar y aplicar ese enfoque ―y‖ es necesario, pero también extremadamente difícil. La perspectiva y la gracia de la fe son indispensables. Con fe, emerge el verdadero valor de las opciones o resultados (si lo permitimos); con gracia, irrumpen innovaciones o posibilidades más allá del alcance de la lógica actual (si confiamos en ella). 

Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI)

Esto conduce a una serie de principios establecidos por la Doctrina Social, que arrojan una luz precisa y exigente sobre el papel de la sociedad centrándose en un aspecto: la preocupación por el hombre, inserto en la sociedad, y por extensión la de la casa común (22 y 23). En primer lugar, hay dos principios fundadores esenciales recordados por MB: 

A continuación, estos dos principios se desglosan en otros más específicos (MB): 

El tema de la exclusión

MB profundiza, en particular en un apéndice, en la política de exclusión, porque (42) ―la selección y los criterios de exclusión permiten al inversor evitar contradicciones éticas entre una inversión y las enseñanzas de la Iglesia‖. 

Este punto preocupa menos a la mayoría de las empresas, salvo en el caso concreto de que su campo de actividad entre en relación con alguno de los ámbitos contemplados: aborto, energía nuclear, investigación con células madre embrionarias, pornografía, etc. En cambio, las consideraciones sobre sustancias o servicios adictivos, o sobre armamento, tienen una aplicación más amplia, ya que implican una responsabilidad hacia el consumidor o el cliente y el uso que puede hacer de ellos. 

Es concebible, por ejemplo, que un empresario que pretenda desarrollar un nuevo negocio o que piense en tratar con nuevos proveedores y clientes se pregunte en qué sector desea desarrollarse (para evitar los sectores totalmente excluidos por principio) y que intente averiguar qué parte de su negocio realizan sus clientes y proveedores potenciales en esos mismos sectores excluidos, para quizá establecer un umbral crítico a partir del cual sería cuestionable hacer negocios con ellos. 

 

Traducido del francés al español por Marius Rouger, Traductor de UNIAPAC

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