¿Cómo son las manifestaciones de Dios para guiarnos en la vida? Para tomar las decisiones correctas, para elegir lo mejor para nosotros… en definitiva cómo encontramos el camino que quiere Dios para nosotros.
Todos conocemos la historia del Náufrago que confiaba en Dios, pero sólo aceptaba Su ayuda, si venía directamente del Cielo o era algo mágico. Y entonces, cuando Dios le mandó ayuda a través de una avioneta, un helicóptero, y finalmente un barco, él la rechazó esperando algo espectacular, que nunca llegó.
Desde chica tengo presente esta historia, y voy recorriendo la vida intentando encontrar los caminos por los que Dios quiere que transite. Puedo decir, que, a veces, cuesta descubrir este camino y muchas veces creemos que esas indicaciones no son para nosotros, como le pasó al naufrago. Pero El efectivamente nos ayuda y también nos guía.
A esta altura de mi vida, ya habiendo recorrido más de 40 años, puedo voltearme hacia atrás, e identificar exactamente la mayoría de los momentos donde Dios me ayudó a decidir. Parece algo fantástico, pero no es así, sólo hay que estar atentos.
Uno de los últimos ejemplos que he vivido, es esta anécdota que relato a continuación:
Recientemente me contactaron para cambiar de trabajo. Como soy profesional de Sistemas, estamos muy solicitados, y constantemente recibo ofertas de trabajo que, en general, rechazo. Sin embargo, esta vez, me llamaron de una empresa americana (un ideal personal mío poder trabajar en ella), por lo cual, acepté las entrevistas, avancé en el reclutamiento y finalmente fui seleccionada para el puesto. A partir de ese momento, me sentí con una gran angustia.
¿Qué me convenía? Quedarme en una empresa argentina, con algunos años de antigüedad, con buen ambiente de trabajo, reconocimiento profesional, relativamente buenos beneficios y sueldo más o menos acorde al mercado o entrar en una empresa americana, con un 40% de incremento salarial + bonus anual, pero sin conocer el ambiente, el jefe, y la empresa en sí…
Me tomé unos días para decidir, pidiéndole ayuda al Espíritu Santo. Y fue entonces que, hablando con una amiga, me comenta que Nico, un amigo en común, había estado trabajando en esta empresa y me podía dar una opinión de su experiencia de trabajo en ella. Excelente noticia, pensé. Y enseguida me contacté con él. Fue muy amable y sincero, me hablo del ambiente de trabajo, de la política de aumentos de sueldo, del bonus, de los beneficios y, sobre todo, su experiencia profesional en ella.
Finalmente puse todo en la balanza, remuneración, beneficios, ambiente de trabajo, proyección laboral (si se puede tener), relación con el jefe… y decidí quedarme en donde estoy trabajando.
Desde mi punto de vista, el haberme enterado a tiempo que Nico había trabajado allí, pudiéndome transmitir su experiencia, justo en el momento preciso, fue la mano de Dios, para ayudarme a decidir.
Dios, no me coartó la libertad, yo decidí, después de todo, pero creo que me orientó para elegir el mejor camino para mí.