Las grandes revoluciones económicas en la historia se han producido cuando han convergido nuevos regímenes de energía con nuevas revoluciones en las comunicaciones.
Durante el 93 por ciento de la existencia de nuestra especie (163000 años del ser humano anatómicamente moderno), hemos vivido como cazadores recolectores en pequeños grupos tribales de treinta a ciento cincuenta miembros.
El cultivo de cereales hace unos 10000 años atrás en el norte de África, México, Oriente medio y China marcó un momento decisivo para la sociedad humana. Constituyeron la gran fuerza impulsora de la civilización.
Excedentes de alimentos proporcionaban reservas de energía que permitieron el crecimiento de la población, la creación de reinos e imperios y asociados a ello grandes obras de infraestructura, como por ejemplo los sistemas hidráulicos que permitieron regar nuevas grandes extensiones de tierra para cultivo.
Las precitadas sociedades al crear esos sistemas agrícolas hidráulicos complejos, debieron establecer un código común y unívoco para ordenar la gestión de esos excedentes alimenticios: nace entonces la escritura.
Las mujeres crearon la alfarería, lo cual permitió almacenar cereal y consecuentemente transportarlos en escala y comercializarlos. Ese comercio, potenció las necesidades de nuevas tecnologías gatillando paulatinamente el nacimiento de la industria.
En la Edad Moderna, la revolución que había implicado la imprenta convergió con el carbón, el vapor y el ferrocarril para dar a luz la Primera Revolución Industrial.
A principios del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX la primera generación de las formas de comunicación basadas en la electricidad (teléfono, radio y la televisión) convergieron con la introducción del petróleo, el automóvil y la fabricación en serie, para dar lugar a la Segunda Revolución Industrial.
Finalmente, la Tercera Revolución Industrial en la cual ya estamos insertos (aunque la misma aún se encuentre en un incipiente comienzo) se dá gracias a que están convergiendo internet con las energías renovables, la automoción inteligente y la geolocalización.
Momento de convergencia
Por su creciente complejidad, cada revolución en el campo de las comunicaciones ha unido a gentes más diversas en redes sociales cada vez más expansivas y densas. La convergencia de las revoluciones en los campos de la energía y las comunicaciones, no sólo cambia los roles y las relaciones sociales, sino también la conciencia humana, ampliando el “sistema nervioso central” de cada individuo y de la sociedad y por consiguiente nuestra sensibilidad empática, ampliándola.
Hoy en día, las organizaciones sociales complejas se empiezan a extender por todo el planeta. La producción y el consumo de energía han alcanzado niveles sin precedentes y su resultado es un cambio en la química de la biósfera que puede tener consecuencias inimaginables para nuestra especie y nuestro planeta.
La experiencia del ser humano en la tierra es un viaje evolutivo hacia un aprovechamiento cada vez mayor de la energía. Pero hoy a diferencia de tiempos pasados tenemos un límite físico: la propia Tierra y su equilibrio ambiental, que incuestionablemente condiciona nuestra futura existencia. El planea va a continuar existiendo, pero químicamente cambiado. Ahora bien, dicho cambio, hará imposible que el ser humano pueda seguir habitándolo.