El nuevo paradigma de la sustentabilidad está redefiniendo las formas de consumo. Se entiende por consumo responsable, a una forma de adquirir bienes y servicios teniendo en cuenta, además de las variables de precio y calidad, las características sociales y laborales del entorno de producción y las consecuencias ambientales y sociales. Consumir es más que comprar. Dejar prendida una luz es consumo e innecesario, es evitable, y tal vez no lo entendamos aún de esa manera.
Si bien, la adquisición de un producto o servicio, está orientada en la mayoría de los casos, por el poder adquisitivo que posee cada consumidor, muchas veces, también es posible orientar el consumo hacia aquellas empresas que promuevan el cuidado del ambiente y la inclusión social, como por ejemplo, a través del reciclado de sus envases o que minimizan el consumo de energía durante la producción.
Y es en este sentido donde las mujeres cumplen un rol fundamental dentro del nuevo paradigma de consumo.
Según un estudio publicado por Connie Glaser en su libro “The Women’s Market Rules”, por cada dólar consumido en productos masivos, las mujeres somos las responsables de la decisión de gastar 80 centavos. Además, las mujeres hoy representamos más del 50% de la población, y por suerte, cada vez más mujeres, están ocupando posiciones claves en el poder de toma de decisiones. Las mujeres somos comunicadoras y voceras naturales de hábitos. Las mujeres somos creadoras de vida, y por ello la cuidamos instintivamente en todas sus formas. Esto explica, porqué las mujeres sin duda podemos ser motores mutiplicadores de cambio.
Y como en el ambiente los hábitos son los que cuentan, es necesario que sepamos que nuestras acciones y decisiones sobre el consumo, son fundamentales a la hora de elegir a quién le compramos. Ninguna empresa se sostiene sin un consumidor que compre sus productos. Y por ello es clave premiar a las empresas responsables que aplican políticas de desarrollo sustentable. Sepamos que hoy la humanidad ya consume un 40% más de lo que el Planeta Tierra es capaz de renovar, este patrón no es sostenible. Pero además, este consumo corresponde sólo al 21% de la población mundial, el otro 79% consume el mínimo necesario y no llega a cubrir sus necesidades básicas diarias para contar con una vida digna.
Para poder ser consumidoras responsables podemos incorporar ciertos hábitos y tener un “Pensamiento global, con acción local”. Y por ello es que en Ecomujeres decimos que cada acción cuenta y promovemos un compromiso: sensible, solidario y femenino. Sensible, porque sin educación e información no podemos tomar buenas decisiones. Solidario, porque en lo ambiental la solidaridad es fundante, requiere pensar para todos. Y femenino, porque el instinto de preservación es biológicamente innato a la mujer y es la clave para mantener la sustentabilidad de la vida en nuestra casa, el Planeta Tierra.
Ecomujeres basa toda su política de comunicación y acción en el consumo desde su creación hace diez años. Entendemos que el consumo define los patrones de conducta del individuo en su integralidad, y por ende, define los patrones de producción. Por ello, trabajando los diferentes ejes que hacen al consumo, que es más que el proceso de compra, como explicamos previamente, sino que tienen que ver con la mayoría de las decisiones y acciones que realizamos a diario, desde la movilidad hasta la alimentación, podemos influir para modificar los patrones de producción hacia modelos menos invasivos con el Planeta y la sociedad.