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La hora de los influencers

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No tengo pruebas, pero tampoco dudas: cuando se les pregunta a los chicos qué quieren ser cuando sean grandes, la mitad dice que influencer. El otro cincuenta por ciento, con alguna variación dependiendo del género, se reparte entre streamer, futbolista, chef, astronauta, veterinario, rugbier, modelo, dueño de unicornio y director de ONG dedicada a salvar el planeta. Y desde hace dos meses, ahora que Franco Colapinto ascendió al Olimpo, piloto de Fórmula 1 también cotiza alto. Cualquier otra opción es marginal.

Hasta no hace mucho, lo que importaba de verdad era lo que decían los diarios. O la tele. Ahora, mejor prestar atención a lo que piensan algunos influencers. Cristiano Ronaldo tiene 642 millones de seguidores en Instagram; Leo Messi, 504 y la modelo Kylie Jenner, casi 400 millones. Números astronómicos si se comparan con los 10 millones de suscriptores del mítico New York Times o los 2.5 millones del Washington Post. Además, la gente tiende a creerles más a los individuos con nombre y apellido que a los medios tradicionales.

Una encuesta reciente de Sprout Social, hecha en los Estados Unidos y el Reino Unidos, arroja algunos resultados de interés para asomarse al mundo de los influencers:

No está claro si la fiebre de los influencers es sólo una moda. Parece, más bien, que llegó para quedarse. Como sea, mientras funcione, merece atención. Y mente fría: análisis de la relación inversión-beneficios, estudio de riesgos reputacionales relacionados con cada nombre, claridad sobre las preferencias reales de las audiencias, test de consistencia entre influencer y marca. Y después… prueba y error. Y suerte.

*Imagen: gentileza de GM+AI

**Esta columna fue publicada originalmente en COMMS, una publicación de INFOMEDIA y CÍRCULO DIRCOMS. 

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