Entrevistado en diciembre 2021
Juan Pablo Simón Padrós: Juan, muchísimas gracias de vuelta, es un placer estar acá con vos, gracias por aceptar la invitación de conversar y poder recordar de alguna manera ese periodo que te tocó liderar nuestra institución, que fue bastante reciente, así que va a ser súper interesante.
Juan Manuel Vaquer: Gracias a ustedes por invitarme.
JPSP: La primera pregunta tiene que ver con cuáles fueron esos principales desafíos que la coyuntura de esos años, esos tres años que te tocó vivir como presidente de ACDE, cuáles fueron esos desafíos que le plantearon a ACDE esa coyuntura cuando vos tuviste que presidirla.
JMV: Como vos bien dijiste Juan Pablo, fue un periodo bastante reciente, así que no les va a sorprender que lo que yo vi como desafío son desafíos que posiblemente continúen siendo desafíos importantes. Yo los pienso, los ordeno en mi cabeza como desafíos externos e internos, si querés. Y externamente yo creo que los dos principales desafíos que nos tocó en la coyuntura, el primero es una sociedad agrietada, una sociedad donde resulta muy difícil construir consensos, consensos sobre el modelo del país que queremos, y una sociedad que no consigue construir consensos básicos es muy difícil que avance. Y ACDE está inmersa en ese contexto y creo que está dentro de los propósitos de ACDE intentar luchar para eliminar esa agrieta. Pero eso lo pondría como uno de los principales desafíos externos. Y el segundo externo también es de alguna manera cultural, que es una sociedad con un porcentaje grande de gente que no ve en la empresa privada una herramienta de solución para el problema de la pobreza. No son todos, pero hay un porcentaje grande de la sociedad, incluyendo de sus dirigentes, de sus dirigentes políticos, sindicales, hasta me animo a decir en algunos casos empresariales, que ven en la empresa más parte del problema que parte de la solución. Y eso se termina traduciendo en regulaciones inadecuadas para el desarrollo de las empresas, en un contexto muy difícil para que las empresas se desarrollen. Y más las empresas virtuosas, las empresas basadas en valores como las que queremos. Y eso para mí son los dos grandes desafíos de una manera cultural externos de la coyuntura. En cuanto al interno, posiblemente es más simple, pero yo los que veía como los principales desafíos internos, uno era avanzar sobre lo ya construido. Yo me encontré con un ACDE, una organización muy buena, muy profesional, muy organizada. Pero creo que siempre está el desafío de llevarla un pasito más hacia que sea una institución que pueda establecer mejor sus prioridades, que pueda utilizar mejor los recursos escasos que tiene todo este tipo de organizaciones. Entonces, el desafío de continuar en la institucionalización, de continuar con los procesos, continuar fijando prioridades, etcétera. Y el otro, que es un desafío permanente de este tipo de instituciones, y que en ACDE no escapa eso, es el tema de atraer y retener socios. Pensando sobre todo en socios jóvenes, en socias mujeres. Esos son los cuatro principales desafíos que tocaron en la coyuntura.
JPSP: Bueno, fueron recientes esos años, pero distintos en el contexto, sobre todo con la pandemia, la cuarentena acá en nuestro país, pero ¿qué similitudes ves entre esos años y los que nos están tocando ahora? ¿Ves alguna similitud? ¿Ves alguna diferencia?
JMV: Veo muchas similitudes, veo muchas similitudes. Estos que yo plantee, los externos, sobre todo, son desafíos culturales en gran medida, y las culturas no cambian de un día para el otro. Así que, además, yo diría que parados hoy posiblemente estén más agudos esos desafíos. Sí creo que ACDE, por su propósito, por sus características, por su naturaleza, tiene un rol muy importante a jugar para producir, acelerar esos cambios culturales que necesitamos. Pero los veo todavía ahí presentes.
JPSP: Y con respecto a que esto tiene que ver quizá con lo cultural, ahora específicamente para el mundo empresario, ¿cuál crees que es esa toma de conciencia del empresario con respecto a su rol de dirigente? Y comparado también con hoy, y comparado con cuando vos fuiste presidente, ¿qué pensás que es esa toma de conciencia del mundo empresario o de los empresarios con respecto a su rol de dirigente?
JMV: Mira Juan Pablo, lo primero que a mí me gusta destacar es que siempre cuando uno habla de los empresarios, es muy difícil, porque son generalizaciones donde es imposible abarcar en una generalización de ese tipo todo el universo empresario y uno sería injusto. Creo sí que esta crisis tan profunda que viene viviendo nuestro país desde hace muchas décadas, cuyo síntoma principal probablemente sea el altísimo nivel de pobreza, el altísimo porcentaje de gente de la sociedad, sobre todo los más jóvenes que viven debajo del nivel de pobreza. Creo que esa tremenda profundización de la crisis y sensación de que no salimos, de que no salimos, a mucha gente le hace que decida asumir un rol dirigencial, un rol de participar, tal vez como última posibilidad. No queda otra, no tengo la vocación, pero me tengo que involucrar de alguna manera. Ese es el lado bueno, la parte positiva de esta cosa mala. Pero también quiero ser realista, también hay muchos otros que están cansados, están agotados y que bajan los brazos y que buscan horizontes en otra parte. Vemos muchos jóvenes que se quieren ir, vemos empresarios, empresarios con experiencia que deciden cerrar sus empresas, dedicarse a otra cosa. Entonces tenés esa dicotomía, tenés quienes, ante esa dificultad, ante esa sensación de crisis casi terminal dicen, bueno, aunque no tenga vocación dirigencial yo me voy a meter, me voy a involucrar. Y tenés a los otros que bajan los brazos y abandonan el barco. Y de nuevo, ahí yo creo que ACDE tiene un rol importante para jugar, para estimular a aquellos que están viviendo esta situación a que tomen ese rol dirigencial. Tenemos que dar el ejemplo, invitarlos a hacer partícipes, a salir de la tribuna y entrar a la cancha. Y eso desde hace muchos años en ACDE lo tratamos de hacer y creo que nos toca seguir profundizándolo. Yo soy esperanzado, yo creo que me gusta más la palabra esperanzado que optimista. Yo tengo esperanza de que posiblemente esta profundización de la crisis haga que empecemos a torcer el rumbo, a encontrar el punto de inflexión y cambiar. Es una esperanza no ingenua, creo que está basada en que es imprescindible que trabajemos mucho para eso. Mucho para eso y con foco y no solamente desde ACDE, sino asociándonos con otros, etcétera.
JPSP: En el plano personal, ¿cuáles fueron tus mayores aprendizajes como presidente de ACDE?
JMV: Es una muy buena pregunta, y a ver, vos lo sabés bien Juan Pablo, yo llegué a la presidencia de ACDE sin haber integrado comisiones en ACDE, sin haber integrado el consejo y ninguno de los órganos de gobierno de ACDE. De alguna manera muchos me habrán calificado y con justo motivo como un paracaidista. Entonces cuando uno llega a una organización así, son infinitos los aprendizajes, porque hay tanta cosa para aprender. Ahora, si yo tengo que elegir entre qué es lo que creo que han sido los aprendizajes más importantes, no los he visto tanto en cuanto a la conducción. Yo tenía experiencia conduciendo organizaciones empresariales, inclusive conduciendo ONGs. Me había tocado presidir ONGs importantes como la Cámara Americana, etcétera. Pero ACDE tiene una cosa muy especial. ACDE tiene ese costado, ese lado espiritual tan fuerte. Yo creo que mis aprendizajes mayores fueron desde lo espiritual. No tanto desde lo organizacional, desde la conducción, sino desde lo espiritual. A mí me tocó, metiéndome en ACDE tan profundamente, me tocó convivir con mucha gente que vivía su espiritualidad de una manera que yo considero admirable, mucho más profunda, de una manera absolutamente compatible, que no tenía una espiritualidad para lo privado y otra para su trabajo, sino que era sólo una. Yo aprendí mucho de ellos, y aprendo mucho de ellos. Intenté e intento imitarlos. Eso, yo diría, ni antes ni después de pasar de la presidencia de ACDE, fue un fortalecimiento de convicciones espirituales.
JPSP: Nos comentaste de esa gente de ACDE que ayudaba a esto. ¿A quiénes recordás especialmente de esos socios colaboradores de esos años que te ayudaron, que te acompañaron? ¿Cuál era su dinámica de trabajo? ¿Cómo trabajaban en conjunto? ¿Cómo hacían equipo?
JMV: Yo siempre digo que una de las cosas que más disfruté de mis tres años de ACDE fue la interacción con los socios. A mí me tocó ser presidente pre-pandemia, así que tuve el privilegio de poder tener mucho contacto presencial con los socios. De hecho, teníamos aquellos que se llamaban, tenían un nombre rimbombante, eran almuerzos institucionales que se hacían mensualmente y que me permitió durante los 36 meses almorzar con prácticamente todos los socios. Muy pocos no pasaron por esos almuerzos. Así que ACDE tiene una riqueza en sus socios extraordinaria. Ayer comentaba en una reunión que yo siempre digo que ACDE es una organización modesta desde el lado de sus recursos materiales, pero extraordinariamente rica desde el lado de sus recursos humanos, pensando en esos socios que tiene. Así que hay muchos que colaboraron muchísimo, desde mil cosas, voluntariados, cientos de socios que participaban. Por ejemplo, en el premio Enrique Shaw, siendo parte de jurados, siendo del equipo organizador, siendo los veedores de los casos, etcétera. Pero si tengo que destacar algunos, destacaría dos grupitos de socios que han sido especial colaboración y que yo he admirado mucho. Uno, los que durante mi mandato les tocó presidir el Encuentro Anual. Y me gusta nombrarlos. El primero que lo heredé de vos, Juanpi, que era Roberto Murchison. Vos le pediste a Roberto que presidiera y a mí me tocó ya asumiendo. Así que yo estuve a caballo en ese encuentro. Después estuvo Santiago del Sel, después estuvo Martín Otero Monsegur y después estuvo Silvia Torres Carbonell. Silvia Torres Carbonell fue el opuesto. Yo le pedí que presidiera y después le tocó a Gonzalo ser presidente de ACDE cuando se realizó el encuentro. Pero porqué los menciono especialmente a ellos: esos nombres todos los conocemos y sabemos que son gente muy ocupada, muy ocupada y que todos tenían la posibilidad de manera muy elegante y justificada de agradecer el nombramiento, pero excusarse. Y todos dijeron que sí, lo aceptaron. Y no solamente lo aceptaron, sino que le dedicaron, ustedes saben lo que demanda en cuanto a tiempo, en cuanto a dedicación, en cuanto a esfuerzo, en cuanto a concentración, organizar y llevar a cabo un encuentro. Entonces yo creo que son socios que especialmente contribuyeron y me parece bien destacado. Y el otro grupito de socios que también me gustaría mencionar especialmente es un grupo que trabaja muy silenciosamente, muy humildemente, que casi no se los ve. Pero son aquellos que organizaban esos almuerzos institucionales. Guillermina Rocabado Castro, Mariano Romero… y parate que no me quiero olvidar, Gabriel Shinji. En ese momento eran ellos tres. Con una sencillez y una humildad ellos buscaban pasar desapercibidos. Pero ellos eran los que pensaban los almuerzos, los que se ocupaban de llamar a la gente, los que organizaban los grupos para que los grupos sean diversos, para que se genere este diálogo. A mí me ayudaron muchísimo porque ellos fueron el vehículo, por supuesto, apoyados con gran eficiencia por el staff de ACDE. Agustina Degano en ese caso era la persona dentro del staff que ayudaba. Pero son dos grupitos por los cuales tengo especial agradecimiento por la ayuda que me brindaron esos tres años. Bueno, toda gente en primera.
JPSP: Juan, mencionaste el staff de ACDE. ¿Qué recordás de tu directora ejecutiva durante esos años y sobre todo de nuestro asesor doctrinal, de Daniel, durante esos tres años?
JMV: Mirá, dos piezas claves. Nuestro asesor doctrinal, a él le gusta más el título de asesor espiritual. Él habla de asesor doctrinal, así que vamos a atenernos al estatuto. Padre Daniel Díaz. Yo no lo conocía. Y me llevó algún tiempo conocerlo porque el padre Daniel es una persona de perfil bajo. Yo me animaría a decir que debe ser bastante tímido. Es de escuchar mucho y de hablar poco. Pero cuando habla, prestale atención. Es muy sabio. Yo aprendí muchísimo de él y me ayudó muchísimo. Nos orientaba. Conoce los desafíos del mundo empresario. Le toca también gerenciar colegios con toda la complejidad. Y colegios grandes con toda la complejidad que tiene eso. Es una persona muy valiosa. Siempre a disposición. No faltó. Yo creo que tenía la presencialidad mejor en la mesa ejecutiva y en el Consejo. La tenía él. Además, estaba con las misas y organizaba las misas también en las oficinas de ACDE. Fuéramos muchos o poquitos. Su sabiduría. Muchas veces cuando discutíamos acaloradamente temas y nos dejaba discutir, después él daba una palabra. A veces nos decía, este tema me parece que no es para ACDE. Muchas veces nos estábamos entusiasmando y nos íbamos por las ramas. Así que un gran apoyo.
La directora ejecutiva, Ana Pico, lo contrario del padre Daniel. A los cinco minutos la conocía porque es un terremoto, es explosiva, es extrovertida. Da su opinión. Tiene una sonrisa encantadora que ojalá nunca la pierda. Disentíamos muchísimo. Teníamos opiniones muy diferentes en una cantidad de cosas. Pero supimos dialogar. Creo que el tener opiniones diferentes en muchos de los temas nos enriqueció a ambos. Y creo que intentábamos siempre buscar lo que creíamos que era mejor para ACDE. Esa síntesis. Me divirtió mucho trabajar con Ana. Creo que es una persona divertida. Creo que ella también se divertía trabajando conmigo. Y creo que, si tengo que decir una característica esencial de Ana, es que es una persona que quiere mucho a ACDE. Se puede tener un ejecutivo absolutamente involucrado y compenetrado, pero que no le tenga especial cariño a la empresa o a la institución. Ella le tiene un genuino cariño a ACDE y busca lo mejor para ACDE. Así que también una pieza clave. Y fue de gran ayuda para mí. Como dije antes, llegaba medio plegando el paracaídas, sin un gran conocimiento de la institución.
JPSP: Juan, pensando ahora hacia afuera de ACDE, que fueron años también de mucha actividad que tuvimos para afuera, que vos nos impulsaste a tenerlo. ¿Cuál fue esa actividad con otras instituciones? ¿Cómo trabajamos con otras instituciones en esos años que estuviste presidiendo? ¿Quiénes fueron esas instituciones?
JMV: Una de las cosas fue continuar trabajando como una de las instituciones fundadoras del Foro de Convergencia Empresarial. Ahí lo fácil era continuar el trabajo que habían iniciado Pablo Taussig y vos, Juan Pablo, que habían llevado a que ACDE sea una de las instituciones fundadoras. Y además que el peso de ACDE dentro de ese grupo fundador era una voz muy escuchada, muy valorada. A mí me tocó darle continuidad a eso, que me parece importante. Fueron años donde… Además, lo vivimos juntos, ¿no? Lo viste más del lado de Amcham. Claro, bueno, a mí me tocó ser parte del grupo fundador desde otra institución. Pero ACDE, ustedes hicieron que ACDE jugara un papel muy relevante. Bueno, perdoname, fue un poco más fácil para ACDE porque había varios socios de ACDE dentro de ese grupo fundador. Entonces para nosotros fue un poco más fácil. Me entendía mucho con vos porque éramos socios de ACDE y compartíamos muchas cosas. Y Pablo también, obviamente. Y bueno, el Foro yo considero que sigue siendo una herramienta importante durante los años que a mí me tocó, que fueron años donde había un gobierno, yo diría, más pro-negocios. El Foro tuvo su crisis de identidad, su cuestionamiento de decir, bueno, ¿para qué estamos? Porque el Foro de Convergencia Empresarial, vos lo sabes muy bien, nació más como un arma de defensa ante agresiones. Y cuando a uno le sacan la agresión, a veces uno se pregunta, bueno, ¿y para qué estoy? Si yo era como una especie de escudo, ¿necesito seguir teniendo un escudo? En esos años nos tocó repensar el Foro. ACDE cumplió un rol importante ayudando a repensar el Foro. Y hoy el Foro está de nuevo, de alguna manera, operando más como escudo. Y creo que debe tener los dos roles. Tiene que ser un poco un escudo para prevenir los ataques al mundo empresarial y también tiene que ser una herramienta para pensar hacia el futuro, pensar estratégicamente y contribuir a cerrar aquella grieta y a generar un modelo de país. Esa fue una de las instituciones.
Y fue para mí muy importante, y esto para mí fue también de alguna manera una cosa novedosa, es la relación con la jerarquía eclesiástica. Muy importante para ACDE, obviamente. Muy importante. Yo diría que si ACDE debe tener un socio estratégico es la jerarquía eclesiástica. Y esa es una tarea infinita, ¿no? Es la tarea de conocerse más. Son dos mundos que se conocen poco. Y yo creo que se conocen poco de ambos lados. La jerarquía eclesiástica no tiene mucho conocimiento del mundo empresarial. Obviamente por justos motivos, porque tienen una agenda tan ocupada que no les da para estar… Y los empresarios también a veces partimos de prejuicios y de desconocimiento. Bueno, también en ACDE se viene haciendo desde hace muchos años, y creo que hay que continuar profundizando, tender puentes, conocerse más, generar lazos de confianza, porque definitivamente es un socio estratégico con el cual debemos trabajar para impulsar los valores cristianos en el mundo empresarial. En esa línea también menciono a la UCA. Yo tengo la convicción de que la UCA tiene que ser otro socio estratégico, hasta por motivos históricos, dado que ambas instituciones son contemporáneas en cuanto a su fundación, y de alguna manera fueron fundadas por un grupo de gente… Enrique Shaw fue fundador de ambas, estaba en los dos grupos que ha fundado, y creo que son instituciones que no compiten, se complementan. Intentamos hacer algunos proyectos en conjunto, no todos fueron fáciles, no todos fueron exitosos, pero creo que fuimos consolidando una relación un poco más profunda, que nos permite hoy estar trabajando con la UCA en un proyecto de largo plazo, con la iglesia, sobre el tema de transparencia. Recuerdo como un proyecto que iniciamos en la UCA, unos diálogos sobre el compromiso personal empresario. Y lo hicimos a propósito de la UCA, la UCA nos dio las facilidades físicas, porque teníamos la esperanza de que vinieran muchos jóvenes a ese debate. Pero eso no nos salió tan bien, no vinieron tantos jóvenes. Usamos las lindas instalaciones de la UCA, pero los que vinieron eran más los socios de ACDE… por ahí se falló en la difusión interna, pero bueno, creo que también hay que seguir profundizando.
Y por último, una organización que no me gustaría no nombrarla, es una organización más pequeña, pero que nos ayudó mucho, fue una ONG que se llama Aportes de Gestión, que se dedica a ayudar a otras organizaciones sin fines de lucro, sobre todo en temas estratégicos, y ellos durante un año más o menos estuvieron trabajando con nosotros para ayudarnos también a pensar ACDE, a pensar estratégicamente, a confirmar muchas cosas que veíamos como propósitos, como objetivos y eso, y a revisar algunas otras, y ellos lo hicieron con gran generosidad. Pusieron consultores que nos ayudaron, siempre es bueno tener un consultor externo que te ayuda en los procesos, así que Aportes de Gestión también fue un ayudado estratégico.
JPSP: ¿Qué huella te hubiese gustado dejar en ACDE en esos tres años?
JMV: Mira, son todas muy buenas preguntas Juan Pablo, yo diría una huella que espero haber dejado, una que espero haber dejado, espero que quien me sucedió haya recibido un ACDE un poquito más capacitado para llevar a cabo sus objetivos y sus propósitos de lo que yo lo recibí. ¿Por qué? Porque creo que toda persona que le toca presidir una institución tiene que mirar eso. Si yo recibo esto, yo lo que recibí estaba muy bien, pero mi obligación era llevarlo un pasito más, que pueda ACDE que esté más apta por sus organizaciones, por sus procesos, por sus proyectos, por sus vínculos, estar mejor parada para llevar adelante sus objetivos. Objetivos que, si nosotros miramos hoy, yo siempre me preguntaba, ACDE fue creada hace casi 70 años, van a ser 70 el año que viene, ¿será que el objetivo para el cual se creó sigue estando vigente? Y yo lo revisaba y decía, no solamente está vigente, sino que posiblemente hoy esté más vigente que hace 70 años. Entonces, espero que tal vez haya recibido un ACDE en buenas condiciones para lograr sus objetivos.
Otra cosa que tal vez me hubiese gustado dejar más, y creo que lo pongo en el debe, es haber podido identificar más y mostrar más a los Enrique Shaws de hoy. Yo creo que ACDE tiene el privilegio de ser un Enrique Shaw, pero también tiene que haber Enrique Shaws de hoy. Que pueden ser individuos, es difícil decir esta persona, José Pérez, pero por ahí proyectos determinados, empresas determinadas, y en eso yo siempre pensaba que deberíamos hacer más, y creo que eso me quedó pendiente y me hubiera gustado hacer más. Y creo que ahí tenemos el premio Enrique Shaw, que es una cantera de proyectos y cosas que tenemos que aprovecharla mucho para eso. Porque necesitamos, como hablaba en la primera pregunta, para ayudar a hacer ese cambio cultural, que la empresa no sea vista como parte del problema, sino como parte de la solución, necesitamos mostrar ejemplos a ser imitados.
Tristán Rodríguez Loredo: Juan, mi pregunta tenía que ver justamente con lo que mencionabas recién, acerca de los desafíos que vos creés que tiene ACDE hoy. Si bien tres años es poco tiempo para dimensionar un antes y un después, pero seguramente en nuestro país con la intensidad que se viven, y a vos te tocó una época también de crisis del contexto. Mirando con nuestra retrospectiva, ¿cuáles son los desafíos que interpelan a ACDE como institución?
JMV: A ver, para mí uno de los grandes desafíos que hoy se vive, y creo que el grupo de ACDE Joven dio en la tecla cuando hizo su último encuentro anual y eligió el tema. Y ellos decidieron que el tema amargo era la esperanza. La esperanza es una virtud muy importante, es una virtud que nosotros tenemos que promover, y es una virtud que está en crisis en muchos sectores de la Argentina, sobre todo pienso en los jóvenes. Entonces creo que uno de los desafíos es cómo actuar como institución para promover la esperanza, esperanza que nos dé esa energía para producir los cambios, para estimular los cambios que se necesitan en un contexto tan difícil. En un contexto tan difícil. Ese creo, posiblemente hoy sea el principal desafío que yo veo. Y el segundo sigue siendo el mismo, la grieta, cómo rompemos la grieta, cómo construimos puentes, cómo hacemos para lograr desde ACDE promover acuerdos sobre un modelo de país, un modelo de país que podamos construirlo, que empujemos todos para el mismo lado. Y eso requiere que empecemos por aprender a dialogar entre nosotros, inclusive internamente, en ACDE se dialoga muy bien, creo que somos un ejemplo, pero tenemos que profundizar más, uno no puede pretender que los otros hagan lo que uno a veces, escucharnos, ser abiertos, ser inclusivos, que nuestras empresas, yo siempre digo que nosotros debemos hacer que nuestras empresas sean un reflejo en chiquito del país que queremos. Si yo quiero un país con inclusión, si yo quiero un país con justicia, si yo quiero un país donde el centro sea el hombre, si yo quiero un país con valores, mi empresa, mi metro cuadrado, sea grande, mediana o pequeña, tiene que ser un reflejo de ese país que yo quiero. No me gusta pedirles a los otros lo que yo no estoy dispuesto a hacer yo.
TRL: Juan, justamente hablaste de esperanza recién, te quería preguntar si alguien te pudiera preguntar por algún sueño, alguna ilusión que tuvieras, con respecto a ACDE también, para un futuro cercano, ¿cuál sería?
JMV: Bueno, yo quiero una ilusión muy práctica, yo quiero un ACDE al cual los jóvenes quieran pertenecer. Cuando hablo de los jóvenes, hablo de la generación de mis hijos, de los que están entre los 20, los 30 o los 40, que sea aspiracional para un joven ser parte de ACDE. Es un sueño, una ilusión. Se puede, creo que se puede. Requiere mucho trabajo, requiere mucha dedicación, requiere mucha comunicación. Estamos aprendiendo muchísimo en ACDE a comunicar, requiere acostumbrarse a diálogos diferentes, a mecanismos diferentes, pero que sea aspiracional para un joven. Si vos estás en ACDE, yo
quiero estar en ACDE, yo quiero ser parte. ¿Cómo hiciste para ser parte? Esa es una linda ilusión, un lindo sueño que tengo.
TRL: Y, por último, Juan, si vos pudieras, si el próximo presidente, no el actual, el próximo presidente, que no sabemos quién va a ser de ACDE, te hiciera preguntar a que le dieras algún consejo, o que le transmitieras algo. ¿Qué sería eso?
JMV: Yo le diría, lo primero que le diría es, mira, tomate el tiempo y escuchá los podcasts que Tristán y Juan Pablo se ocuparon de grabar, porque está bueno que escuchen su podcast. A los 13 que pasaron antes, eso siempre ayuda. Y después le diría, mira, disfruta mucho esos tres años, es un privilegio, es una oportunidad única. Vas a recibir, y es cierto, esto no es una frase hecha, vas a recibir mucho más de lo que vas a dar. Vas a recibir mucho más de lo que vas a dar. Y estate seguro de que en ACDE tenés infinidad de recursos, infinidad de recursos. Trabajá para utilizar bien esos recursos. Tratá de no ser excesivamente presidencialista. Tratá de aglutinar, de que la gente… Porque solo te vas a convertir en un cuello de botella. En cambio, si podés utilizar bien los recursos que tenés a disposición, el impacto puede ser mucho mayor.
TRL: Muchísimas gracias.
JPSP: Un placer, nuevamente, poder compartir esto con vos, Juan.
JMV: Bueno, yo les agradezco muchísimo, les agradezco la iniciativa, y además que siempre es un gusto hablar de las cosas de ACDE y hablar con ustedes, además. Así que, muchas gracias.