Una reflexión en los 70 años de ACDE
Cuando una institución como ACDE llega a un aniversario redondo, surge la necesidad de volver a su pasado. Y salvo para quienes están especialmente interesados en la historia, éste resulta un movimiento inquietante. “Miremos para adelante”, “la historia está bien, pero lo importante es el presente y sobre todo el futuro”… Casi como si se tomará literalmente aquello de Jesús, “dejen que los muertos entierren a sus muertos”, con el que rechazaba toda excusa para la radicalidad del seguimiento. Está la tentación de pensar que no hay link, no hay vínculo entre aquel pasado y aquellos hombres, con nuestra realidad presente.
El Papa Francisco no piensa así. Y en cada ocasión que puede, hace referencia al valor de la memoria. En noviembre pasado, sin ir más lejos, fue a celebrar misa en el Hospital Gemelli para la ocasión de los 60 años de la inauguración del Policlínico universitario. Su homilía y algunas de sus frases nos vienen bien al momento de iniciar este año de “re-cordación” de los 70 años de nuestra Asociación.
“Recordar significa ‘volver con el corazón’. En las prisas de hoy, entre miles de carreras y continuos afanes, estamos perdiendo la capacidad de volver al corazón, es decir, el recuerdo, la memoria. Sin memoria se pierden las raíces, y sin raíces no se crece. Nos hace bien alimentar la memoria de quien nos ha amado, sanado, aliviado”.
“Pero ¿cómo funciona nuestra memoria? Simplificando, podemos decir que recordamos a alguien o algo cuando nos toca el corazón, cuando se liga a un afecto particular o a una falta de afecto.Entonces, el Corazón de Jesús cura nuestra memoria porque nos lleva al afecto fundacional. La enraíza en una base más sólida. Cada vez que escuchamos al Corazón, nos descubrimos ‘enraizados y fundados en la caridad’, como dijo el Apóstol Pablo”.
También podemos cultivar entre nosotros el arte del recuerdo, haciendo tesoro de los rostros que encontramos.Son recuerdos de amor y ayudan a nuestra memoria a encontrarse a sí misma. Que nuestra memoria se encuentre a sí misma. Una palabra fraterna, una sonrisa, una caricia en el rostro: son recuerdos que se quedan dentro, que hacen bien al corazón. ¡No olvidemos la terapia del recuerdo! Hace mucho bien”*.
En la mirada del Papa, la memoria es volver con el corazón al “afecto fundacional”.Y esto me hizo recordar a aquello que, en el Apocalipsis, el Espíritu le dice a las iglesias: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, y haz las primeras obras” (Ap. 2,2 y ss)
Recordar es la primera tarea del que lleva muchos años trabajando arduamente, para poder volver al primer amor. Por eso el Papa incluso habla de una “terapia del recuerdo”. El recuerdo hace bien al corazón. Nos permitirá “atesorar”(hacer propio el tesoro) rostros, personas, acontecimientos en los que -aunque de una manera misteriosa pero real, como la sabia que nutre todo el árbol desde su raíz y hasta la última hoja- hemos sido amados. Si. Quienes están hoy en ACDE joven, por ejemplo, fueron amados por quienes la fundaron hace más de 30 años. Todos hemos sido amados por aquellos 67 fundadores y en sus rostros, sus historias, sus palabras, sus reflexiones, sus obras, nos sentiremos convocados a volver con el corazón al “afecto fundacional”, que es como volver el primer amor: llevar el mensaje de Cristo y los valores del pensamiento socialcristiano a todos los hombres y a todas las empresas, con la misma pasión con que tantos hombres y mujeres han vivido su pertenencia a ACDE a lo largo de sus 70 años de historia.
*Extractos de la homilía que pueden ayudarnos a esta reflexión. Se puede consultar haciendo clic acá.