¿Qué crees debes sanar? Lo que nos abruma y nos roba el sueño. Por ello, nos sumergimos en la búsqueda de encontrar a alguien que nos devuelva la serenidad y el sueño.
Hubo un tiempo que fui hermoso
Y fui libre de verdad
Guardaba todos mis sueños
En castillos de cristal». (1)
Leda Bergonzi, una mano que encuentra a quien sufre, colmó de personas el sábado 18 de mayo de 2024 el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes de Santos Lugares en la Provincia de Buenos Aires. Centro neurálgico de lo que hace 40 años fue una zona de empresas de clase media argentinas pujantes y llenas de sueños.
La historia humana nos recuerda que hasta los imperios han tenido sus tiempos de gloria y ocaso, lo efímero es lo normal, lo eterno solo pertenece a Dios (2).
La fila se arma y tú estás allí con todo tu ser esperando que la mano de Leda se pose sobre tu cabeza y Dios escuche todo lo que llevas en tu corazón, todo aquello por lo que dormir se ha vuelto un trabajo pesado.
¿Por qué un sanador? Porque es lo que buscamos.
Cuenta el relato de los evangelios que Jesús se encontraba predicando lejos de los poblados y una muchedumbre había ido a su encuentro. Los apóstoles, viendo que ya era tarde, le avisan a Jesús que la muchedumbre ya no podría procurarse alimento en los pueblos cercanos, entonces Jesús les pregunta cuánto alimento tenían allí, solo tenían 5 panes y varios pescados. Jesús no solo reza a Dios para obrar un milagro, como Leda reza a Dios en la Misa pidiendo que escuche nuestras necesidades, Jesús también pide que los apóstoles organicen a la muchedumbre en grupos de 50 y de 100. Pide también que los apóstoles repartan la comida. Finalmente, el relato cuenta que todos quedaron saciados y sobraron canastas con alimento (3).
Ese sábado todo sucedía entorno a la Misa, de ese tiempo que se busca a Dios. No había “ni panes ni pescados”, solo la palabra y la voz que la llevaba.
La ayuda de Dios y el milagro no obran sin nuestra disposición a buscarlo y recibirlo. Dios no hizo llover el alimento, la muchedumbre no se amontonó junto a Jesús por una rodaja de pan y pescado. Jesús propuso lo que cualquier empresario hace todos los días para producir: Recursos y Logística.
Pero Jesús, antes propuso la palabra, Leda también, porque para saciarse y sanar, primero es necesario dar lugar a nuestra espiritualidad.
¿Por qué? Nuestra realidad está gobernada por la escasez, pues todos los bienes del universo son efímeros. Solo Dios puede superar esta limitación de la escasez, es desde nuestra dimensión espiritual que alcanzamos esa riqueza de Dios. Por eso Leda posa su mano sobre tu cabeza en el entorno de la Misa, tiempo de nuestro encuentro espiritual, cuando superar la escasez de nuestra realidad física es posible.
También en el evangelio encontramos este orden: Jesús, antes de comenzar su obra, caminó 40 días en el desierto. Primero el encuentro espiritual (4).
Hace 40 años, cuando participaba de la Juventud de la Acción Católica, se debatía este orden. Si primero debía saciarse el hambre de comida de las personas o el espiritual. ¿Cuál importa más? No es cuál prima, porque Jesús procuró saciar lo espiritual y lo humano el mismo día. Pero, en el orden propuso primero la palabra.
Las Iglesias tienen el llamado a llevar a descubrir al ser humano su dimensión espiritual, a ayudarnos a encontrar a Dios. Prima en las manos de los sacerdotes / pastores / rabinos / imanes el llevar a nuestro corazón la palabra y voz de Dios, de ser el nexo para que podamos descubrir toda la dimensión humana, no solo la física.
En 2023 tuvimos nuevamente la oportunidad de votar y mantener la vida de la República. Así nos pusimos en la fila y llegamos a la “urna”. Esta vez la mayoría optaría por un “sanador” distinto, disruptivo, con una voz agitada. Una propuesta de un nuevo proyecto de vida. Ya en su primer discurso sorprende porque primero habla de la dimensión espiritual para sanar y emprender. No lo hace como un asceta, sino como miembro de la sociedad.
Quiebra los fundamentos que se impusieron estos últimos 40 años en la política, y que dieron nacimiento a la “clase social política”, volviéndolos “ascetas” en la República. Desde sus palabras se desprende una nueva propuesta para quien elige la responsabilidad de ser político, le impone adquirir el sustento moral que prime sus acciones.
Así, también propuso a Moisés como ejemplo. Aquel que de la mano de Dios llevó durante 40 años al pueblo hebreo a una nueva era. Moisés no fue un profeta libre de sus propios errores, así fue como, se le negó ver la “Tierra Prometida”.
Caminando en la fila, a la espera de la mano sanadora: ¿Qué debemos sanar primero? Como respuesta podemos conjeturar que el orden y la primacía se encuentra en la responsabilidad que elegimos para vivir. A caso, ¿los sacerdotes / pastores / rabinos / imanes deben compartir “la clase social de la política”? ¿Es su misión construir una República dogmática o Iglesias políticas?
El relato bíblico del Génesis, cuando Adán y Eva aún gozaban de su estancia en el paraíso, dice que ellos “trabajaban para su sustento”(5), no vivían de la abundancia, sino de su esfuerzo y así los panes y los pescados alcanzaban para todos. Adán y Eva tenían una responsabilidad con el Edén.
Dios, a través de la palabra revelada, no propone la “magia”, nos invita a que los empresarios emprendamos, los políticos hagan posible que los ciudadanos puedan ser emprendedores, las Iglesias sean el nexo para el encuentro espiritual, y los ciudadanos, con nuestro trabajo y esfuerzo, hagamos posible la República.
¿Qué necesitamos sanar?
Referencias
- “Canción para mi muerte”, Carlos Albeto García, Sui Generis, https://youtu.be/CtWVrRqNlzQ?si=ECLzCUnxPtJcIhmV
- «Verum ipsum actum», Gianbauttita Vico, 1668-1744
- Evangelios, Mateo 14, 13-21 – https://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PUO.HTM | Evangelios, Marcos 6, 32 – 44 – https://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PV8.HTM
- Evangelios, Mateo 4, 1-11 – https://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PUE.HTM
- Biblia, Genesis 1, 26-31 y 15 – https://www.vatican.va/archive/bible/genesis/documents/bible_genesis_sp.html