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Una visita profunda, intensa y cargada de muchos mensajes

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Las homilías, mensajes y discursos del Santo Padre Francisco en su visita pastoral a México, son un ejercicio extraordinario de discernimiento, propuesta y análisis. Todos los mensajes nos sorprenden por su novedad y agudeza.

Sin duda necesitaremos tiempo para tener una mirada integral de este acontecimiento de gracia, que como los grandes sucesos, requieren analizar todos sus aspectos y matices. No puedo dejar de mencionar, que por lo menos en el Encuentro con el Mundo del Trabajo, la USEM tuvo un papel muy importante, no sólo por la participación de su Presidente, sino por todas las implicaciones de convocatoria, logística, cuidado del mensaje y organización.

Después de leer varias veces los 15 mensajes, llego a la conclusión de que el programa que se planteó el Santo Padre desde el inicio de su Pontificado se va cumpliendo y anunciando constantemente, me permito citar algunos fragmentos de su primera homilía como Sumo Pontífice:

“Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación… es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón.

Es preocuparse uno del otro en la familia… Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios. Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido…

Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura” .

Me pregunto, ¿no son a caso estas líneas, compatibles 100% con la vida de nuestro movimiento nacional, con gran parte de su historia y misión? La unión en lo social, la responsabilidad social, no son sino para custodiar, servir, generar solidaridades maduras marcadas por la lógica del encuentro y del don destinadas a la construcción del bien común.

Quisiera remarcar ahora, brevemente, algunos textos interesantes de la Visita:

a) Diálogo, negociación, compromiso solidario:

“Una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el vuestro, tiene que ser la fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario. Un compromiso en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de «una política auténticamente humana» (Gaudium et spes, 73) y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte” (Palacio Nacional, Sábado 13 de febrero del 2016).

b) Todos actores de su propio destino; solidaridad; leyes:

“A los dirigentes de la vida social, cultural y política, les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz. Esto no es sólo un asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras —siempre necesarias—, sino de una urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro, como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias, tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales” (Palacio Nacional, Sábado 13 de febrero del 2016).

c) Debilidad del pensamiento de hoy; fronteras; tecnología; sentido de la vida; realidad.

“El mundo en el cual el Señor nos llama a desarrollar nuestra misión se ha vuelto muy complejo. Y aunque la prepotente idea del «cogito», que no negaba que hubiese al menos una roca sobre la arena del ser, hoy está dominada por una concepción de la vida, considerada por muchos, más que nunca, vacilante, errabunda y anómica, porque carece de sustrato sólido. Las fronteras, tan intensamente invocadas y sostenidas, se han vuelto permeables a la novedad de un mundo en el cual la fuerza de algunos ya no puede sobrevivir sin la vulnerabilidad de otros. La irreversible hibridación de la tecnología hace cercano lo que está lejano pero, lamentablemente, hace distante lo que debería estar cerca. Y, precisamente en este mundo así, Dios les pide tener una mirada capaz de interceptar la pregunta que grita en el corazón de vuestra gente… A ese grito es necesario responder que Dios existe y está cerca a través de Jesús. Que sólo Dios es la realidad sobre la cual se puede construir, porque «Dios es la realidad fundante, no un Dios sólo pensado o hipotético, sino el Dios de rostro humano»” (Cfr. Benedicto XVI, Discurso inaugural de la V Conferencia General del CELAM, 13 mayo 2007) (Discurso del Santo Padre Francisco a los Obispos, 13 de febrero del 2016).

d) Negociar, el paradigma de la utilidad económica, crear oportunidades:

Vinculados con los sociales: “no se cansen de dialogar y encontrarse: todos somos sujetos de esperanza. Negociar: todos tenemos que perder algo para que ganemos todos… Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el PARADIGMA DE LA UTILIDAD ECONÓMICA como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante, en todas las partes, propugna la MAYOR CANTIDAD DE GANANCIAS posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión que se puede realizar en la gente, en las personas, en las familias. La mejor inversión es crear oportunidades…” (Discurso en el Encuentro con Empresarios, miércoles 17 de febrero del 2017).

Estos son sólo algunos ejemplos de algunas temáticas que abordó el Santo Padre. Él no vino a juzgar la realidad, vino a ofrecer orientaciones de lo que no sólo México, sino el mundo entero esta viviendo, concluyendo y redireccionando. La constante es la lógica del don, de la generosidad y sobre todo salir de la autorreferencialidad para entrar en el camino del encuentro, es decir de la verdadera solidaridad.

Sobre el autor

Eduardo Corral Merino

Asesor moral de Confederación USEM (Unión Social de Empresarios de México).

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